Owl había dormido como nunca antes en sus cinco siglos de vida. Tan en paz, tan cálido con el cuerpo de Alex acurrucado contra él, sus corazones latiendo juntos a un mismo ritmo, y algo más, había algo más que Owl no sabía explicar.
Si fueran brujos ambos, Michael diría que eran sus magias reconociéndose, entrelazándose como sucedía ahora que su raza empezaba a menguar. Había una especie de telaraña de energía cuando dos brujos se encontraban y sus magias se sentían la una a la otra. Era como hilos tirando de ambos lados, uniéndose, se sentía casi físicamente, como chispas recorriendo la piel, las telarañas acariciando, pero también dentro, en el interior era más fuerte la sensación, era como pequeñas explosiones de energía expandiéndose, llenándolos, una mezcla de poder, una conexión entre dos seres.
Pero con Alejandro había sido algo diferente, más poderoso, algo que nunca había sentido, con ningún otro brujo o ser humano. Y mientras que, aunque no era doloroso, tampoco era placentero sentir el enlace entre las magias, con Alejandro, lo que sea que haya sucedido entre ellos, se sintió bien, correcto, como si algo hubiera hecho clic, encajando por fin, como dos piezas uniéndose, pero esas dos piezas no eran físicas. Lo que sea que se unió entre ellos, lo que sea que se entrelazó, era diferente, era en un plano superior.
Owl sólo sabía que pudo respirar tranquilo después de eso. Se sentía bien, demasiado bien, era de lo único que estaba seguro. Durmió en paz total, sus brazos rodeando el cuerpo de Alex, la cabeza de él sobre su pecho, sus piernas entre las de él. Ambos encajando perfectamente. Físicamente, y más también.
Owl despertó antes que Alejandro. Y, aunque definitivamente no quería separarse de él, decidió ir a darse una ducha rápida y cambiarse de ropa antes de preparar algo para desayunar. Subió a su recámara, pero antes de poder llegar al cuarto de baño, se sentó en su cama, cuando una imagen de Alejandro en el alféizar de una ventana parecida a esta llegó a su mente, hace mucho -desde el sueño premonitorio de los Madison- que él no tenía más visiones, ¿podría ser algo del futuro esto?
Tenía que serlo. No había otra explicación lógica. Sólo siendo sus visiones y sueños del futuro tendrían algo de sentido, aunque fuera un poco.
Con un suspiro se dejó caer sobre el colchón. Una de sus manos en su pecho, sintiendo su corazón acelerado, y un brazo cubriendo sus ojos. No se supone que esto se complicara tanto, al menos no más de lo necesario para recuperar a Robert. ¿Por qué tenían que sucederle tantas cosas inexplicables precisamente con Alejandro?
Un profundo suspiro se le escapó, y de algún modo lo supo antes de abrir los ojos y antes incluso de llegar a escucharlo. Aquello que entre ellos había pasado la noche anterior, o la madrugada anterior, ese enlace entre ellos se encendió cuando un adormilado Alex se acercó a él y terminó por entrar a la habitación.
Alex, con los párpados todavía pesados por el sueño, entró y se acercó a la ventana, donde la luz del amanecer ya se colaba. Cuando había despertado, se preocupó de no sentir a Owl junto a él, pero lo supo aunque no sabría decir por qué, no tuvo tiempo para el pánico, porque algo lo había guiado justo hasta el lugar donde él estaba.
No había timidez ni vacilación en él mientras entraba a su habitación y se detenía junto a la ventana. La luz del sol bañándolo de un dorado resplandeciente. Michael se apoyó en sus codos para mirarlo justo cuando Alex volteó hacia él.
Cuando Alejandro lo miró, su imagen bañada de luz mostrándose hacia él, Michael se quedó sin palabras. Era exactamente -o al menos demasiado parecido- como en el sueño que tuvo en el auto de Alex. Sólo que en el sueño él había despertado para encontrar una cama vacía y a su niño junto a la ventana, sólo hacían falta su bloc y sus lápices para completar esa imagen.
<<—Nunca estás sin mí -Alex había dicho cuando él se quejó de despertar sin él-. Ya nunca vas a estar solo. Estamos unidos para siempre. Estoy justo aquí. Y tenía que terminar esto...>>
Las palabras de su sueño le quitaron la respiración. ¿De qué había estado hablando Alejandro? ¿Era futuro o no? ¿Unidos para siempre, como en lo que fuera que se había conectado entre ellos, esa unión?
<<—Lo logré. Tengo tu alma por fin.>>.
<<—Eres la única alma que se me ha dado libremente. Puedes confiar en que voy a cuidarla como si fuera mía, más incluso.>>
—Ya es tuya -repitió Owl en voz alta, las mismas palabras que él respondía en su sueño después de esa confesión de amor.
Alejandro, que había estado diciendo algo que él no escuchó, se detuvo cuando él habló. —¿Qué? -su ceño levemente fruncido se borró cuando un rayo de luz se coló hasta la cama y tocó a Michael, iluminándolo desde los pies hasta la cabeza, uno de sus ojos pareció de oro por la luz, antes de parpadear a plata, una mezcla extraña de oro y plata.