Atrapa mi alma

Capitulo 50

—¿Así que tu mamá se llamaba alma?-Owl no podía creer lo obvio que estaba resultando todo esto. ¿Cómo es que había dejado pasar por alto tantos detalles y tan importantes?

Alejandro sonrió. 

Había tanto dolor alrededor de la muerte de sus padres que había llegado a olvidar que podía recordarlos con una sonrisa, que también había buenos recuerdos, momentos felices que podía atesorar en lugar de torturarse con imágenes de ellos sin vida y la rabia y el rencor por no haber podido hacer nada.

—Sí. Mi mamá se llamaba Alma, o al menos Alma en un idioma diferente al español. No recuerdo mucho, yo era sólo un niño, pero creo que ella tenía una obsesión con este tema. Con las almas, quiero decir.

Eso atrajo por completo la atención de Michael. Su cabeza se inclinó un poco hacia un lado y su ceño se frunció levemente. Hizo a un lado la laptop ya cerrada, tiró un poco del cabello húmedo de Alex entre sus dedos, pidiéndole sin palabras acercarse más. Él se movió hasta recargarse en la cabecera de su cama, mientras Alejandro se arrastraba para quedar sentado bastante cerca. —¿A qué te refieres exactamente con “obsesión”? ¿Qué tipo de obsesión tenía tu mamá con las almas?

La sonrisa de Alejandro seguía ahí. Por fin buenos recuerdos. Owl parecía traer sólo cosas buenas a su vida, parecía obra del destino –si es que tal cosa existía- que hubiera llegado justo a tiempo para salvarlo del derrumbe de su mundo. 

—Obviamente ella tuvo control del nombre que le pusieron, eso fue cosa de su propia madre, pero ella tenía esta idea de que las almas realmente existían, que era algo real, que todo podía ser real. Recuerdo aquella ocasión, ella me contó una historia demasiado interesante, aunque yo parecí olvidarla por un tiempo, olvidé que fue eso lo que me inspiró para ser lo que soy, lo que me trajo hasta aquí. Pero, además de esta historia, me dijo estas palabras que, aunque era sólo un niño, me han marcado lo suficiente para no olvidarlas: “¿Quién sabe que tanto hay en el mundo que no sabemos, Alex? El mundo, el universo, es infinito. Nunca dudes de nada ni seas cerrado de mente, no te pongas límites tú mismo” –había una mirada soñadora y una sonrisa mezcla de nostalgia y de orgullo cuando terminó.

Michael se sintió estremecer al recordar aquellas mismas palabras. Eso era lo que lo había hecho detenerse aquella vez, hace dieciséis años, cuando aquel niño ojiazul de voz chillona dijo “¿Crees en los brujos, mami?”, no había sido la historia sobre las almas lo que atrajo su atención, fue la pregunta, él se había reído y pretendido seguir su camino –porque los humanos siempre tenían ideas tontas, basadas en la literatura o en el cine, sobre todo lo mágico- y entonces el niño lo miró, aquellos sonriente ojos azules se fijaron en él y Michael sintió que algo dentro de él había cambiado, algo lo hizo quedarse ahí, congelado, mientras el niño le sonreía antes de regresar su atención a su madre. El pequeño Alex había asentido, muy serio, mientras su mamá le decía aquellas valiosas palabras, aquellas que hoy –por increíble que pareciera- el propio Alejandro le estaba repitiendo.

Como ecos de su pasado. Ecos de un pasado compartido, aunque él no lo supiera.

Michael sonrió también, no pudo evitarlo. No debía sorprenderle que Alejandro recordara eso, debían haber sido de sus últimas conversaciones con su madre, considerando que sólo unas semanas después sus padres fueron asesinados. Tal vez justamente por eso había aferrado detalles como las palabras de su madre y olvidado otros como el hombre extraño sentado junto a él ese día. Al que él no debería haber podido ver y, sin embargo, vio.

 Él ya nunca llegó a saber más de la famosa historia del “Atrapador de almas” y el niño aquel perdió lo único que tenía, aprendió a tan temprana edad lo repentina e injusta que suele ser la muerte…

—¿Owl? –Alex pasó una de sus manos por la mejilla de Michael. Una suave caricia que se sentía de lo más natural, como si no fuera la primera, como si fuera para esto que sus manos habían sido creadas. Como si fuera algo que desde siempre, y no desde hace sólo unos días, ocurriera entre ellos.

Michael sonrió, sintiendo no sólo en la piel de su mejilla, ese toque espontáneo, lo sintió recorrerlo completamente, cada milímetro de él, la sensación arañando su piel hasta traspasarla y entrar a su corazón, tocarlo, tocar su corazón y su ama. ¿Cómo era esto posible?

—Lo siento –aquellos ojos de plata se encontraron con los azules, mientras se recargaba en el toque-. Sólo…me quedé pensando en las palabras de tu madre. Eso suena como a un gran consejo, debió ser alguien muy inteligente ella.

Alejandro sentía que estaba sonriendo más en este día que en todos los años anteriores. ¿Cómo lo había logrado Owl? ¿Cómo, después de tan mal momento en la morgue, Owl lograba despertar tan buenos recuerdos, justamente relacionados con su madre?



#21053 en Fantasía
#4432 en Magia
#3774 en Detective
#1159 en Novela policíaca

En el texto hay: un amor imposible rodeado de magia

Editado: 12.07.2018

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.