Mientras Deyna me contaba su sueño, por alguna razón yo sentía que había algo oculto en él.
Cuando ella me relató toda la historia años después, para que yo pudiera escribir un libro, amablemente me cedió el diario que llevó mientras todo ésto ocurría, del cual extraeré fragmentos para anexarlos en éste relato.
La conocía desde que tenía diez años y ella catorce, eramos vecinos, compañeros de teatro, amigos, hermanos de corazón. Yo la quería mucho, incluso más que a mi hermano mayor, Joaquín, pues él y sus amigos eran completamente diferentes a ella, eran estereotipos de hombres atléticos, mujeriegos y torpes, pero Deyna, definitivamente no era un estereotipo de ninguna clase.
Las personas solían tener opiniones variadas sobre ella, buenas y malas, pero los que la conocíamos de verdad, sabíamos que no era ni buena ni mala persona, era sólo alguien normal con sus cosa buenas y malas, era equilibrada, se comportaba de acuerdo a la situación, por eso es que algunos decían que era creída, altanera, o demasiado alegre o dulce.
Pero a ella ya no le importaba, una vez una chica (estando yo presente), le dijo: "Por eso no le agradas a las personas, todos dicen que eres una creída.", a lo que ella respondió: "Esas personas ni siquiera saben mi color favorito, así que no tienen derecho de opinar. Además, al menos hablan de mí, de ti, ni el viento comenta,¡ y eso que es ruidoso!"
Su andar era imponente, nada de inseguridades, o timidez, parecía que iba a comerse al mundo, claro, que cuando le gustaba un chico, toda su osadía desaparecía.
Deyna era, en efecto, MUY bonita, sus cabellos café obscuro, largos y levemente ondulados, sus ojos negros, su sonrisa amplia, su piel canela claro, y Sus curvas moldeadas, sin mencionar su gusto clásico, elegante y sexy de vestir, hacían que cualquiera volteara para verla caminar.
Supongo que por eso Joaquín y su pandilla hablaban cosas obscenas sobre ella, las cuales me hacían asquear, pero decidía ser prudente y no decirle, pues si ella se llegaba a enojar... ¡Dios nos libre!; Ademas sé que mi hermano y sus amigos no eran capaces de hacerle nada malo ni a una mosca.
Deyna creía que su sueño no había tenido nada de Real, pero de algún modo la hizo reflexionar. ¿Qué pasaría si no volviera a ver a sus amigos y familiares?, entonces decidió decirle a todos a los que amaba, precisamente eso, que los amaba, incluido yo.
—- Gracias, Andrés por haber sido mi mejor amigo- hermano menor, Espero que continúes siendo ese niño dulce que quiero tanto.
—- Gracias a ti por aceptarme así: un cerebrito amante de la literatura. —- Respondí.
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Deyna dormía plácidamente en su cama, cuando sintió que una mano helada se puso sobre su hombro.
—- Hola, ¿Ya te olvidaste de mí?, Soy tu genio de la lámpara maravillosa,te cumpliré tus tres deseos: amor, Aventura y actuación por el resto de tu vida, A cambio de que captures sueños para mi. ¿Tenemos un trato?
Georg la miraba fijamente extendiendo su mano para cerrar el acuerdo.
Ella ya había tomado una decisión en el REMOTO caso en el que el sueño que tuvo hubiera sido real: iba a declinar, ¡sólo un tonto aceptaría!
—- Hecho. —- Dijo dándole la mano a Georg, cerrando el trato y cambiando su decisión a último momento. Clásico de ella.
Entonces, él le ordenó cerrar los ojos, pero antes, ella pudo ver que del dedo índice izquierdo de Georg, salía una especie de anillo transparente, que se enrollaba en toda la longitud del mismo, en el interior de esta "transparencia", fluía una clase de arena color escarlata vivo.
Él la acomodó como si estuviera en un féretro, con sus manos cruzadas en el pecho, entonces, con su mano izquierda, pareció empujar el estómago de ella, jalando de éste.
Cuando Deyna abrió los ojos, estaba de pié, giró un poco su cabeza para ver una copia suya acostada en su cama tranquilamente dormida.
—- Tienes media hora para alistar tus cosas, todo lo que toques por los próximos 30 minutos se duplicará, así como tú. Tienes tiempo para despedirte oficialmente de tu madre, a quien toqué con éste anillo para que se sumiera en un sueño profundo, así que te escuchará inconscientemente. —- Indicó Georg señalando su extraño accesorio. —- Te espero afuera, en mi auto.
A toda velocidad, ella preparó todo lo que quería llevarse para luego dirigirse al cuarto de su madre. Se sentía un poco mal por dejarla sola, pero tenía confiabilidad de que dejaba una copia suya que la acompañaría.
Se sentó en el centro de su cama y acarició su cabeza.
—- Gracias, por ser la mejor madre del mundo. Te amo mamá. —- Pronunció con voz temblorosa. —- Adiós. —- Dijo depositando un beso en la frente de su madre. Con el corazón partido, salió del cuarto, no sin antes escuchar un "Yo también" de su madre que parecía estar bajo alguna droga.
Editado: 27.11.2019