Atrapa Sueños

29. Ricitos de Oro

Simbad, que vivía en la casa de enfrente, se había quedado despierto hasta muy tarde jugando video juegos, la luz de su cuarto estaba apagada y sólo había el resplandor de la televisión con la que estaba jugando. Su ventana deba vista justo al cuarto de la pareja.

Él vio la luz resplandeciente que salía del cuarto de sus vecinos.

Al ver esto tan extraño, apagó la luz de la Tv y se asomó a la ventana para ver qué pasaba.

En ello, Georg ordenó a Deyna encender la luz del cuarto, ella obedeció.

 

— ¿qué haces aquí? — le reclamó Ignacio — Aurora me dijo que estás desterrado, tienes prohibido entrar a Rem...o te ejecutarán.

Georg puso un dedo sobre su boca y susurró un "shhh", acto seguido, les lanzó unas telas a ambos, a Deyna le dio un vestido negro muy largo y con cuello de tortuga, y a Igna le aventó un pan pantalón, y una camisa negros muy elegantes, luego, a cada uno les dio una soga suave y blanca que debían atárcela en la cintura.

Ambos se miraron con mucho miedo en sus rostros, pues ya sabían lo que esas ropas y esa soga significaban en Rem: es vestimenta para enterrar o quemar a los difuntos. (bueno, en realidad, en Rem, en lugar de enterrarlos los guardianes los llevan hasta el panteón de la biblioteca de los sueños).

 

— Ay muchachos,— les dijo cínico — ¿acaso saben cómo acaban Romeo y Julieta?: MUERTOS

Entonces, guardó el orbe en su bolsillo y les apuntó con su ánima. Ambos instintivamente levantaron los brazos en señal de ... ¿paz, rendición?

— Ni siquiera osen decir palabra alguna — les ordenó — o utilizar sus ánimas, no puedo bloquearlas porque estoy muy lejos, si alguno viola una de estas dos reglas, mataré al otro. Ahora, ¡vístanse, RÁPIDO! 

Deyna nunca tubo vergüenza de vestirse frente a otro, ya que a veces tenía que compartir camerino hasta con hombres en los muchos teatros en los que estuvo. Pero frente a Georg... y de ésta manera, la verdad es que se sentía muy humillada, bajó la mirada mientras se desnudaba, tratando de conservar algo de pudor.

Una vez que terminaron, Georg tomó a Deyna por el brazo con ligera agresión y la llevó hasta su tocador.

No había escape o modo de defensa, estaba claro que Georg no les dejaría llevar sus armas especiales.

— Maquíllate, Julieta, ponte linda, y tú, Romeo, perfúmate, ponte guapo, es su funeral.

Ambos hicieron lo que Georg ordenó. En eso, Simbad, conocía la historia de sus amigos y sin duda alguna notó que el tercer hombre que estaba en la habitación, a quien nunca había visto, era Georg, el hombre que todo Rem buscaba por ser un delincuente, a él y a sus... "niños perdidos".

Simbad salió corriendo a pedir ayuda de ocultas de sus padres, para que no hubiera un escándalo que llamara la atención de Georg.

Corrió hasta el departamento de Sebastián, que le atendió adormilado, pero al escuchar todo lo que Simbad decía, sus ojos se le abrieron como platos, dijo una mala palabra en lo que golpeaba el marco de su puerta, sacó un abrigo, su arma y juntos salieron en busca de Aurora hasta el Tribunal, donde ella residía.

Aurora tubo casi la misma reacción que Sebastián, con todo y la mala palabra, ella ordenó alertar a la ciudad y reunir voluntarios de rescate, pero sin hacer sonar alarma alguna, pues eso alertaría a Georg.

En lo que se hacía lo que Aurora mandaba, Georg esperó a que Deyna terminara de enjoyarse y maquillarse.

— Bien, es hora de irnos, pero primero, necesito que Julieta me haga un favor —dijo Georg obligándolos a salir del cuarto y de la casa.

Una vez en el jardín, Georg abrió un portal y  los obligó a pasar el mismo. 

El lugar al que Georg los había llevado, les era familiar y hacía frío, ya era de noche, parecía ser Bolivia otra vez.

Deyna e Igna fueron obligados a caminar a punta de ánima hasta una calle vacía, pero con suficiente luz. Georg les lanzó arenilla para que estuvieran invisibles, es éste estado, recién pudieron ver al resto de los niños perdidos al rededor de ellos, y de una tercera persona, pero que no era Georg, sino una mujer que se encontraba en el suelo.

Sus cabellos eran rubios y rizados, estaba inconsciente. Igna abrió los ojos del asombro y se inclinó para ver a la muchacha. Alzó su cabeza y notó que le brotaba sangre de la nuca.

— Gema... — susurró Igna entre ligeras lágrimas de dolor y rabia

— ¿tu... hermana? — le preguntó Deyna tragando saliva

Igna asintió retirando los cabellos de su amada y a la vez odiosa hermana.

— Sácale su sueño Julieta, es muy poderoso, como el de Greten — ordenó Georg aún apuntándoles con su ánima

Deyna estaba furiosa, al notarlo, el resto de los niños perdidos también alzaron sus ánimas en señal de amenaza.

— NO — respondió ella decidida, en lo que Igna seguía en shok acariciando el rostro de su hermana. — primero debemos ver si está bien... si está viva



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En el texto hay: suenos, romance, magia

Editado: 27.11.2019

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