Atrapada

7 —Tiempo de seguir Adelante

—Quiero que vayas. Sé que pedirte que disfrutes y te distraigas es mucho, pero nada cambiará si no vas.
Han planeado tanto el viaje a Suiza que Mel se propuso junto con Diego convencer a Andros que se anime ir. Diego ya ha agotado todos los recursos, y ambos quieren que vaya. Después no habrá marcha atrás, porque tiene, o mejor dicho debe tomar el control de la empresa, pues su hermano de la noche a la mañana ha pasado de ser un joven recién egresado, a un hombre de responsabilidades y negocios. Mel está segura que la carga le pesa.
—No lo veo correcto—, comentó Andros y Diego le palmeo la espalda.
—Vamos amigo. Te ayudará. Confía en mí.
Diego perdió a su padre tres años atrás y conoce el dolor por el que pasa Andros.

Y así fue como Andros viajó a Suiza. Y la semana que estuvo por allá Mel se la pasó en Boston. Tras la muerte de su padre, su madre que de por si ya vivía en su cuarto, le ha echado una llave más. Ya ni sale cuando Mel está allá. Mel piensa que es porque lo amó demasiado y está sufriendo.

Efectivamente Emma lo amó, a su manera obviamente. Con egoísmo, interés, control pero sobretodo obsesión. Su esposo Andros Forbes representó todo lo que deseó desde jóven.
Por otra parte Mel sufría por dentro. La culpa, esa maldita culpa por saberlo muerto, por todas las veces que él intentó acercarse a ella, y que salía corriendo. "Eres inmadura e infantil". Andros tiene razón. Le huye a las situaciones, a las personas. Pero no por inmadurez sino por estúpida. Por creer que su comportamiento los hará sufrir, para hacerlos entender el error que cometían, lo mucho que la lastimaban. Hacer entender a Jessica, a Niky, pero sobre todo su padre. Sin embargo la realidad es que la única que se hizo daño fue ella. La única que va a pagar las consecuencias es ella. Mel cree que su padre apenas y se daba cuenta de lo que le pasaba y sentía. Pero ahí estaban, todas las veces que le cerró la puerta en la cara y no le hablaba, y cada vez que intentaba acercarse, que fueron muchas, ella se daba la vuelta y lo dejaba ahí, con las palabras en la boca. Pero él ahora está muerto y no hay nadie a quien más culpar y responsabilizar, solo a ella.

Así que esos tres meses después de su muerte, ha sido difícil para ella, para los dos en realidad.

A diferencia de ella, Andros carga con la presión de todas las responsabilidades que se le vienen encima. Para empezar debe tomar la dirección general de la compañía. Su padre lo estuvo preparando y ella está segura que lo va a lograr, sin embargo, sabe también que él tiene miedo, inseguridad porque ahora estará solo, sin el ojo experto de su padre. En estos meses Marcus, vicepresidente de la compañía tiene el cargo provisional, pero una vez que Andros termine el pápelo en la universidad se irá a Nueva York. Adiós posgrado, adiós dos años más con ella. Lo va a resentir y eso la aterra más.
Mientras Andros está en Suiza Mel no ha salido. Se la pasa en el departamento, va de compras, al salón de belleza, incluso al spa. Y se siente bien estar así. No ha ido a buscar aventuras sexuales.

Llegó el domingo y Andros regresa de Suiza y quedaron que irá por él al aeropuerto. Llegará a las doce de la noche. Durante la semana de sus vacaciones no le habló porque se prometió no hacerlo para dejar que se despeje un poco, y pareció que así fue, porque él tampoco le habló o mandó mensajes. Mel espera que el "disfrútalo" se lo haya tomado en serio.
Mel se subió al auto y manejó escuchando música. Llegó incluso media hora antes y se puso a ver videos graciosos en el celular. Debe parecer loca por estarse riendo sola. Miró la hora. Aún faltan diez minutos para que el avión aterrice. Siguió en su mundo de risas con los audífonos puestos.
—Que puntual andas.
Ella se paró rápido y lo abrazó dándole como mil besos en la mejilla. Se siente tan bien tenerlo de vuelta.
—¿Cuéntame que tal estuvo el viaje?
—Bien—, comentó serio, pero tiene un brillo en los ojos de felicidad.
Mel se sintió feliz por él y lo abrazó nuevamente.
Andros besó su cabeza y sintió culpa, porque a partir de hoy y hasta que tome valor de decirle, le va a mentir.

Y así pasó una semana mientras ella termina con las últimas clases y Andros en papeleo con la universidad.
Va a graduarse, y como novedad su madre estará presente en la ceremonia. Además se quedará en el departamento hasta el día de la ceremonia de salida. Andros se molestó cuando le dijo que se quedará en el departamento con ellos. De hecho no quería, pero al final Mel lo convenció con la seguridad que su madre se iba a negar, y la que casi se muere fue ella, cuando le dijo que sí. Entonces ahora tendrá que ir por ella al aeropuerto.
Pues llegó el martes y Mel fue por su madre. Va nerviosa porque la semana será lo más parecido a tener una familia en los últimos años. Ella se va ha quedar hasta el próximo lunes y Mel hará todo lo posible por lograr un acercamiento con Andros. Se levantó temprano, se fue a la universidad y terminando la última clase después de comer manejó al aeropuerto, pues su mamá llega a las cinco. Andros pudo haber ido por ella pues ya no va a clases, pero no quiso. Mel llegó y se estacionó. Caminó despacio hasta la sala de espera y al llegar ya estaba ahí, esperándola sentada tan correctamente, tan Emma Forbes. Tiene su bolso de mano sobre las piernas y sentada muy derecha.
—Hola mamá.
Le dio un beso.
—Pensé que no ibas a llegar nunca.
—Vamos mamá solo son cinco minutos de retraso. Ahora se a quién salió Andros. De puntual a mí no, te lo aseguro—. Le dijo a su mamá sonriendo, pero ella siguió seria. Mel suspiró. La semana va a ser intensa.

Pero se equivocó. Y cómo lo supuso, mero ni se hablan, más bien se miran a medias sonrisas y siguen sus caminos. Todo va normal entre ellos.




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