Una semana después
Por fin viernes pensó Mel. Y no es que los fines de semana fueran algo diferente a los otros, pero mañana tiene sesión con la loquera. La segunda cita. Se lo prometió a Andros y lo cumplirá, aunque alguien más quiera escarbar en su vida.
—Hola cuñada.
Mel volteó a ver a Rox que camina hacia ella y le está hablando. Y no es que fueran amigas, pero se entienden.
—Hola Rox. ¿Qué tal el período de exámenes?
—Todo un desastre. Irían mejor si tu hermano tuviera la delicadeza de hacerme caso, y así poder estar más concentrada en la universidad que pensando en él. ¿Has descubierto con quién sale?
Mel negó con la cabeza. Rox no quita el dedo del renglón y si lo perdió fue por tonta, porque lo tuvo comiendo de su mano, a ella le consta.
—Quien sabe que onda con mi hermano. Siempre que voy él sale, rara vez coincidimos.
—¿Irás este fin de semana a Nueva York?
—Sí.
—¿Y si voy contigo?
Mel no le ve caso contarle nada sobre Niky, porque sinceramente no cree que Andros vuelva a mirar a Rox de esa manera, pero que le haga la lucha tampoco es malo. Competencia a Niky no le vendría mal. Y además está el tema de Andrea, y claro Mel está dispuesta a lograr un acercamiento entre ellos, de amistad para empezar, porque mientras su hermano esté con Niky duda tenga ojos para alguien más. Pero Niky es un embustera que lo va traicionar. Andrea es una buen opción, pero ahorita ella anda tan ocupada entre su trabajo y la universidad que seguido se lamenta la oportunidad que está perdiendo con Andros. Ellas se mensajean de vez en cuando, y Andrea sabe que Mel puede ser su mejor aliada en la conquista de Andros Forbes.
—Me parece bien—, le respondió Mel a Rox y continuó hablando—. Mi vuelo sale a las 7 de la tarde. Si encuentras vuelo me dices. Paso por ti en el taxi a las 4:30 pm. Estás lista. Si no, te vas en el más próximo y voy por ti al aeropuerto. Me voy a mi clase.
Y así fue como a las 9 de la noche llegaron a casa de su madre. Mel subió a su habitación y tocó.
—Mamá acabo de llegar. Vengo con una amiga.
—Esta bien Mel. Ya estoy acostada mañana te veo.
Mel alzó las cejas ante el recibimiento tan emotivo y cariñoso.
—Que descanses mamá.
La señora Emma no contestó. Sigue molesta porque Mel le llevó la contraria la semana pasada respecto a su punto de vista sobre los hombres. Siente que la está perdiendo.
Mel del otro lado de la puerta se dio la vuelta dirigiéndose a su habitación seguida de Rox.
—Mi madre ya está acostada, y no se va a levantar—, le dijo a Rox—. Duerme en mi habitación y yo dormiré en la de Andros.
—Con todo ese dinero que heredó de tu padre yo andaría viajando por el mundo, y no encerrada en mi habitación.
—Eso mismo pensamos Andros y yo. Pero en fin. Parece que ella es feliz viviendo así.
—¿A dónde vamos a salir?
—¿Un antro, vamos a cenar?, dime que quieres hacer.
—Ver a tu hermano—, respondió enseguida.
—Deja le vuelvo a marcar.
Obvio Mel no va hacerlo. No está en su departamento y lo sabe porque le habló para decirle que se iba a Los Ángeles, y para recordarle que no dejara de faltar a la sesión.
Mel sacó varias cosas de su cuarto y se metió a la habitación de Andros y se arregló. Cuando salió le tocó a Rox, que también ya está lista y salieron a dar la vuelta. Volvió a tomar el auto de su papá. O más bien su auto.
—Éste carro es genial. Mi hermano el mayor tiene uno, pero no es el modelo exclusivo y de colección. De éstos se fabricaron diez y tu tienes uno. Su sistema tecnológico es de lo más sofisticado con reconocimiento dactilar en manijas y en el encendido. Nadie puede manejarlo, solamente quien está en el sistema de reconocimiento.
Mel no lo sabía. El auto de Andros es parecido con ese sistema que menciona, pero recuerda que tuvo que poner su huella en una aplicación que él trae en su celular. Al menos para las puertas, porque el auto de él funciona con llaves normales como todos los demás autos. ¿Pero entonces porqué ella pudo encender el auto de su papá?
Esa pregunta es fácil de responder, Andros cargó la información para ambos autos por indicaciones de su papá.
—No entiendo mucho de autos. Lenguaje de hombres supongo.
Mel sabe que el padre de Rox tiene agencias de autos de lujo.
—Tener cuatro hermanos es todo un fastidio. La testosterona domina el ambiente de la casa. Lo bueno que casi no se meten conmigo y se la pasan hablando de autos, y mujeres claro.
Menos mal que no se meten con ella, pensó Mel. Porque Andros se libró de una paliza por aquellos mastodontes que tiene por hermanos. Son unos grandulones bien fornidos, que hasta parece imposible que Rox hubiera llegado a tener amigos siquiera.
—Se ven bastante atemorizantes—, le dijo Mel.
—Es solo la apariencia, porque son un amor. Bueno al menos cuando andan de buenas, de lo contrario se comportan como unos cabrones bien hechos.
Mel los conoce a todos. Rox es la más chica. Tiene veintitrés años y va un año más abajo que Andros. Y luego le sigue un hermano de 25, 27, 31 y 35, algo así le ha contado antes. Y si Mel no tuviera por la regla #2, "los hermanos de las novias de mi hermano, están descartados" se hubiera tirado de menos uno de ellos.
Después que siguieron en la plática sobre autos salieron de la casa, y como es de esperarse teniéndolo de vecino, se encontró con Will a la salida. Él también va saliendo en su auto, que a diferencia de ella, el suyo es descapotable y lo lleva abierto, y fue por eso que pudo ver el enorme ramo de flores que lleva en la parte trasera del auto. Sintió una punzada de dolor recordando que pudo ser pero no fue. Él avanzó de largo y dobló en sentido contrario al que vive ella.
Solo por fracciones de segundo sus miradas se encontraron. Mel cerró por un segundo los ojos y continuó su camino hasta que llegaron a un centro nocturno. Se estacionó pensando en lo fastidioso que es tener a Rox con ella y no poder distraerse un poco con algún tipo. No es que Rox no tenga idea de cómo es Mel, ya que es bastante conocida en el ambiente de la precocidad, pero Mel no está acostumbrada a tener audiencia cuando hace sus pesquisas.
Mel reconoció lo estúpida y débil que es. Una tonta y pendeja, porque haber visto a Will le provoca las ganas de irse con alguien. Intentó distraerse en el bar y se tomó una copa. Unos chicos se acercaron y bailaron con ellos. No se la pasó mal después de todo, y como a las dos de la madrugada se fueron a casa.
Editado: 01.05.2025