Al día siguiente Mel y su madre llegaron a las 7:30 de la mañana al edificio de la compañía.
Mel intentó hablar con Andros por la noche pero al parecer sus llamadas fueron ignoradas.
Dentro del edificio Mel se fue directo a la sala de reuniones, no sin antes pasar por un café con la intención de tomarlo y se le quite el sueño.
Por su lado, Emma Forbes se fue a buscar a Andros a su oficina.
—Hola Srta. Mel buen día.
—Hola Elisa.
Sí, ese es el nombre de la asistente de Marcus recordó Mel. Lleva una jarra de jugo de naranja y la cafetera en la otra. Después se acercó la secretaria que por varios años fue de su papá y que ahora es de su hermano.
—Hola Srta. Mel.
—Hola Deissy
La saludó con un beso en la mejilla. Trae una bandeja de galletas y están arreglando la sala de juntas para la reunión.
—Así que tuvieron que venir antes. Mi madre se empeñó que fuera a esta hora.
Ambas se rieron pero no dijeron nada. Hasta donde Mel sabe, su hora de entrada es a las nueve. Entró junto con ellas a la sala y esperó que la cafetera estuviera lista para servirse café antes de sentarse.
Sacó su celular y se puso a jugar plantas contra zombis para matar el tiempo, y se fue tan rápido que empezaron a llegar los demás. Los últimos fueron su mamá y Andros.
Él se acercó dándole un beso en la mejilla.
—Hola pequeña.
Mel lo observa sin notar que la está pasando mal. Pero ellos así son. Una máscara de sentimientos reprimidos que tal vez los únicos que a veces desenmascaran son ellos mismos.
—¿Por qué no me has contestado las llamadas? ¿Estás bien?—, le preguntó en voz baja. Él le sonrió sin decir nada. Obvio no está bien, no se nota pero lo sabe.
Andros se sentó a su lado.
—No te preocupes estoy bien.
Son exactamente las 8:00 am y ya están todos sentados y la secretaria está leyendo la petición de su mamá y luego les pasó a cada uno el informe de las razones que su madre tiene para no estar de acuerdo con el desempeño del trabajo de su hijo.
Mel le dio una leída rápida y dejó las hojas en la mesa mientras sigue jugando plantas contra zombis, y en ocasiones observa a Andros que está leyendo detenidamente cada párrafo y los demás hacen lo mismo. Ella a su vez los observa preguntándose hacia donde se inclinará la balanza. Se ven que unos están asombrados. Captó la mirada hacia Andros que sonríe ligeramente ante los "argumentos" de su madre.
El informe está muy bien redactado en lo referente a las actividades laborales, y Mel dedujo que alguien más lo hizo. La votación empezó. Ella es la tercera en el orden.
—Me reservo mi voto al último.
Comentó y nadie dijo nada ni siquiera su madre. Pero si las miradas hablaran pensó Mel.
Llegó el turno de Marcus y la balanza se fue cuatro a cuatro. Ahora sigue Mel y todas las miradas están puestas en ella.
Su decisión fue enérgica. No permitirá la destitución de Andros, porque lo ha hecho excelente. Porque fue la voluntad de su padre, que su hijo tomara el mando de la compañía. Y porque aún lo estuviera haciendo mal, ella jamás le daría la espalda.
Mel se paró y palmeo el hombro de Andros, saliendo sin decir nada, dejando a su madre como una estatua y a su hermano mirándola sorprendido. Admite que le dolió ver la expresión en su rostro, porque quiere decir que él no se esperaba que ella lo apoyara.
Al salir del edificio respiró el aire puro del exterior. Ahora sabe lo que tiene que hacer. Tomó un taxi y le dijo al chofer que va al aeropuerto. Van a dar las nueve y su vuelo sale a las 10:20 am. Apagó el móvil y cerró los ojos tratando de no pensar en nada.
Llegó al aeropuerto sabiendo que podía perder el vuelo, pero una vez dentro del avión se relajó y se puso a pensar en las cosas que están pasando. En como su madre ha influido en parte de su vida. No dirá que en sus decisiones, porque esas las tomó ella. Pero el engaño y la manipulación fue lo que más le caló, y si no hubiera escuchado la conversación, seguiría engañada seguramente.
Ahora entiende que el enojo de Andros se debe que piensa que ella participó para separarlo de Niky. Ese pensamiento le duele bastante, porque ella jamás le haría algo así. Y sin embargo sin darse cuenta, lo hizo. Lastimó a su hermano una vez más con las malas decisiones que tomó. Mel suspiró.
Hoy enfrentó a su madre y le dejó claro que ya no es la tonta a la que puede seguir mangoneando a su antojo. Y la señora pensó que por fin había podido ponerla en contra de Andros. Quiso aprovechar el distanciamiento entre ellos. Y lo único que consiguió es hacer que Mel en la junta, cuando dio su voto, sintiera satisfacción al verle la cara a su madre.
Mel después de unas dos horas de pensar se durmió durante el vuelo todo el trayecto que faltaba.
—Bienvenidos a Los Ángeles, California. Esperamos hayan disfrutado el vuelo. Fue un placer atenderles.
Mel salió y vio la hora. Son la una con cuarenta. Observó a su alrededor y se dirigió a un restaurante para comer algo. Al terminar tomó un taxi para dirigirse al Instituto de Ciencias Culinarias. Vio la hora 3 en punto.
Se rió pensando en Niky estudiando eso. Derecho y cocina nada que ver. Mel se preguntó qué la habrá hecho cambiar de opinión.
El taxi se estacionó en el edificio y entró directo a la oficina. Con suerte le darían información. Sino tendría que regresar mañana.
—Hola buena tarde—, saludó a una de las secretarias.
—Dígame Srta., ¿En qué puedo ayudarla?
—Estoy buscando a Nicole Ramagniolly, ¿Me podría decir en qué clase se encuentra por favor?
—Es información confidencial la matricula de nuestros estudiantes. Lo siento.
—Ella estudia aquí. Por favor solo dígame si tiene clase a ésta hora.
—Lo siento no puedo darle esa información.
Perfecto pensó Mel. No esperaba menos. Se supone así debe ser en las escuelas.
—Muchas gracias.
Salió y buscó, con suerte y la veía. Pero no corrió con suerte así que se dirigió al grupo de chicos y chicas que están en el pasillo.
—Hola. Ando buscando a mi amiga. Se llama Nicole Ramagniolly. También le dicen Niky, es pelirroja y muy alta.
No cree que hubiera demasiados alumnos ahí y dudó que ella pasara desapercibida.
—Está en práctica. Las prácticas son la última clase para todos los niveles. No debe tardar en salir porque nosotros entramos a las 4, ella va en nuestro horario pero hizo un cambio durante toda la semana.
—Muchas gracias. Voy a esperar fuera.
Mel salió del edificio y se paró en las escaleras. Se recargó en el barandal. Los nervios van a matarla. Necesita aire fresco.
Seis años han pasado, seis jodidos años y ahora ahí está, buscando a la mujer que juró no quería volver a ver en su vida. Y la mejor parte es que va por una tregua de paz y por gusto. Como bien dijo la tía Helen: se lo merece Niky y se lo merece ella. Respiró hondo. El clima está agradable y entre que mira la puerta y el paisaje, salió un grupo de personas y la vio. Pelo rojo y altísima como una fregada.
—Niky…
Ella se giró y cuando la vio, se quedó como estatua. Es la segunda persona que durante el día Mel ha dejado así. Su madre fue la primera. Se miraron sin decir nada. Mel siente los nervios a flor de piel, y no sabe como empezar. Las manos le están sudando. ¡Madre mía! Pensó Mel, parecía tan fácil cuando tomó la decisión. Ve, búscala y hablen. Si como no. El silencio fue un poco incómodo hasta que por fin algo salió de los labios de Niky.
—Hola Mel.
—Hola Niky, ¿Podemos hablar?
Le preguntó y lo más tranquila que pudo. No quiere asustarla y que piense que va a insultarla o a fastidiarla.
—De que quieres hablar.
No fue una pregunta y a pesar que está seria tampoco sonó brusco. Se ve indecisa, confusa y hay incertidumbre en sus ojos.
Mel sabe que posiblemente Niky piensa que participó en quererlos separar. Así que por la cabeza de Niky deben pasar muchas preguntas del porqué está ahí, pero si aún la conoce sabría que es incapaz de lastimar a su hermano.
Mel y Niky no tuvieron que decirse mucho. Solo necesitaron caminar un poco, sentarse sobre el pasto, y hablar como lo debieron hacer hace seis años.
Ahora han descubierto el poder que puede tener una mentira.
Ese día Mel conoció a Scott, a July y Jonh. Amistades de Niky. También aceptó una invitación para un helado, que al final terminó siendo también para un bar que acaban de abrir comentó Scott, y donde hubo karaoke. Y Mel se la pasó genial como en años no lo hacía. Y en ese bar recordó viejos tiempos, pero de los buenos, porque Niky subió a la tarima y comenzó a cantar Count On Me de Bruno Mars y le hizo señas para que la siguiera. Y así lo hizo Mel, siendo un momento donde el tiempo se detuvo como si no hubieran transcurrido tantos años y tantas cosas.
Y como todo lo que empieza tiene que terminar a las dos de la mañana Scott las dejó en el departamento de Niky. Mel se despidió de él con un beso en la mejilla.
Mel entró con Niky a su departamento, sintiéndose rara pero a la vez alegre. Y la sensación de paz que experimentó hacía tiempo no la sentía.
—Me la he pasado muy bien. Ni en mis más locos sueños creí que el día terminara así. Mel durante todos estos años siempre deseé este momento—, le dijo Niky, aún pensando que todo es un sueño.
—Perdóname. Andros siempre ha tenido razón cuando dice que soy inmadura.
—Nunca es tarde para volver empezar. Todo fue muy difícil para ti y para mí.
Se sentaron en el sofá y Mel vio la foto. Una donde están los tres. Sino mal recuerda es en su cumpleaños número quince. Agarró la foto y la contempló de cerca.
—Han pasado muchas cosas en mi vida. Estoy intentando salir adelante porque quiero empezar hacer las cosas bien, y mi amistad contigo es una de esas cosas que valen la pena. Andros y tú hacen bonita pareja. Quien diría que después de todo este desastre terminarían juntos. Cuando llegó de Suiza supe que algo bueno pasó en su vida, y al poco tiempo empecé a sospechar que salía con alguien, pero cuando le preguntaba él lo negaba.
—¿Cómo te enteraste? Andros tenia miedo de decirte pero no sabía como hacerlo.
—Al principio creí que me lo ocultaba por otras razones, así que lo dejé pasar. Hasta pensé que era una mujer casada. Después de algunos meses me empezó a ganar la curiosidad así que comencé a buscar en su departamento. Pasé por alto todo lo que encontré sin obtener una pista concreta al hecho que andaba con una mujer, hasta el día que llegué a un cabello rojo en el cepillo y fue como si se me cayera la venda de los ojos. Al siguiente día revisé su lap y encontré boletos de avión a tu nombre. Me lo callé hasta que no aguanté. Creo Andros se imaginaba que lo había descubierto, porque el día que le caí de sorpresa creyendo que quizá los iba a encontrar juntos me contó todo.
—¿Porque no se lo dijiste a tu mamá?
—Creí que lo suyo tarde o temprano iba a terminar. Yo pensaba cosas muy feas de ti.
—Me imagino—, dijo Niky mordiéndose el labio con una leve sonrisa en la boca.
—Te irías para atrás si te lo dijera. ¿Recuerdas a Yuliana y lo que pensaba de ella?
—Ya veo—, respondió Niky.
—Lo que pensaba de ella eran cosas dulces y bonitas.
—Nunca aprobé lo que hizo mi madre, y no le volví hablar a tu papá. Muchas veces quise pedirle tu número pero siempre me detuve. Sé que las cosas no iban bien y algunas veces me quedaba detrás de la puerta a escuchar.
—Lamento que no pude arreglar las cosas con mi papá. Es la única persona con la que ya nada podré remediar. Cuando papá murió fue muy duro de aceptar. Hasta el día de hoy lo es. Le dije cosas tan feas la última vez que lo vi. Solo espero que algún día la culpa no se sienta igual.
Niky la tomó de la mano.
—Mel sé que eres fuerte y que el tiempo sanará todas y cada una de las heridas.
—Yo he sido injusta.
—Creías que yo lo sabía desde el principio. Me parece eso fue lo que cambió todo.
Así fue. Sin aquella mentira Mel está segura que Niky y ella habrían arreglado las cosas, pero su madre se hizo cargo que no pasara eso y de un solo navajazo cortó todos los hilos.
—Al enterarme de la verdad las cosas cambiaron para mí, y cuando supe lo que les hizo fue suficiente para darme cuenta como es en realidad. No tenía idea que mi mamá planeaba separarlos y me dio tanto coraje que me utilizara para conseguir su propósito. Andros es lo que más amo en esta vida y jamás le haría daño. No estaba de acuerdo lo admito, pero de eso a usar bajas artimañas y mentiras jamás.
—A veces quiero ponerme en su lugar. Debió ser difícil cuando supo que tu papá tenía una amante y que esa mujer fue mi mamá.
—Yo pensaba igual, pero eso no le da derecho a hacerle daño a los demás. Un buen divorcio lo habría solucionado todo, ahora lo sé.
—Gracias por estar aquí Mel.
—Gracias a ti por escucharme. Seguramente debiste creer que iba a reclamarte.
—Pasó por mi mente que quizá querías golpearme por acostarme con tu hermano.
—¿Lo haces?—, le preguntó Mel bromeando, porque de sobra sabe que se han enrollado bastante bien.
—Hasta hace un par de semanas sí, y mira que es tal y como siempre me lo imaginé.
Sonrió y se puso roja como un tomate. Si, esa es Niky y no piensa soltarla otra vez.
—Creo esa es mucha información para mí.
Se rieron juntas.
—Y también pensé, muy en el fondo, porque es lo que más he deseado, que venías por una tregua de paz.
—Pues aquí estamos queriendo lo mismo.
—Parecemos dos enamorados—, bromeó Niky.
—Hablando de enamorados, por favor dale una oportunidad a Andros. Se lo merecen Niky después de todo lo que han pasado.
Niky suspiró, pero no dijo nada. Mel cambió de tema.
—Cuéntame que sentiste cuando volviste a verlo en Suiza. Y esa vez que se hicieron novios en la preparatoria.
—Gracias por impedir que me besara con Newton, porque el primer beso con Andros fue increíble. Y luego en Suiza casi me voy para atrás al verlo.
—¿Y qué hizo Andros?
—Yo traía lentes de sol y recogido el pelo con un sombrero de ala ancha. No me reconoció aunque dice que mi voz se le hizo familiar. Y luego al darse cuenta que era yo fue un momento un poco incómodo, porque nos quedamos mirándonos sin decir nada.
Y después Niky le contó todo sobre aquel día cuando por fin hablaron. Lo suyo fue como dos brazas que apenas y se encontraron empezaron a arder.
—¿Porqué nunca lo buscaste?—, preguntó Mel.
—No lo sé. Después que dejó de hablarme y no volvió a mirarme directo a los ojos fue duro. Nunca dejé de pensar en él.
—Ahora sé que él tampoco dejó de pensar en ti. Jamás me lo dijo pero se perdía viendo a las mujeres pelirrojas.
Niky y Mel vieron la hora. Van a dar las cinco de la mañana.
—Deberías quedarte el fin de semana—, le preguntó Niky.
Mel lo haría. Hablará con la doctora Jordán para cancelar la cita de mañana.
—Está bien, por mí encantada—, aceptó sonriendo.
—Cuéntame que ha sido de ti Mel.
—Todo un desastre Niky. Un jodido desmadre con mi vida.
Mel no quiere contarle lo miserable que ha sido su vida para no abrumarla. Conoce a Andros y está segura que sólo le ha platicado pequeños detalles de su comportamiento. Pero también conoce a Niky y sabe que debe imaginarse que ella no lo tomó bien y seguramente hizo alguna estupidez. Bueno varias.
—Pero es hora de empezar a limpiar ese desastre—, terminó diciendo Mel.
—Si necesitas ayuda aquí estoy. Cuenta conmigo.
Y después de otro rato se fueron a dormir. Al día siguiente Mel se paró como a las once de la mañana. Escuchó ruido en la cocina y caminó allá.
—Buen día—, le dijo Niky sonriente.
—Ciencias culinarias—, comentó admirada Mel, y todavía seguía sorprendida viéndola en la cocina con mandil y todo. Debe admitir que la cocina es de lujo y huele riquísimo—. Hasta donde recuerdo se te quemaba el agua. Igual que a Andros—, empezó a decir Mel a las risas
—¿Y a ti ya no se te quema?
—Ya hago emparedados, ¿Eso cuenta?
—Ya es algo.
—¿Cómo surgió?—, preguntó Mel curiosa.
—Un día empecé a ir a los restaurantes con mi tío Thomas. Y después de eso algo pasó en mi interior que me hizo querer estudiar esto. Y me encanta. Pero también alterno mis estudios con diplomados en administración, derecho y recursos humanos. ¿Y que me dices de Harvard?
—Que fue un milagro entrar porque traía unas notas de la prepa que daban miedo. Mi papá movió cielo, mar y tierra para que me graduara. Eso apenas lo supe. Y Andros, bueno él siempre ha estado conmigo. Me ayudó mucho a prepararme en la entrevista para que no se dieran cuenta que estoy más loca que una cabra. Pero gracias a él lo logré. Ya es para que se hubiera fastidiado y pateado el trasero varias veces, hasta que yo entendiera. No me ha dejado sola.
—Siempre has tenido potencial. Mención Honorífica, la mejor de la escuela. Y Andros jamás te dejaría sola.
—Lo sé—, respondió Mel con alegría—. Y respecto a mis notas es que no las viste después. Bajaron mucho.
La realidad para Mel fue, que los diez se fueron a seis, siete y a veces ocho. Y que a ella le iba mal por faltas, porque los exámenes los respondía con error de uno, a veces. Tampoco entregaba trabajos, actividades y le iba pésimo en trabajos de equipo. Ella tiene muy buena retención, y nunca fue una matada en el estudio. Andros igual.
—Pero aún así ahí estas porque tienes potencial y ellos lo vieron.
Mel sonrió. Vaya desperdicio todo ese tiempo. Ella se acercó hasta la cocina y se recargó sobre la mesa.
—¿Y qué haces?—, preguntó, porque tiene muchas cosas sobre la mesa y todas se ven ordenadas.
—Un postre. Solo voy a decorarlo. Ya salió del horno.
Mel alzó las cejas. Ella no sabe ni prender un horno, y ese se ve bastante complicado. Le llegó un olor conocido.
—¿Eso que huelo es lasaña? —, preguntó saboreándola.
—Tu preferida.
—Huele delicioso. ¿Desde que hora estas levantada?
—Tiene como dos horas.
—Debes volver loco ha Andros en esta cocina.
—Te diré. Y si la mesa contara.
—Quita esa cara de pervertida.
—Lo extraño tanto.
—Pues no deberías pensarle mucho.
—Sigo bastante enojada. Hasta que se me pase.
Mel sonrió. Escuchar eso es bueno. Van a reconciliarse y por la cara que puso no será en mucho tiempo. Ni muchos días diría ella.
—¿Una tienda cercana dónde me pueda comprar algo de ropa?
—Puedo prestarte algo mientras. Si no te importa tengo también unas pantys nuevas que acabo de comprar, así no las tienes que voltear—, dijo Niky a las risas, y Mel se rió también—. ¡No las he usado ehh! Tienen hasta la etiqueta.
Mel volvió a reírse.
—Te las acepto. Me urge un baño. ¿Necesitas que te ayude en algo?
—A comer. Eres mi invitada de honor—, respondió Niky y le guiñó el ojo—. Ven, vamos a buscarte ropa en lo que sale la lasaña.
Mel entró a su recámara y se sentó sobre el colchón mientras ella busca.
—¿Por qué no le dijiste ha Andros que venías?— preguntó.
—Hemos estado distanciados. Está bastante enojado conmigo desde aquel día, que apenas y me habla. Después que di mi voto salí sin decir nada. Cuando vi su cara al irme, me dolió que creyera no lo iba ha apoyar. Me lo merezco por tonta.
—El té adora, se le va a pasar —, dijo Niky sacando varias cosas—. Algo de aquí te va a quedar. Aquí están las pantys.
Mel las miró. Bonitas y sexys
—Con razón Andros corre todos los fines de semana a verte. Debía venir en el avión como un toro.
—Era la intención—, dijo Niky a las risas y sonrojada.
—No sé si quiero saber más.
—Esas no son las que uso cuando él viene.
—Mucha información. Demasiada.
Rieron.
—Y hablando de chicos guapos. Le agradaste a Scoot.
—Es simpático—, le respondió Mel.
—Lo conozco desde hace como tres años. Es un tipazo. Un amor. Nunca te aburres con él.
—¿Tiene novia?
—Andaba con una chica, parecía algo bastante serio que hasta se comprometieron, pero luego terminaron y desde entonces anda solo.
—¿Es mujeriego?
—Para nada.
Mel piensa que con el historial que tiene ella, no se merecería un tipo como aquel. Si es así como lo describe Niky.
—Me divertí bastante con él. Tu amiga July me cayó muy bien también.
—Sabes, siempre me ha recordado a ti.
—De la Mel que conociste no queda mucho.
—Estoy segura que aún hay bastante. ¿Qué tan mal la pasaste Mel?
Preguntó Niky bastante seria. Ha dejado de buscar ropa y se sentó en la cama con Mel.
Mel suspiró.
—Me hundí e hice cosas de las que no me siento orgullosa y que no me atrevo a contarte. Yo y mi debilidad. Voy a terapia todos los sábados a las seis, porque se lo prometí a Andros, pero también lo hago por mí. Quiero parar con lo que me está acabando.
Niky solo se quedó callada. Llegará el día en que le cuente todo y Mel sabe que ella va a esperar sin presiones.
—Estoy segura que lo vas a lograr. Tienes personas a tu alrededor que te queremos mucho. Estaré ahí para ti si me necesitas.
—Muchas gracias Niky—. Mel se acostó sobre la cama y Niky hizo lo mismo—. Algo me dice que voy a conseguirlo.
—Lo harás.
Dijo Niky con la seguridad que así será, que después de todo lo que ha pasado, debe haber algo bueno y positivo en todo este enredo.
Mel se quedó mirando hacia la nada y luego vio la foto de Niky con Andros. Se estiró un poco y la tomó. Sonríen y se ven tan felices. Hay brillo en sus ojos.
—Son el uno para el otro, no permitas que nada ni nadie los separe nuevamente Niky.
Niky suspiró.
Y ahí comenzó todo otra vez. La vida de Mel empieza a tomar su camino nuevamente.
Editado: 01.05.2025