He estado tratando de tranquilizarme. Ya no estoy en casa, pero mis padres vienen todos los días. Creo que parte de mi estabilidad es porque me mantienen medicada, pero al menos estoy tranquila. Mi hermana no ha venido a verme, no me ha visitado desde la vez que la hice llorar. Yo no quería hacerla llorar.
“Bien Lif, es hora de tu baño” Dice mamá, ella no quiere que nadie más lo haga “Hoy platique con Francy: La mamá de la chica que estaba contigo. Me contó que ella iba a la prepa”
“Si mamá, siempre trae su uniforme” le digo sin ser escuchada.
“Parece que está más tranquila. Igual que tú. Los doctores dicen que sus cerebros están como cuando uno está dormido. Pero una parte de este despierta” Después de decir esto, Mamá guarda silencio unos momentos. “Pero no despierta por completo. No manda señal para el cuerpo. No entendemos porque” De nuevo silencio: sé que está tragando sus lágrimas. Esto es tan desesperante.
“Hola, soy Lif” le digo a la chica a mi lado en la esquina para cruzar el semáforo.
“Hola, yo soy Peonia. Tengo que cruzar para ir a la prepa, aunque... es temprano”
“¿Si? A mí se me hizo tarde: por platicar con una amiga hasta la madrugada”.
“Me ha pasado” Ella sonríe después de decir esto, parece ser una chica muy feliz.
“Debe ser la razón de que casi no coincidimos”. Dije y ella me miró. “A excepción de hoy”
“Si”. Dijo ella y luego ambas volteamos al boulevard.
El carro negro pasa.
“Está loco”. Le digo.
“Más el chico que nos atropelló” Dice ella y yo la miro recordando que estoy en un sueño.
“¿Sabes quién es?” Mi celular suena, ella parece olvidar lo que dijo y camina hacia enfrente, así que la tomo del brazo y la detengo. “¡No! No camines. No hay que cruzar” le digo y ella me mira confundida. Escuchamos el rugido del carro, ella voltea conmigo asustada y yo permanezco sosteniendo su brazo. El chico del carro no se descontrola, pero da vuelta hacia nosotros. La chica grita y se gira hacia mi, yo cierro los ojos apretándolos y todo pasa de nuevo.
“Estamos muy avanzados, pero todo lo que se ocupa es muy caro” Escucho que el doctor le dice a mamá a lo lejos y yo empiezo a ver el espejo oscuro en mi baño.
“Nunca más veré mi rostro” Me digo a mi misma. Intento abrir la llave para sentir el agua, pero no sale nada.
“Hay que hipotecar la casa”. Escucho decir a papá.
“No papá” Digo, lo puedo escuchar, escucho su voz, pero en mi pensamiento estoy dentro del baño, frente a mi espejo.
“¿Y si no funciona?” Pregunta mamá
“Tiene que” Responde Papá.
Empiezo a golpear la puerta del baño y gritar que no lo hagan, pero es inútil. de nuevo es inútil, como todas mis suplicas.
“Necesito despertar. Necesito vivir o morir” Abro la puerta del baño y veo la esquina del semáforo, ahí está ella. Entonces corro y llego a la esquina. Miro el semáforo en verde, pero parpadea y me abalanzó sobre el carro negro: escucho a Peonia gritar. El carro negro no intenta frenar, cierro mis ojos y no veo nada. No escucho más.
“¿Qué está pasando?” Escucho gritar a mi padre de un momento a otro, entonces escucho el sonido de mi corazón, está por apagarse. mi respiración se hace lenta.
“Tengo miedo a no poder escucharlos nunca más, pero no quiero ser una carga” Se lo digo a papá, pero él no puede escucharme, entonces siento como mi cuerpo se va desvaneciendo.