Llegue a casa entrada la madrugada, pensé que mamá me esperaría con un buen sermón. Pero ella estaba dormida o al menos eso pensé al ver que no salió de su habitación en toda la noche. No la vi en la mañana antes de irme porque ella ya se había ido.
Siento que me está evitando.
Y no puedo evitar sentirme mal al recordar que la llame estúpida. A mi madre. La única mujer que ha dado su vida por mí y me siento muy mal.
Tanto que las clases me pasaron como un rayo de luz delante de mis ojos, Tory me noto distraída y no dejo de insistir hasta que me saco alguna información.
No pude contarle de mi mamá y Gideon, no pude... empezando porque ella tampoco sabe que él es mi papá. Cosa que nunca he querido contarle a nadie nunca, excepto a Roger.
— ¿Así que... pasaste casi toda la noche con él?— cuestiona Tory, subiendo y bajando sus cejas de esa manera en la que puedes descubrir un te pille, ella piensa que mi distracción tiene nombre de chico, y está bien, porque yo le di esa idea.
Observo el mostrador de la tienda en donde estamos paradas. Los maniquíes lucen prendas hermosas que estoy segura yo jamás podré comprar —solo estábamos charlando, así que deja de asumir cosas— respondo mientras avanzamos dentro del centro comercial.
Solo pasamos a observar, todas... porque ciertamente ninguna es la hija heredera de un jeque por lo que ninguna tiene la posibilidad de comprar en estas tiendas.
Parecemos muertas de hambre velando comida en frente de un restaurante.
Que patético.
—amargadita destruyes mis sueños de verte con novio— suspira de forma dramática.
Sonrió, imposible no hacerlo cuando estoy con ella... casi olvido la tensión que estoy viviendo en casa. Casi.
— ¡Por Dios! Tory no puedes alentarla a tener un novio como ese ser...— y esa es Serena hablando, la mimada, caprichosa y prejuiciosa Serena. Ella normalmente es muy genial. Hasta que sale su lado de rica millonaria con derecho a criticar y a señalar a los demás por el simple hecho de tener un novio con dinero.
—no veo que tiene de malo ¿si le gusta cual es el problema?
Se avecina una discusión entre rubias
—que es un ser sin futuro, delincuente, ignorante, seguramente analfabeta además de pobre ¿quieres que siga? La lista es inmensa...
Tory ríe sin ganas, sarcasmo presente en su expresión —tal vez y solo tal vez te compre que sea un delincuente, pero un ser sin futuro tal vez no sea, puede que sea más inteligente que tú, por lo que quizá no sea ni ignorante ni analfabeta, pero ¿pobre? Lo condenas por eso... te recuerdo Serena que él y nosotras pescamos en el mismo estanque. Todos estamos en las mismas, así que no te sientas con derecho a juzgar a los demás, porque te recuerdo que lo que Emanuel te presume ni si quiera es de él, a su edad y estudiando es tan sólo un mantenido de mamá y papá así que pon los pies en la tierra.
Si no las detengo horita no van a parar —basta chica, Roger es solo un chico con el que cruce varias palabras así que dejen el tema por la paz— hablo pero soy ignorada, ellas se enfrascan en una discusión en pleno centro comercial, así que avanzó y las dejo detrás de mí.
Los problemas me persiguen. Científicamente comprobado.
[...]
Tres días después, en el que me convertí en una participe indirecta de una escena sexual que puedo describir como traumante la tensión sigue entre nosotras. Es tan intensa que siento que me ahogo dentro de casa, es como vivir con una extraña y no sé qué hacer para tener a mi mamá de vuelta. Sé que la ofendí, pero me arrepiento y me disculpe, solo estoy cansada de verla sufrir por un hombre que nunca la quiso, ni lo hará jamás.
Es muy cobarde de mi parte, pero justo ahora prefiero estar alejada de casa.
Necesito pensar, necesito encontrar mi norte y una solución a mis problemas porque nadie lo hará por mí. Cuando salí de clases, lo hice con un propósito planificado: idear un plan para mejorar la relación con mi mamá, lo que conlleva sacar a Gideon Willis definitivamente de nuestras vidas.
Esta visto, que no debo salir a pensar en la calle. Me distraigo y olvido lo que me rodea.
Error.
Kristen viene caminado en mi dirección tomada del brazo de un sonriente Gideon, ellos simplemente se están tomando su tiempo para pasear y aún no me notan. Por eso puedo detallar la complicidad que hay entre ellos.
Normalmente no me permito este tipo de pensamientos pero me gustaría saber que hubiese sido de nosotras si ese hombre no nos hubiera abandonado.
Si él hubiese luchado junto a mamá por salir adelante.
Tampoco me gusta sentir que fuimos muy poca cosa para él, y aunque frente al espejo me vea y diga que no me afecta la realidad es que sí.
Me afecta y mucho, porque yo también quería tener un papá.
Uno vivo.
Uno presente para mí... no uno a escondidas de todo el mundo como si nosotras fuéramos una maldita enfermedad contagiosa que debe mantenerse aislada.