Atrapada en ti...

Capítulo 7

Intento abrir la puerta del auto, sintiendo la necesidad de entrar a casa y ver qué es lo que está pasando allá dentro.

Pero el seguro en la puerta me impide abrirla. Y me frustra ver que no se lo puedo quitar yo misma.

Volteo a ver a Benjamín impaciente, mi rostro debe decirle lo que quiero ¡Ábreme! pero el solo me mira, sus ojos en frente de mí, sus pupilas brillan a la luz de la saliente luna que se presentan ante nosotros.

—De verdad te gustan mis ojos— dice como si se estuvieran convenciendo a sí mismo —porque no le encuentro otra explicación a la manera en la que pareces perderte en otro mundo cuando los miras.

Volteó hacia el frente, y observo el lujoso carro que aún está estacionado frente a casa, no hay movimientos, ruidos, ni voces gritando —solo intento descifrar su color exacto— digo ¡porque si! me gustan sus ojos y mucho. Ellos me transmiten una seguridad no antes explorada.

Pero Ben no tiene por qué saberlo, entre nosotros aun ronda la pregunta que Emanuel formuló anteriormente y no quiero que él piense que de verdad él me gusta porque no es así.

No del tipo romántico, no del tipo amigo, y es porque ni si quiera nos podemos considerar amigos.

Si, lo veo guapo, pero eso no significa nada. Lo veo guapo de la manera en que veo guapo a Henry Cavill o a Bernardo Velasco... ellos son guapos y sin embargo no significa que yo este enamorada de ellos.

—Vamos a decir que te creo— dice de la forma más sarcástica que he escuchado jamás. Es un idiota fanfarrón —por otra parte quiero decirte algo— dice, pero yo sigo intentando ver dentro de mi casa, necesito estar segura de que todo está bien y no hay sangre esparcida por las paredes, porque no tenemos dinero para taparla.

Luego de unos segundos en silencio siento sus dedos debajo de mi barbilla, ejercen un poco de presión y me hacen volverme hacia él, quedamos frente a frente, sus ojos tan cerca de los míos que aun en la oscuridad observo los distintos tonos de gris de su iris. También y aunque parezca una locura observo un universo lleno de cosas maravillosas que siento él esconde de sí mismo.

—guardarse lo que lastima no es bueno. Sé que algo te está haciendo daño, lo sé, porque hoy no eres esa chica divertida, alegre y espontánea que siempre he visto en ti.

>> Esta encerrada en un mundo creado por tu mente que solo te hace pensar en cosas negativas ¡Lo sé porque lo viví! Tarde me di cuenta de las señales y no quiero pecar de ciego nuevamente, sé que no somos amigos, pero me encantaría serlo. Si no es de tu agrado puedo comprenderlo pero por si acaso debes saber que puedes contar conmigo para lo que sea ¿de acuerdo?

Susurro Sí, porque no sé qué más decir.

De entre todas las personas que pensé podría hablarme así Benjamín Hamilton no estaba rotulada en la lista, él es tan impredecible que asusta.

Un día se comporta como la persona más gentil del mundo, luego tiene esa actitud que lo muestra inalcanzable y luego esta ese chico divertido, alegre y espontaneo con su familia. Él es una pequeña y hermosa caja de sorpresas.

—Gracias— digo antes de girarme nuevamente y en esta vez sí poder abrir la puerta porque ya estaba desbloqueada, salgo del auto y cierro la puerta detrás de mí.

Sin embargo no puedo evitar voltear y ver hacia dentro en donde Christian aún me ve — ¡Para lo que sea!— dice suavemente, sonrió agradecida y le digo chao con la mano.

Aún, extrañada por su actitud camino hasta llegar a la puerta de casa y sentir como la tensión recorre cada centímetro de mi cuerpo al recordar quien está dentro.

Abro la puerta y me asomo primero antes de entrar. No hay sangre alrededor, por lo menos no en la entrada y ya que nuestra casa es bastante pequeña es fácil deducir que no hay sangre en ningún lado. Doy cinco pasos más para poder llegar finalmente a la sala y encontrar a ambas mujeres cómodamente sentadas en el pequeño sofá de nuestra sala.

Ambas me miran, y yo las miro a ambas.

La diferencia entre ellas es abismal. Mientras una está en vaqueros, suéter de lana y zapatillas sencillas; la otra está con zapatos de tacón, vestidos de seda, perfectamente maquillada y cubierta de joyas lo suficientemente valiosas como para matar el hambre de un país.

Las únicas dos cosas que estas mujeres tienen en común son su color de cabello y Gideon Hamilton.

— ¿Kylie no saludas a tu tía?— pregunta mamá.

—Hola— digo fija en mi lugar.

Me es imposible caminar hacia la mujer que mi padre prefirió. No es que ella tenga alguna culpa de eso o algo, pero no creeré que ella ignore los lazos reales que tenemos nosotras con su esposo. Así que para mí esta no es ninguna visita de cortesía y no seré hipócrita al fingir que su presencia me agrada.

Pero entonces Katherine se levanta y se acerca a mí, me da un pequeño e incómodo abrazo y me da un beso en cada mejilla —hola querida cada día estas más hermosa... te estábamos esperando— ¿se puede ser más falsa en esta vida? De ahora en adelante cada vez que quiera saber la definición de falsedad buscare una foto de Katherine Williams, hasta su nombre tiene entonación horrible — Kristen celebrará su cumpleaños este fin de semana y vine a invitarlas personalmente, queremos reunir a toda la familia con nosotros. Gideon estará muy emocionado de que lo visiten... son lo único que les queda de su hermano Julián y siente como que no cumplió con él al tenerlas algo descuidadas.




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