Atrapada en ti...

Capítulo 30

— ¡no puedo creerlo! — susurro pletórica, ante la magnificencia del edificio que tengo frente a mí.

— ¿es bellísimo cierto? Espera que lo veas por dentro...— aplaude mi mamá igual de emocionada que yo — ¿Ves Ky? Te prometí que todo iba a mejorar.

El Escala es uno de los edificios apartamentales más sofisticados de la ciudad, mamá ahora goza de un increíble sueldo y estoy informada de la solicitud de un crédito bancario que ella pidió; pero estoy muy segura que ni si quiera de esa forma ella conseguiría la liquidez para costear el pago o alquiler de uno de los apartamentos de este edificio.

—Zara... ¿estás traficando órganos? — pregunto muy seria, su rostro se descompone ante mi pregunta y una divertida mueca cruza su cara, afeando sus facciones y resaltando esas pequeñas arrugas que tanto odia.

— ¿Qué carajos Ky? ¿De dónde sacas semejante estupidez? — Ella grito lo suficiente como para llamar la atención de los que pasaban a nuestro alrededor — ¡y me dijiste Zara! No tienes derecho a decirme así, no aun cuando soy yo quien llena tu estomago infinito.

—te tengo malas noticias... "Zara" llenaras mi estómago infinito hasta que me muera... pero antes de eso debes explicarme como con un crédito bancario y el sueldo de enfermera tú pagaras nuestra estancia ahí— digo señalando el Escala —porque estoy segura de que ni subastando nuestros riñones lo pagaríamos.

—bueno... es que me encontré con un amigo que...— dice pero se queda en silencio, el suspenso nos rodea, como autómata la observo esperando que continúe deseando que su continuación sea lo que me estoy imaginando.

— ¿Qué Zara? ¿Qué? — grito impaciente.

Ella sonríe mientras empieza a caminar en dirección a la entrada del vestíbulo del Escala —por seguirme llamándome por mi nombre no te mereces ni un poco de información— ella está muy sonriente y se está comportando como una adolescente misteriosa, me encanta verla así porque jamás había sucedido tal cosa.

La sigo, ella saluda al portero y camina directo al ascensor, entramos en este reducido aparato y veo que introduce un código en el panel de números; no estoy entendiendo nada, mamá está muy familiarizada con todo lo de este edificio ¿Cuándo paso todo esto? Porque no ha pasado ni una semana desde aquel incidente donde tirotearon mi casa, ahora ella tiene un trabajo estable, la suficiente rentabilidad para que un banco le otorgue créditos hipotecarios y la oportunidad de vivir en este lugar tan de... ¿ricos?

— ¿mamá que está pasando? — pregunto sintiendo un repentino temor de que esto sea obra de Gideon tratando de ganarse a mi mamá.

Ella me prometió valorarse y darse su lugar, también me prometió que buscaría su felicidad en alguien que estuviera al cien por cien con ella y no un escuálido romance a medias, como el que mi cretino padre le ofrecía.

—Zarita rubia bonita.

— ¿Qué?

— ¿recuerdas ese novio en la universidad que me llamaba así? — La observo algo confundida —no te hagas la tonta Ky... escuchaste mi conversación con Grace y de paso te burlaste.

El ascensor se detiene en el último piso, en el último y sofisticado último piso... ¡en el asombroso e increíble ático del Escala!

— ¡que placer me produce tu silencio! — se burla mamá.

Salimos del ascensor y lo único que veo son edificios a mi alrededor, por donde quiera que mire, las paredes son de cristal y puedo observar a conciencia toda la ciudad.

— ¡bienvenidas! — nos recibe un hombre que debo aclara jamás he visto en mi vida. Él se acerca a nosotras con una encantadora sonrisa y ofrece su mano a mi mamá que está visiblemente sonrojada —Zarita rubia bonita— dice besando el dorso de su mano.

Yo estoy en shock, jamás en mi vida había observado en vivo y en directo esa escena tan de película ¿aún existen esos hombres? ¿Esos que besan tu mano y te miran a los ojos y te dicen que te aman, que te regalan flores y chocolates y cantan serenatas?

—Tú debes ser Kylie— enfoca sus ojos oscuros en mí, al igual que con mamá me ofrece su mano y yo la tomo —mucho gusto soy Bob— también besa el dorso de mi mano.

¡Aww!

No sabía que en mi latiera una vena romántica y enamoradiza que se despertara con el gesto, solo con el gesto no con quien lo escenifico —no sabía que eras muda.

—y no lo es querido, disfruta de la gloria que una vez empiece hablar no para, mucho menos si es para pedir comida.

— ¡mamá! — me quejo avergonzada, ella está llevando toda la atención del momento directo a mí, para que yo no diga nada del "querido" que ella acaba de pronunciar.

— ¡tienes una voz muy bonita! — halaga Bob.

Sonrió hacia mi madre, a veces parecemos más dos hermanas —muchas gracias Bob, pero no necesitas de tanta palabrería conmigo para conseguir a mamá— sus rostros se sonrojan un poco — ¡ya la tienes! — complete con una sonrisa.

— ¡Ky! — es ella la que se queja ahora.

—Ustedes son muy parecidas— se ríe Bob, debo decir que me agrada Bob, no es como que yo quiera cualquier hombre para mi madre, pero tampoco es como si fuera mi decisión lo único que yo deseo para Zara es que olvide a Gideon y se permita ser feliz —venga Kylie, vamos para que conozcas tu nuevo hogar.




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