Qué intento de sociabilidad tan estúpida es esta.
Me siento como si fuera parte de un circo, estoy rodeada de ilusionistas, payasos y animales…
Mamá no deja de sonreírle y coquetearle a Bob, me gusta verla así; pero siento que es un teatro, es forzado, es superficial, siento que todo lo hace por demostrarle algo a Gideon que no deja de observarla y a su vez Katherine no deja de observarlo a él; la señora Grace trata de agradar a todo el mundo y el señor Charles lanza constantes miradas en mi dirección; Emanuel conversa con Benjamín quien intercambia sus miradas entre Kristen y yo.
Yo…
Yo estoy tan confundida, no puedo dejar de mirarla, no puedo dejar de sentir que ella es una víctima más de todo esto, siento mucha pena por lo que le hizo a Violet, pero no puedo odiarla más después de saber todo lo que ella ha sufrido.
¡Sí!
Sé que no es justificación, pero se han preguntado ¿Qué tan dañada debe estar la mente de una persona para jugar con la vida de otra?
Quiero sentir el mismo odio y desapego hacia ella, no quiero sentir que la quiero o que la veo como una hermana, porque sería mentirme, seria disfrazar mis sentimientos de lastima y dolor por querer compensarla de alguna manera por todo lo que ella sufrió y esa no sería yo.
Además de notar lo pálida y ojerosa, está más delgada y su cabello no es el mismo lacio castaño que tanto presumía ante los demás; ella está decayendo físicamente, se está como desvaneciendo ante nuestros ojos y no hay nadie dispuesto a sostenerla.
—Linda no has comido nada ¿no te gusta lo que prepare? — entiendo que la señora Grace me habla a mi cuando todas las miradas, sin excepción están sobre mí.
Intento sonreírle, de verdad que si —no me siento bien, no tengo hambre ¿puedo retirarme de la mesa?
Ella asiente con una sonrisa, mi madre me observa de forma molesta e ignoro a los demás, solo que antes de salir del comedor una voz me detiene — ¿de qué huyes? ¿Acaso no es esto lo que siempre has querido? ¡Una familia!
Se me hace tan lejano aquellos momentos en que de solo escucharla mi sangre hervía —yo siempre he tenido a una familia Kristen, pequeña pero real… lástima que no muchos puedan decir lo mismo— la mire a los ojos mientras hable.
Es primera vez que esto pasa, sus ojos se conectaron con los míos de una manera que de niña muchas veces quise, pero ya en mí adolescencia olvide, bien, estoy hecha un caos, no quiero seguir odiándola, pero tampoco deseo que sea parte de mi vida.
Aun cuando puedo llegar a comprenderla, no lograre perdonarla nunca y mucho menos olvidar todo lo que sufrí por su culpa.
Me aleje de ese comedor, siento que en mis labios pesa las ganas de confesar delante de todos lo que sé, pero no es el momento. Respetare que mañana sea el aniversario de muerte de Violet, mañana será un día difícil para esta familia y no seré yo quien agregue más problemas.
Llego hasta la habitación, habitación que nunca me ha gustado y ahora entiendo porque, Ben aseguro que Violet, Emanuel y el dormían más aquí que en sus propias habitaciones.
¿Por qué está vacía?
¡No lo sé!
Pero es como si la presencia de Violet se mantuviera entre estas cuatro paredes, gritando y pelando por una vida que acabó más pronto de lo que debería, tal vez su alma este inconforme por haberse marchado siendo tan joven y llena de ilusiones, tal vez su alma se niegue a abandonar el mundo terrenal porque sabe que no debía morir, quizá me estoy volviendo un poco más loca al estar pensando en almas y esas cosas.
Pero esa es mi condena, quiero buscarle respuesta a todo, incluso hasta lo que no lo tiene.
Quisiera encontrar una forma de hacerle entender a Violet que Kristen también sufrió mucho, ¿pero quién me da ese derecho? ¿Quién me otorga el poder de discernir entre quien sufrió más que la otra?
¡No puedo!
No puedo intentar comparar el dolor de ninguna porque para empezar ninguna debía haber sufrido todo lo que sufrió.
Quisiera aclararme, ver las cosas con más calma, salirme de mi vida y ver todo desde un punto diferente, de esa forma puede que comprenda mejor muchas cosas que ahora no soy capaz de visualizar.
La puerta de la habitación se abre, es mamá molesta — ¡nos vamos! — es lo que dice antes de salir, no hay más palabras, no hay miradas, ni reclamos, solo la advertencia silenciosa de que cuando estemos solas debemos conversar.
¿Estoy lista?
Mamá ve al señor Charles como el mejor hombre del mundo, no puedo juzgarla yo también lo vi así; desde que lo conocí. Incluso llegue a sentir envidia de Ben por el padre que tenía, resulta que este es igual de basura que mi padre.
Salí con mis cosas, mis bolsos, mi ropa, todo… incluso amarre a mis manos mi paciencia y mi cordura, esas dos amenazan con abandonarme en cualquier momento.
Me despedí de la Señora Grace y de Emanuel; no soy tan hipócrita como para despedirme del matrimonio Willis y Ben estaba muy ocupado metiéndole a Kristen la lengua hasta la campanilla; nuestros ojos conectaron pero él nunca abandono ese beso.