Atrapada en ti...

Capítulo 35

La incomodidad regreso.

¡Sí!

No sabía que después de tan inesperada actividad física, mis partes íntimas se fueran a revelar en mi contra como diciendo ¿te gusto? bueno ahora sufrirás un poco, me arde un infierno y aun cuando el recuerdo de lo sucedido, es excelente, no mitiga ni un poco la sensación de tener un volcán ardiente entre mis piernas.

Tengo las crecientes e inmensas ganas de preguntarle a mi madre si eso es normal, pero no me siento cómoda cuando se supone que yo no debía perder mi virginidad tan pronto, con un chico que ni si quiera es mi novio.

Aunque me haya prometido terminar con su novia, me es imposible sentirme un tanto tonta, me siento como mamá justo ahora y eso no es bueno, porque durante mucho tiempo, más de lo que puedo recordar yo me juraba a mí misma jamás creer en las promesas de un hombre, y heme aquí, creyendo que Ben dejara a Kristen y su estúpida venganza por mí.

¿Cuán estúpida me hace esto?

— ¿lista para tu primer día de clases en el Excellence? — pregunta mamá asomándose por la puerta de mi habitación.

Ella trata de parecer una mamá normal, para nada triste por las cosas que acaba de descubrir y con la suficiente energía para animarme a hacer algo que sabe no quiero.

—no.

— ¡oh vamos!... será genial, ahí están Ben y Emanuel, no serás la chica nueva…

Me rio en su cara —estoy ingresando a final de curso— enumero con uno de mis dedos —la mitad de ese instituto me ha visto en el Freedom— sigo enumerando —seré la chica nueva y lo peor… ¡todo el mundo hablara sobre mí las siguientes semanas!

—hey… te estás volviendo un poco egocéntrica ¿Qué te hace tan importante para esos chicos?

Mamá de verdad parece genuinamente confundida —Zara— digo a lo que ella me ve con una ceja enarcada — ¿Qué? Me estas llamando egocéntrica, tengo derecho a un poco de rebeldía por eso.

—no, no tienes ni un poco de derecho a eso.

—como te decía Zara, los chicos son así, comprendo que tal vez no puedas entenderlo, somos de generaciones diferentes…

—Serás— murmura acercándose muy rápido a mí —serás hija del diablo, engendro de Satanás ¿cómo se te ocurre llamarme vieja cuando deberías estar agradecida de tener una madre tan joven y llena de vida?

Y la egocéntrica soy yo, pero la broma perdió gracia al menos para mí.

— ¿Qué? — pregunta ella ante mi repentina seriedad.

—sé que lo dijiste jugando mamá, ¿pero sabes cuan cierta son tus palabras? ¡Soy la hija de un diablo! De forma literal y eso me avergüenza tanto.

Estar cobijada en sus brazos, no se siente ni un poco mal —no te sientas mal por sentir vergüenza, hasta yo misma me cuestiono como fui capaz de enamorarme de alguien tan cruel, despiadado y sin escrúpulos como Gideon Willis.

—en tu defensa podemos alegar enamoramiento estúpido.

—ni si quiera alguien enamorado debía aceptar las cosas que yo acepte que él hiciera con nosotras, de no haber sido por tus palabras tal vez yo seguiría anclada a una falsa esperanza.

Me suelto de su abrazo y la miro a sus ojos, azul contra azul —Bob venia en camino a rescatarte.

— ¿te gusta?

— ¡no! — respondo con la mueca de asco más grande en la tierra.

—formule mal mi pregunta… ¿te gusta para mí?

Asiento en silencio, por unos pocos segundos olvide el ardor entre mis piernas —cualquier hombre que sea capaz de hacerte feliz está bien para mi… te puedo preguntar algo.

>> ¿Qué sientes cuando vez sus ojos?

Ella sonríe cual adolescente enamorada suspirando por su príncipe —me pierdo en ellos, siento que me transportan a un lugar seguro, no existe nada más.

— ¿estás enamorada?

—si sentirme así con solo ver sus ojos, es estar enamorada pues sí, lo estoy entonces ¿Por qué?

Porque es lo mismo que siento yo cuando veo a Ben, entonces está comprobado, estoy enamorada de Benjamín Hamilton o en mi traducción menos romántica estoy Atrapada en su mirada, sin llave que abra esa puerta y sin deseos de escapar.

—Curiosidad— digo besando su mejilla —me voy no puedo llegar a tarde a mi súper primer día yuh juh.

—el sarcasmo esta demás… ¡estas caminando un poco raro Ana!

Por favor

Por favor

Por favor

Que sea solo un mito de los ancianos eso de que puede notarse que una mujer ya no es virgen solo por su forma de caminar.

—el pantalón me aprieta un poco.

—pues cámbiatelo.

—no tengo tiempo, chao mama nos vemos más tarde, guárdame mucha comida.

Corrí de mi habitación, ni loca le dejo seguir insistiendo, pasare mi incomodidad solita, no necesito hacer a más nadie parte de esto.

 

[…]




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