Atrapada en ti...

Capítulo 38

Su piel morena está un poco pálida, pero no es esa palidez que señala enfermedad, es esa palidez que se le nota a alguien que se expone de forma muy poco frecuente al sol; sin embargo su sonrisa se nota tan real que es imposible no devolvérsela —¿Qué haces? — Pregunto al ver que se esconde, observa a todos lados y me toma de la mano para llevarme hasta el final de la calle en donde unos enormes estantes nos protegen de la vista de los demás — ¿Por qué nos escondemos? ¿Dónde has estado?

Él se asoma una vez más, antes de centrar sus oscuros ojos en mí y sonreír nuevamente —había olvidado lo preguntona que eres.

—bueno no puedes culparme, te vas dejando una nota, una dirección y una llave… encontré cosas terribles que involucran a parte de tu familia, así que si, necesito muchas respuestas.

Nos sentamos en unos bloques que están pegados a la pared y Roger toma mi mano antes de mirar directamente mis ojos, poco a poco se acerca a mí y soy sincera diciendo que su cercanía no me gusta, no me pone nerviosa o algo por el estilo, simplemente no me siento en condiciones de tener alguna cercanía del tipo romántico con un chico, cuando mi corazón aún está sangrando por la herida.

—Tenía una novia— confiesa en un susurro.

Lo observo algo confusa, no era eso lo que esperaba; no es como que pensara que iba a besarme o algo así, bueno si era eso lo que pensaba, así que es un alivio que estuviera equivocada.

—era un poco menor que yo, pero me tenía completamente hechizado; nosotros éramos el típico cliché de la niña buena y el chico malo, la de la vida perfecta color de rosa y el del pasado tormentoso lleno de secretos, pero a pesar de todo siempre estuvimos bien, ella jamás broto una lagrima a causa mía, siempre me concentre en sacarle sonrisas que a decir verdad era alucinante, hasta Cristino la adoraba.

—Y eso es un excelente premio— interrumpo su historia, que no tiene ningún sentido para mí.

—Cristino no es un mal chico— se burla de mi inconformidad, pero es que Cristino me odia, entonces me doy cuenta que su actitud es solo conmigo y escuece un poco.

— ¡bien! No ha sido el más empático contigo— habla exponiendo sus manos al frente como disculpándose, luego esboza una media sonrisa que más que parecer feliz lo hace ver nostálgico —es solo que… de los cinco, ha sido a quien más le ha afectado el abandono de quienes nos rodean, es como un trauma, el siente que en cualquier momento las personas lo dejaran de lado y simplemente prefiere ser él quien los ignora.

Asiento conforme con su respuesta —así que el más odioso resulto ser el más sentimental.

— ¡exacto!

— ¿y entonces?

— ¿entonces qué?

—tu novia, la niña buena que Cristino adoraba.

— ¿es eso celos lo que se escucha en tus palabras? — pregunta todo burlón, niego rápidamente con la cabeza, no estoy celosa de Cristino eso es absurdo —ella solo desapareció— contesta enseriándose enseguida.

— ¿Cómo que desapareció?

Roger recuesta su cuerpo de la pared, mientras observa el cielo azul claro libre de nubes que nos observa, es como si el cielo se burlara de nosotros, el presumiendo su brillo y esplendor, mientras nosotros llevamos la tormenta por dentro —un día solo deje de verla, solíamos encontrarnos cerca de mi casa, soy consciente de que ella salía escondidas de la suya; me canse de esperarla, recuerdo que el ultimo día que espere verla llovió a cantaros y como un estúpido imbécil me quede bajo la lluvia esperando que ella apareciera con su hermosa sonrisa, pero espere en vano.

>> Me dije muchas veces que estaría ocupada con la secundaria, que ella volvería pero no fue así. La busque muchas veces, en distintos lugares, pero jamás en su casa. Jamás me atreví a visitar su casa por temor a meterla en problemas, ¿Qué padre querría ver a su hija con un tipo como yo?

—solo eres un chico Roger.

— ¡admítelo! Me temías, te veía caminar por el barrio y siempre cambiabas de acera cuando nos veías cerca, no pienses hacerme creer ahora que soy el estereotipo de chico que un padre querría para su hija, porque yo no lo querría.

—crea fama y acuéstate a dormir— es mi respuesta.

El me señala con su dedo — ¿vez? No puedes negarlo, sé que nosotros mismos nos dimos esa apariencia de delincuentes y por lo mismo se lo que las personas pueden pensar de nosotros con solo vernos, pero con ella todo fue distinto; basto solo unas palabras y ya todo era color de rosa en mi vida.

>>a veces solo necesitamos que una persona crea en nosotros, para poder creer en nosotros mismos. Y ella creyó en mí, creyó que podía ser más que el chico que consumía drogas y no estudiaba, me dio ánimos para ir por más, pero se fue y me dejo en un abismo que no supe cómo afrontar hasta que supe de ella de nuevo.

Roger habla de una forma tan dulce que es imposible no asumir que él sigue perdido por esa chica — ¿volvieron? — la romántica que vive en mi ansia un final feliz al menos para él.

Pero el rostro de Roger se contorsiona con una mueca amarga —su familia le estaba llevando flores al cementerio.

— ¿Qué? — pregunto llevando una mano a mi pecho.




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