Atrapadas

I

Era una noche tranquila Lucia estaba sentada en el medio de su pequeña habitación, que se encontraba fuera de la casa que su madre arrendaba, era un pequeño cuarto al lado del patio trasero, cuando era una niña su habitación era un cuarto, bastante amplio en el segundo piso, pero luego de cumplir los 12 su mamá, hizo el cambio sobre todo porque la presencia de la chica le molestaba cada vez que llevaba a alguno de sus novios. Meditaba por unos segundos en su tema favorito, su novio Jairo, y un poco de nostalgia invadió su alma al recordar el día que se conocieron. Era verano, unas semanas antes de salir de vacaciones, lucia recuerda no haberse sentido emocionada por eso, ella no tendría tiempo libre, ella tendría que buscar uno o más trabajos por lo menos, ríe al recordar a la señora Thomson ella era muy estricta y tenía varias semanas de advertirle que no siguiese llegando tarde, pero la chica parecía no acatar la orden hasta que logro ser sancionada, esa tarde se quedaría en detención.

Al llegar al salón de clases, Jairo estaba ahí distraído con un reloj al que parecía querer arreglar, él era castigado con frecuencia ya que no prestaba atención alguna en clases, ambos se observan por unos instantes, hasta que la joven toma asiento y empieza a pretender leer un libro, la chica era callada, y no es que fuese tímida, es solo que se sentía cómoda en su soledad, el tener amigos se había vuelto innecesario para ella, en la escuela era casi como un fantasma nadie se daba cuenta de su existencia a excepción de los profesores.

-tengo que ir a la oficina del director, se quedan dónde están sin hablar, yo regresare pronto- dice la profesora saliendo del salón.

Transcurrieron unos minutos de silencio, ninguno de los dos sabía cómo romper el hielo, no eran más que jóvenes inexpertos.

- ¿cómo te llamas? – pregunta Jairo curiosamente

Lucia toma un gran respiro – me llamo Lucia - exclama la chica

El joven sonríe - ¿por qué te castigaron? No pareces muy rebelde, - le cuestiona el joven con algo de burla al hablar

Lucia ciñe el ceño, que es eso de que “no parece rebelde”, que podía saber él si recién le dirigía la palabra- pues, - dice la joven- me encontraron con un chico cerca del campo de deporte, por eso me castigaron-

Jairo la observa es obvio para el chico que ella no la habían castigado por eso y le causa gracia, ya que entendía que el comentario que había hecho anteriormente había molestado a la joven, este esboza una sonrisa - ¿Enserio? – replica, - y ¿que estaban haciendo? Estaban ¿teniendo sexo? – dice el, en manera de burla, lo que molesta más a Lucia ya que se da cuenta que este no le cree

-si de otra manera no me hubiesen castigado, si solo hubiéramos estado hablando ¿no crees? – dice ella en una actitud seria. Entonces Jairo en un impulso absurdo se levanta de su asiento, para posicionarse al lado de la joven que lo ve casi espantada, este se acerca a su rostro, -vaya – piensa Jairo esto es lo más impulsivo que he hecho, dado que, aunque Lucia le parecía linda, él nunca la había visto antes.

- ¿Qué se supone que haces? – dice una algo asustada Lucia

-quiero- dice Jairo –que me enseñes qué era lo que estabas haciendo, cuando te castigaron – este se empieza a acercar a lucia quien se queda sin palabras, está en blanco su mente y su cuerpo no saben cómo reaccionar, Jairo se acerca más y más hasta que un roce de labios se da. Pero los ruidos en el pasillo de los altos tacones de la profesora son un indicador de que esta se aproxima, lo que hace que Jairo de un salto hasta posicionarse en su antiguo pupitre y que Lucia recupere la postura. – vaya hazaña – se repite Jairo es su mente, mientras lucia solo puede observar como la profesora toma su asiento, con un libro en la mano y empieza a leer.

Los siguientes minutos transcurren en silencio Lucia intenta concentrarse y leer, para así olvidarse de lo ocurrido y sobre todo del chico que está a su lado. Jairo ve con curiosidad a Lucia y sus manos temblorosas que denotan que sigue nerviosa por lo que ocurrió minutos atrás. Mientras que la señora Thomson solo se dedica a leer como si estuviera poseída por el libro.

El momento de irse llego y lucia sale corriendo del salón sin siquiera ver a Jairo se despide de la maestra. Pero claramente no se da cuenta que Jairo es más ágil ya que este se apresura y corre hasta la salida donde obligatoriamente lucia tiene que atravesar. Esta casi corriendo a todo lo que da voltea en varias ocasiones a ver hacia atrás para asegurarse que el joven no vaya tras ella, sin saber que este está esperándola.

-Hola – dice Jairo frente a lucia que lo ve conmocionada,

-hola – repite ella, vaya que estaba nerviosa, las piernas le empezaron a temblar y sentía su cuerpo dormido, - me dejas pasar tengo que llegar a casa – le casi suplica la chica,

El joven da un inmenso suspiro - ¿puedo acompañarte? – fue lo primero que se cruzó por su cabeza, sin nada más que decir la joven le da su aprobación con un movimiento de cabeza.

Empiezan a caminar, el silencio era incomodo; pero es que, que se podían decir en ese momento, se acababan de dirigir la palabra, y ya había entre ellos una corriente de emociones que ni siquiera un adulto sabe cómo manejar, y ellos eran solo dos jóvenes que, apenas experimentan sus primeras emociones hacia otra persona, que pueden saber dos adolescentes de lo que el amor significa y es que en sus inexpertas cabezas todo lo que les estaba pasando era algo nuevo y a pesar de ser extraño y tenebroso, pronto se darían cuenta de lo único y especial que puede llegar a ser el primer gran amor.



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En el texto hay: la vida cambia en un segundo

Editado: 28.07.2019

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