Atrapadas

V

La noche avanzaba, Frank se quedó junto a Mariana hasta el siguiente día, sentía temor que Oscar tuviese un ataque y quisiera golpearla de nuevo. Era la 1 de la mañana, Mariana se despertó, en medio de una pesadilla que la hizo saltar y gritar, estaba ardiendo en calentura, Frank había caído dormido, lo que los gritos de la joven lo asustaron, - ¿Qué pasa? - dice el joven adormecido, Mariana se retuerce mientras hablaba incoherencias- estas delirando – Frank no sabe qué hacer exactamente por lo que va en busca de Ely, esto no le es de ayuda, ya que encuentra a la chica, drogada entrando a uno de los cuartos con un cliente, para sorpresa de Frank era el papa de John, “no tengo tiempo para esto” pensó y decidió ir en busca de Karla quien al igual que Ely estaba bastante drogada en las piernas de un hombre, ella tampoco era de ayuda, por lo que solo le quedaba Lucia, ella era la única que debía estar sola, era la única que no debía tener relaciones sexuales con varios hombres la misma noche. Lucia estaba en el bar, hablaba con una chica, Frank la toma por el brazo y le dice que debe ayudarle con Mariana, ambos se dirigen a la habitación donde la chica continúa delirando.

-necesitamos medicamentos, no lo sé antibióticos o algo que ayude a controlar su fiebre, tú puedes salir, debes ir a comprar los medicamentos –

- ¿con que dinero? No tengo un dólar encima-

Lucia piensa por unos instantes – tu sabes donde vive John ¿no es así?, él debe tener dinero, él puede ayudarnos –

- ¿John? ¿crees que me rebajare a pedirle prestado? Jamás… Martin el otro dueño del bar vendrá dentro de unos días, el seguramente me prestará –

-no tenemos unos días, Mariana necesita el medicamento ya… ve y préstale el dinero a John, luego cuando el otro tipo llegue le podrás pagarle –

Y ahí iba Frank camino a la antigua casa de John preguntándose a qué horas le tomo tanto cariño a una mocosa, que estaba dejando su orgullo de lado, hacia unas horas había decidido dejar a John en el pasado, pero aquí iba de nuevo a reencontrarse con él, “¿será que soy demasiado buena persona? O ya de plano hacer el papel de payaso es lo mío” las quejas constantes era para tapar el nerviosismo que tenía, no sabía que cara pondría frente a John, era como regresar a su época escolar, esos meses que estuvieron juntos, donde todo su mundo giraba alrededor del joven, se vestía en la mañana pensando en si a John le gustaría esa ropa, “definitivamente hacer el papel de pendejo es lo mío” piensa la recordar que muchas veces sus esfuerzos eran en vano, ya que el chico o lo dejaba plantado o solo se veían unos minutos. Al llegar a su destino Frank, le daba vueltas a las palabras que estaba por decir, se arrepentía cada vez que estaba a punto de tocar el timbre de la casa, “¿Qué demonios hago aquí?” piensa antes de decidir marcharse, pero la imagen de mariana sufriendo, le da el impulso necesario para tocar el timbre e improvisar, la casa era grande y lujosa, aunque para Frank estaba más fea que la última vez que la vio. Una señora atiende la puerta, lo mira de pies a cabeza con desprecio, al percatarse que llevaba ropa y zapatos viejos lo interroga, hasta que John, se baja de un auto, y se percata de la presencia del joven en la puerta de su casa.

- ¿qué ocurre? – pregunta John aproximándose a la puerta

Frank no lo voltea a ver solo fija su mirada en la vieja señora parada frente a él, no porque le parezca bonita, sino porque estaba muy nervioso como para tener contacto visual con él joven –necesito hablar contigo –

-muy bien, ¿quieres entrar o hablamos acá afuera? –

-acá afuera será algo rápido – “bien –piensa Frank- nunca he sido un gallina le pediré el dinero y me iré”

La señora se adentra en la casa dejando a los jóvenes solos.

-bueno ¿Qué necesitas? –

Frank toma un respiro –necesito que me prestes un dinero, te lo pagare dentro de unos días, es algo urgente –

- ¿dinero? ¿necesitas… dinero?... Nunca antes me habías pedido prestado, ¿Qué es lo que está pasando? ¿estás en peligro? –

- ¿necesitas saberlo para prestarme el dinero? –

-sí, y necesito que seas honesto conmigo –

Frank estaba cansado como para argumentar o perder el valioso tiempo que tenía, le cuenta la situación de Mariana a John, quien lo ve consternado, quizás hasta celoso al notar todas las molestias que el joven se había tomado por la chica, eso significaba que era importante para él

-no necesitas dinero, necesitas medicamentos, yo puedo llevarte a una farmacia a conseguirlos – John apunta a el auto de donde se había bajado anteriormente.

Frank accede, suben al auto, John conducía bastante rápido, mientras Frank se limita a sostenerse muy bien del asiento, guardaban silencio… un silencio que escondía bastantes palabras para ambos, ha ese punto de sus vidas con los errores cometidos y las cosas vividas por ambos que más se podían decir, que ya no los lastimara, si no los curara talvez era el perdón la mejor idea, pero ¿Qué clase de perdón? El que se dice que se da, pero en realidad es una hipocresía, porque la herida sigue ahí ardiendo como el primer día, que se da solo para continuar con la relación, esperando que el tiempo lo cure todo, para así olvidarlo todo y llegar un día a ser felices, o el que se da sinceramente, dejando de lado todo y comprendiendo a la otra persona, este es el más complicado porque cuando perdonas dejas de ser tú y te conviertes en tu victimario esa persona que tanto mal te ha hecho e intentas comprender sus razones, ponerte en sus zapatos, para dejar ir todo lo que cargas en la bella acción de perdonar, pero este era también el más peligroso, porque esta clase de perdón se otorga, para ya no repetir lo mismo del pasado, para desprenderse de la persona que se odia, olvidarse de ella y sus acciones, ¿era eso lo que quería? ¿olvidarse de John?, dejar por fin el pasado en el pasado no es tan fácil sobre todo cuando el amor sigue ahí, incrustado en el alma, Frank no quería dejar ir a John, lo veía con disimulo y se preguntaba por qué lo seguía amando, no había hecho más que herirlo, pero si en ese momento, él se pudiera deshacer de una cosa lo seguramente sería de su orgullo, y de una vez por todas hacer lo que hace años ha soñado hacer y es estar con él.



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En el texto hay: la vida cambia en un segundo

Editado: 28.07.2019

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