Atrapado

Atrapado

 

I.

La soledad, es algo que se puede disfrutar para una plena tranquilidad, para ordenar tus ideas y encontrarte a ti mismo. Sin embargo, hay situaciones en las que esta acción no es del todo segura y buena.

Albert, como lo conocían pocas personas, permanecía alejado del mundo exterior. Casi nunca salía de su casa, y si lo hacía, era solo por trabajo.

Sus vecinos no sabían nada de él, excepto que de niño era huérfano. Salía muy temprano en las mañanas, y regresaba a las cinco de la tarde. Caminaba siempre mirando al suelo.

 

Cierta  noche, cuando las personas se regocijaban en sus casas a observar la televisión, o realizar alguna que otra actividad antes de ir a dormir. Albert se hallaba frente a su computador, con una taza de café. Leía el diario virtual, pasaba noticia tras noticia. Una le llamó la atención sin querer, en la portada se leía:

“Dueños de una antigua casa en el pueblo de Mendatempum desaparecieron misteriosamente”, Lo que contaba era que, la estación policial del pueblo había recibido una llamada de emergencias, y la persona que hablaba era un hombre que parecía estar asustado. Afirmaba que alguien se había metido a su hogar luego de haber matado a su mascota. Los estaba acechando aquella noche.

Dicho esto, mandaron una patrulla, donde dos oficiales, uno mayor y el otro muy joven, fueron hacia la salida del pueblo hacia lo que sería el antiguo Mendatempum. La casa al parecer se ubicaba a un costado de la carretera. Luego ya de un rato, intentaron comunicarse con los oficiales, sin embargo estos no contestaban. Mandaron otras dos patrullas y al arribar, se encontraron con algo bastante extraño. Había dos autos, un Tercel de color azul, y la patrulla con las puertas abiertas. Pero eso no fue todo, la casa parecía estar deshabitada, y era muy antigua. Mientras que, en la entrada yacía el cuerpo putrefacto de lo que sería la mascota de la familia. Registraron cada rincón, pero no hallaron rastro de los policías ni de la familia. Hasta ahora siguen desaparecidos.

Luego otro caso menos extraño, sin embargo muy sangriento. Cerca de Mendatempum, hay una pequeña ciudad, a la cual se llega tomando la vía derecha que surge de la carretera principal. Un estudiante del colegio mayor del lugar organizó el atentado más grotesco y aterrador de la historia del País de San José, de hecho, el único. Y los que tuvieron la peor parte fueron los que estaban en el salón de baile. Aquel día se celebraba el aniversario de la escuela, la cual coincidía con la fiesta de promoción. Aquel chico junto con su primo, colocaron bombas caseras en diversas partes….

Albert no terminó de leer todo, cerró la página y se fue a la portada del periódico nacional. Buscaba alguna que te tuviera un tema interesante y menos estúpido, pero no encontró más que noticias que hablaban de escándalos internacionales, y política. Uno que otro descubrimiento de ciencia y tecnología, hasta que llegó a una donde nuevamente se topó con noticias sobrenaturales. En este se leía:

“San José, el país de las mil y un locuras”

En esta redacción, trataba sobre el misterio que recaía en el país peninsular de San José. Ubicado como un mini continente al oeste de América latina, se ha hablado de este como el centro de las más excéntricas y aterradoras leyendas, mitos, monstruos, etc. Que podrían dejarte asombrado por su riqueza creativa y su misteriosa geografía.

No está considerado como un país desarrollado, ni tampoco tercermundista. Es neutro en su desarrollo, con la mitad del país poblado, mientras que la parte sur, la cual se divide por un largo río, está escasamente habitado por personas denominadas “los antiguos”…

 Albert cierra el navegador y enciende el televisor, ya no quiere más noticias tontas que hablan sobre supuestas cosas paranormales o extraordinarias, era escéptico de esos temas. Él conocía muy bien el País de San José, porque vivía en el. Y la mayoría de los casos sobrenaturales, le parecían absurdos.

Tomó su taza de café, le dio un sorbo y se puso a ver una película.

Estaba aburrido, veía que las imágenes se movían, y hablaban, pero Albert las sentía lejanas. Su cabeza estaba en otro lado, cada parpadeo que daba era como mirar al pasado. Cuando caminaba en los extensos campos, sintiendo el pastizal rosando las palmas de sus manos.

Apagó el televisor, y miró la pantalla negra, hipnotizado en sus recuerdos. Él nunca tuvo la oportunidad de amar, ni que alguien sintiera ese cariño por Albert. No tenía familia, ni esposa, ni amigos. Era un hombre tan solitario, pero que rogaba internamente  por la compañía de alguien que lo comprenda.

Se frota las manos, y de nuevo toma otro sorbo. Repite esta acción una y otra vez, mientras que afuera los últimos rayos rojizos del sol se asoman tras las sombras de antiguas montañas. Cuando terminó su café, el cielo ahora estaba oscuro, con algunas estrellas parpadeando y la luna reflejando una hermosa luz blanca.

Habían pasado treinta años desde la última vez que sintió la fresca sensación del campo. Tenía cuarenta años, y había perdido por completo la razón de la felicidad que tenía en su infancia. Había tenido éxito en varias cosas, en la escuela, en la universidad, en el trabajo, pero nunca encontró a alguien para su compañía.

Se lamió los labios y se levantó de su asiento, tomó la taza vacía y la llevó hacia la cocina.




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