Atrápame

Capítulo 14

☆゜・。。・🐺🌙🐺・。。・゜★ 

 

Reed dejó que Seth lavara las tazas que habían utilizado en el desayuno, mientras lo veía moverse de un lado a otro en la cocina, ella revisó los mensajes que Irina le había enviado a su anotador digital:

“Isabella está actuando muy raro, ¿has hablado con ella?”

Le había visitado cuando estuvo inconsciente en la zona de primeros auxilios, pero luego no pudo encontrarla, tampoco tuvo tiempo, entre la reunión con Vladimir, y la supervisión a Romanov, terminó sus tareas entrada la noche. Pero Irina tenía razón en sus sospechas, durante los últimos días Isabella estaba extraña, más evasiva que lo normal y a veces reaccionaba de forma agresiva, se ocultaba más. No podía continuar así, alguien debía hablar con ella, y ese alguien era Reed, porque Isabella no confiaba en nadie más que en ella.

“No he tenido el tiempo y la oportunidad. Pero en cuanto termine mi sesión de trabajo con Seth voy a buscarla. ¿Cómo vas con los reportes, todo está en orden?”

Sí, nada fuera de lo normal. Las instalaciones del laboratorio G están en reparación, por lo que la carga de informes se ha aligerado bastante”

Supongo que eso es bueno, deberías aprovechar este descanso”

“Oh, sí, lo haré. Por favor, no olvides de hablar con ella, de verdad que me preocupa que algo malo le esté pasando”

Descuida, hoy mismo averiguaré lo que le pasa”

Cerrando la casilla de mensajes en la pantalla del anotador, Reed se preparó, buscó su anotador, su uniforme de trabajo e hizo un mantenimiento de rutina al escáner solo para asegurarse que el tiempo no lo había deteriorado. Trató de sentirse entusiasta, pero no podía, cualquier cosa que pasara, todo dato que pudiera conseguir, ya no valía la pena, pues su investigación era una farsa, un mal chiste digno de ser ignorado, y ahora, Reed solo era... Reed, un fracasado intento de aspirar a algo que no pudo alcanzar, ya no podía.

Haría esto por su hermana, le debía intentarlo, sacarla de este enorme lío en que le había arrastrado, por meterse con cambiantes Reed destruyó lo poco que tenía, primero su madre y ahora Laila, era su obligación componer las cosas, salvar lo que aún quedaba en pie.

Había aprendido a lidiar con la traición, era un concepto que a estas alturas le encajaba perfecto, todo lo que una vez le importó lo estaba corrompiendo, y ahora mismo lo hacía con el lobo de ojos azules que dudaba en si debía recostarse en el diván.

Reed calibró los sensores del escáner, intentando por todos los medios distraerse de la avalancha de problemas que nunca llegaba a su fin, tenía mucho dando vuelta, el enojo de Vladimir, el extraño comportamiento de Isabella, su preocupación por Laila, y los constantes acechos de Adrien, sin ignorar que presentía que Arif Anyelev sospechaba algo, cada vez que cruzaba su mirada podía ver que intuía algo, pero jamás decía nada.

— ¿Es seguro?

Oyó su nerviosismo cuando se recostó en el diván y de inmediato acudió, en el tiempo que llevaban juntos había aprendido las señales, para evitar sus ataques de pánico y ansiedad Seth debía sentir algún tipo de contacto físico, un siempre roce podía distraerlo y detener al lobo. También funcionaba usar su sentido del olfato, era por eso que Reed había colocado dispensadores de perfumes, al notar que sus pupilas comenzaban a dilatarse, activó los dispensadores y la habitación se llenó de un suave aroma de tierra húmeda, lluvia, bosque frío. Era como transportarlo a su hogar.

—Para nada, estarás bien.

Seth llenó sus pulmones de aire, y lo expulsó por la boca.

— ¿Qué esperas obtener con esto?

Reed sacó los apoya brazos de debajo del diván y le ayudó a acomodarse.

—Observar tus reacciones a estímulos auditivos, y comparar esas reacciones con tus ondas cerebrales.

Reed acercó el escáner, colocó uno de los sensores en la frente y los otros dos en su pecho, luego puso los auriculares inalámbricos en sus oídos, estaban sincronizados a la computadora integrada en la pantalla del escáner.

—No entendí nada —dijo, luego volvió a sonreír, pero el gesto desmentía una alegría real—. Pero no importa, tú eres la que sabe.

Reed esperó, indecisa.

— ¿Listo?

Seth abrió sus ojos, que antes los había cerrado con fuerza, en un reflejo instintivo, como si le fuera a hacer daño. Sonrió, en un gesto nervioso, casi tímido.

— ¿Tú qué crees?

Reed detuvo el escáner, si iba a continuar, era preciso sondear en sus reacciones al estar postrado en el diván, Reed sabía que no se debía al prejuicio de locura, había algo más, otro miedo subyacente. Continuar ignorando eso no era recomendable, pues en el estado de alerta en el que se encontraba, los datos del escáner no servirían de mucho.




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