Atrápame

Capítulo 20

 

☆゜・。。・🐺🌙🐺・。。・゜★ 

 

Reed se acercó a la camilla blanca, y pretendió revisar los datos almacenados en el escáner de signos vitales al que anteriormente estuvo conectada Isabella, ahora ella estaba sentada sobre el borde, aferrándose al mullido colchón individual de un blanco tan limpio que hacía juego con todo alrededor. Su largo cabello rojo contrastaba fuertemente, como un trago de color en la monotonía que lo cubría todo.

A Reed todavía le dolían los golpes, a pesar de que había pasado tiempo, cuarenta y ocho horas desde su regreso al Centro de Investigaciones, prefirió no volver a recordar la pelea con esa mujer, pues despertaba el orgullo y eso le hacía sentir miserable, pues Reed no era violenta. Sin embargo, algo se activó en ella cuando vio que los iban a matar, valor, coraje, adrenalina, ni siquiera sabía que podía cobrar tanta fuerza.

No podía imaginar la idea de ver a Seth morir frente a sus ojos...

Inevitablemente el recuerdo del beso fugaz atravesó su mente, pero ella se obligó a ser objetiva, regresar a la rigidez profesional de su trabajo, nada bueno salía si se involucraban los sentimientos, y menos cuando todavía estaba a merced de Renan y los suyos.

De reojo miró a la mujer, todo había cambiado ahora que ya no entraba en la categoría de humano, si bien no volvió a transformarse, si sufrió episodios en donde sus garras y dientes se mostraron sin que ella se diera cuenta. Desde que llegaron, Isabella quedó en aislamiento y desde entonces casi no le veía, Reed discutió con todas sus fuerzas para evitar su confinamiento, pues era evidente en el rostro de la mujer que no quería ser sometida al riguroso examen del protocolo ante extraños, de hecho ella ni siquiera emitió palabra alguna, se retrajo a una seriedad absoluta.

Eso era preocupante. Más por el hecho de que se negaba a ver a Vladimir.

El leopardo estaba irritable y desesperado, bebiendo licor como si fuera el aire que respiraba.

—Isabella...

Ella volteó su rostro a un lado, y se aferró con mayor fuerza al borde de la camilla, Reed notó su pena, el cambio en su respiración, pero el aparato que medía sus signos estaba calmo.

—Habla conmigo, por favor.

Ella se mordió el labio, las venas de sus manos se dejaron ver a través de la piel.

— ¿Qué es lo que soy? —Su pregunta salió en un murmullo quebrado, sus ojos oscilaban entre el verde lima y un caramelo oscuro.

Reed trató de mantener la calma, teniendo a un cambiante tigre ella debía ser más cautelosa, pues a diferencia de los lobos, los felinos tenían temperamentos más volátiles, un instinto de preservación muy arraigado, eran criaturas de enorme fuerza y poder, fácilmente susceptibles a atacar. Eso se multiplicaba en el caso de Isabella, era un caso especial que tenía perplejos a todos, aún había quienes creían que ella era humana.

Ahora estaba dentro de la categoría latente. Con transformación completa de ida y vuelta, sin complicaciones.

Era la primera en lograrlo, y muchos querían estudiarla con el fin de encontrar una cura para la condición de latencia en cambiantes. Vladimir se opuso rotundamente, y Reed veía la contradicción en esto.

Isabella era un avance, un enigma para la ciencia, el eslabón que podría arrojar respuestas a los estudios sobre la latencia de los cambiantes, pero también era su amiga, no tan cercana como quisiera pero aun así, Reed no quería angustiarle más de lo que ya estaba.

Acercándose Reed se agachó frente a Isabella, poniendo su mano sobre la de ella, estaba inusualmente fría, temblaba, y al contacto sus garras salieron. Eran de un tono cremoso mezclado con gris, gruesas en la base y muy finas en las puntas, tanto que podía aventurarse a pensar que apenas tenían un radio de milímetros en esa zona. Reed tuvo que tragar su sorpresa para evitar alterarla.

—El genoma cambiante ha sufrido modificaciones desde que se clausuraron los laboratorios, debido a la cruza aparecieron los latentes...

—Esa historia ya la sé —replicó, su mirada era dura—. Tengo..., esta cosa en mi mente..., es como si hubiera un intruso husmeando en todo momento..., mis recuerdos..., pensamientos..., lo ve todo y me siento..., violada.

Sus lágrimas cayeron sobre sus mejillas, Reed se ocupó de tranquilizarla, esto era difícil para Isabella, saber que ahora podía transformarse en un tigre debía ser un cambio brusco, pero la parte psicológica era la más dura. Los cambiantes comparten dos mentalidades en un equilibrio débil, la mente humana y la mente animal, si Reed había analizado bien las cosas, la mente animal de Isabella debe de haberse activado y con ella su transformación, esa era hasta el momento una conjetura rápida y sin pruebas, todo lo que su razonamiento podía alcanzar.

—Sé que debe ser difícil —dijo Reed—. Pero piensa que ahora eres más que una simple humana.

Era una maravilla, parte de una raza que Reed anhelaba poder integrar, sin embargo y por más que lo deseara, ella era cien por ciento humana mientras que Isabella tenía genética cambiante derivada de un bisabuelo materno, y según los estudios genealógicos sobre su familia que Vladimir consiguió casi a punta de pistola, ese pariente tuvo un hijo con una mujer humana, el cual fue latente, siendo el abuelo de Isabella; este volvió a cruzarse con una humana dando cuatro hijos de los cuales uno resultó ser la madre de Isabella.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.