Atrápame

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Regla N°1

"Jamás permitas que cambien tu vida"

POV. Matt Brown.

Siempre he dicho que mi vida es muy complicada. Y... ¿Quién podría verme en esta situación?

Yo, Matt Brawn. Un chico con un trabajo y una vida recién encaminada, encerrado en una jodida celda junto a la chica misteriosa de un maldito bar.

-Te dije que no lo golpearas- gruñó la susodicha detrás de mí.

Para mí maldita mala suerte estoy encerrado con ella, y para peor no sé por cuánto tiempo.

-Tu cállate, gorila de circo- exclamé con rabia.

Lo último que quiero en este instante es oír su voz, estoy tratando de controlarme y ella no ayuda para nada. 

Solo cierro los ojos y pienso ¿Cómo diablos hemos llegado hasta aquí? 

-Realmente estás loco- musitó negando con lentitud.

La miro, pero luego decido pasar de ella. Así que suspirando, me dedico a ignorar su presencia. Me paso la mano por la cara una y otra vez ¿Por qué a mí? ¿Por qué hoy? ¿Enserio lo merezco?

- Veinticinco años de mi vida comportándome bien ¡Para acabar en una maldita celda!

Esperen ¿Qué? Me giro sin ocultar mi evidente sorpresa. 

- ¿Tú...tú tienes veinticinco años? - pregunté lentamente.

- Si - respondió con seriedad - ¿Soy muy vieja par ti..?

Ruedo los ojos exasperado sin creerme lo que estoy oyendo. 

¿De verdad tiene veinticinco?

-No puede ser cierto que tengas mi edad.. ¡No los aparentas!- exclamé remarcando lo obvio.

En su respuesta, solamente rió con gracia. 

- Porque evidentemente tú estás en la decadencia - me molestó observando mi rostro fruncirse ante su comentario.

La observo porque aún no me creo lo que acaba de decirme. A caso ¿A dicho que mi rostro se encuentra deteriorado? 

Maldita loca...

-Muy graciosa resultaste- respondí.

-Me lo dicen a menudo - ríe cínicamente.

Esta chica si que es exasperante ¿Cómo es que aún no me estoy dando la cabeza contra la pared?

-¿Qué haces?- pregunté frunciendo el ceño al observar como se quita sus zapatos.

-¿A caso no puedo recostarme a descansar?- respondió- ¿Está prohibido?

-No, es que..

-¿Mis pies huelen mal?- me interrumpió exclamando nuevamente con naturalidad.

Tragué saliva con nerviosismo. ¿Qué me sucede?

-¿Qué..? ¡No!

-Que bien, sería vergonzoso que sucediera- rió negando.

-Que mujer tan extraña- murmuré sorprendido.

-Gracias, querido. Diría lo mismo que tú pero..- me observó por completo, escaneando mi cuerpo con lentitud- estaría mintiendo.

-Eres tan..- gruño.

-¿Tan qué?- levantando su cabeza entre sus brazos y me reta con la mirada - ¿Desesperante, extraña, psicópata?

No.

¿Cómo le puedo explicar?

Ella es tan...

-Eres tan rara - termino diciendo.

Se queda en silencio, con sus ojos puestos en los míos. Quisiera toser, pero sus ojos me tienen atrapados. 

- Y esto es tan cliché- respondió por fin.

-¿Cliché?- resoplo - ¡¿Ir a prisión por culpa de una mujer loca, es ser cliché?!

Enserio está loca está chica.

-Pues.. si lo dices así- sonrió- entonces si.

-¿Entonces qué?

-Si es cliché.

Suspiré pellizcando mi cuello con frustración. Desgraciadamente no desperté de ningún sueño, definitivamente esto sí está pasando.

Debía de trabajar al otro día y nadie quería darnos información.

¿En qué me he metido?




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