Atrápame

3

-Oye- murmuró la chica luego de estar mucho tiempo en silencio- Se que no debería de meterme en tu vida, porque no me gustaría que me sucediese pero..

La observé esperando que continuase.

-¿Por qué estabas tan.. triste, desolado, distraído?

-¿Siempre usas tantos sinónimos al hablar?- pregunté ignorando su pregunta.

-¡Oh claro que si! Lo encuentro entretenido, deberías aplicarlo a tu nulo vocabulario.

-¿Puedes dejar de molestarme?

-¿Quieres que te sea sincera?

-Pensé que ya lo eras- rodé los ojos- Me gustaría que lo fueras.

-Bien- respondió.

-¿Bien?- repetí extrañado- ¿Que significa?

-Que no dejaré de molestarte- sonrió con aparente dulzura.

Bruja loca.

-No se porque pierdo mi tiempo en hablarte- ataque.

-Nadie te obliga a que lo hagas- contraatacó

Que mujer más desesperante.

-¿Por qué te comportas así?- inicié la conversación con curiosidad.

-No soy igual a las demás mujeres.

-¡Oh por dios, por suerte no! ¿Te imaginas que todas fueran como tu? Que castigo del universo sería.

-Tienes suerte que no tengo nada afilado aquí, sino tu cuerpo estaría hecho ensalada- frunció el ceño irritada.

-¿Siempre eres tan sádica?

-Depende.

-¿Depende de que?- pregunté escuchando su suspiro.

-De cuan idiota seas.

-Lamento si te he ocasionado problemas en tu trabajo- me disculpe ignorando nuestra conversación.

-Oh descuida- le quitó importancia- jamás me ha gustado.

-Si no te gusta.. ¿Por qué trabajas allí?

Cerro su boca quedando en silencio.

-Lo siento- interrumpí rápidamente- no debí preguntar.

-Tranquilo- sonrió- solo me ha tomado por sorpresa. De niña solía jugar imaginando que tenía mi propio bar, los vasos de juguetes que tenía los utilizaba imaginando que eras diferentes tragos de alcohol que preparaba- comentó- Años más tarde quise estudiar para barman y luego conseguí trabajo en aquel bar. Todo marchaba bien hasta que el tipo que golpeaste llego con sus amigos a cambiar el ambiente del lugar, creo que nadie jamás se a atrevido a enfrentarse a el.

-Siempre hay una primera vez para todo- reímos terminando con la tensión que nos envolvía- ¿Que crees que sucederá luego?

-Esperemos que no vuelva a acercarse de nuevo- suspiró.

-Esperemos que no- respondí.

-¿Donde aprendiste a pelear así?

Sonreí.

-Siempre me han gustado las artes marciales, desde niño he aprendido a luchar.

-Eso es increible- admitió con sorpresa.

-Algunas veces cuando no golpeo a sujetos desconocidos- bromé.

Un nuevo silencio nos envolvió, mis pensamientos atravesaban mi mente confundiendo mi interior.

-¿Cuanto tiempo pasaremos aquí?- pensé irritado.

Jamás hubiese imaginado en donde me podría encontrar.

¡Aquel sujeto tenía la culpa!

Era realmente injusto que estuvieramos en prisión.

"Debes enfrentar las adversidades que te presente la vida, recuerda todo lo que te he enseñado. Ahora depende de ti lo que quieres realmente ser"- mi madre solía dar los mejores consejos, en el momento necesario.

-Pueden irse- habló el policía llegando a nuestra celda luego de una eternidad.

-Al fin- respondió con cansancio.

-Oye- le llamé saliendo de aquel espacio reducido, giro observando mi rostro- ¿Cual es tu nombre?

-Michael Smith- estiró su mano en modo de saludo- un gusto.

-Matt Brown- estreche nuestras manos- el gusto es mío, chica irritante- reí.

-Ni estando libre dejas de fastidiar- resopló.

-Eso debería de decirlo yo, querida.

-Bueno.. fue divertido- mire su rostro con horror- que tengas una buena noche.

-O quizás día- respondí observando el reloj que se encontraba en la pared de la comisaría.




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