Atrevidos

Uno

La música suena en toda la casa, mi familia va y viene por la misma con los preparativos para la fiesta y yo sólo puedo pensar en Santiago DiSanto, el mejor amigo de mi hermana Alessa y mi hermano Adrian, quiénes son los mayores. 
Mi nombre es Ariadna Castillo, tengo dieciséis años recién cumplidos, hoy es el cumpleaños de Santi y mis padres –Jorge y Marina– ofrecieron nuestra casa para realizar dicha celebración, ¿Por qué? Sencillo, los Castillo y los DiSanto son amigos desde hace años, incluso mucho antes de que mis padres nacieran.
Mi papá es oriundo de Puerto Rico, viajó a Italia cuando tuvo oportunidad mientras estudiaba Administración de Empresas en el extranjero, allí tuvo grandes propuestas y fué astuto en su carrera por lo que se hizo socio de Pablo, padre de Santiago y juntos comenzaron una enorme empresa vitivinícola, la cuál es famosísima en todo el mundo y se encarga – entre otras cosas– de la importación y exportación de vinos.  
Años después conoció a mi mamá, Marina Lefleir, ella es francesa y se encontraba en Roma por vacaciones. En cuanto se vieron el flechazo fué inminente y no pudieron no verse nuevamente después de eso, tras muchos intentos por parte de mi progenitor para casarse con ella – luego de varios años de noviazgo – al fin Marina le dió el sí.

—¡Ariadna, baja y ayuda en algo por favor, deja de estar bailando todo el tiempo!— Alessa grita desde el pasillo de la casa.

—¡Bajo en un segundo!— respondo y sigo mi rutina.

Alessa y Adrián son cuatro y cinco años mayores a mí –ella con veinte años y mi hermano con veintiuno– y se encargan de hacerme quedar como una niña pequeña todo el tiempo, aún cuando les he pedido que no lo hagan ya que me molesta en demasía cuando lo hacen en público.

Estudio danza clásica y contemporánea desde que tengo uso de razón, no puedo vivir sin ella, todo el tiempo estoy bailando o escuchando música, imaginando que el sonido de aquella melodía de "El Lago de los Cisnes" se transforma en una bailarina que destila estelas de luz, de colores varios y jamás deja de danzar. 
Es mi pasión, la más grande que tengo y la que llena mi alma por completo. Mi sueño es poder ser parte de una importante compañía de danza, ser la primer bailarina de ella y escuchar los aplausos dirigidos solamente a mí después de cada presentación.

Cabe destacar que en mi familia nadie más tiene ese gusto por la danza, Alessa es totalmente un desastre, no conoce la coordinación del cuerpo y muchas veces opta por no bailar y sólo observar. Mi hermano es un caso perdido, él no nació para moverse siquiera, digamos que es del tipo intelectual, ese que lee mucho y que sabe sobre cualquier tema que se le pregunte pero es un genio con el piano y el arpa, amo escucharlo tocar.

—¿Ari, estás ahí?— la voz de mi mejor amiga, Mery, me saca de balance.

—¡Pasa!— grito y apago el reproductor de música.

—Vine tan pronto mis papás me dejaron, ahora cuéntame, ¿Qué tienes planeado?— sonríe y se lanza a mi cama.

—Hoy es la fiesta para Santiago, quiero decirle lo que siento por él y darle un bonito regalo que  compré para él — sonrío a más no poder.

Llevo enamorada del mejor amigo de mis hermanos desde que tengo memoria, él ha estado presente en todos los momentos importantes de mi vida, los fáciles y los difíciles, ha sido mi amigo, mi confidente, mi hermano, mi protector y mi guardaespaldas junto a Adrián. No sé cuando empezó exactamente éste amor hacia él, sólo sé que cuando me dí cuenta, ya era demasiado tarde y todo empeoró – se volvió más que una simple atracción–  al saber que Santi asistía a mi academia de danza ya que al practicar la danza contemporánea ayudaba a su desvío de columna a mejorar – la cual era una condición muy leve–. 
Verlo bailar es la mejor droga para mí, a pesar de que sólo lo hace por hobbie tiene un gran talento, pareciera que flota en lugar de caminar, es exquisito en todos los sentidos verlo.
Santiago es una persona dulce y carismática, de esas que se hacen querer rápidamente y que vayan dónde vayan tienen amigos por montones, es listo, atlético, varonil, hermoso a mis ojos. No es el típico chico guapo de ojos azules, quijada angulosa, cabello perfecto y hoyuelos encantadores; no, él posee ojos marrones, expresivos y grandes, cabello color caoba totalmente desordenado y algo corto, algunas pequeñas e imperceptibles pecas sobre el puente de su nariz y un pequeño hoyuelo en su mentón, es alto, de cuerpo esbelto pero delgado, no es muy musculoso a comparación de Adrián. No, definitivamente Santiago no es una belleza clásica, pero es la belleza que hace latir mi corazón como un caballo desbocado, que me quita el sueño, que mueve todos y cada uno de mis pensamientos a su alrededor y que, por desgracia, me ve como a una bebé recién nacida.

Pero eso cambiará hoy, voy a hacerle ver qué soy una chica, una mujer, el sexo opuesto y que puede fijarse en mí.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.