Atte. El fantasma

Capitulo 1: Castigados?

Hola, llamenme Xiok.

Bohemia, introvertida y orgullosa INFJ. Amante del arte, las novelas y los cómics. Soy de las que buscan estrategia incluso en una taza de té, y me pierdo creando mundos donde la lógica y la emoción se dan la mano… o se pelean.

Te doy la bienvenida a mi pequeño caos: adolescentes, amistades tan fuertes como peligrosas, y un villano tan carismático que te hará dudar de tu propio juicio. Y una batalla que apenas comienza.

Si alguna vez buscaste una historia fresca con muchos sentimientos... Estás en el lugar correcto.

Bienvenido/a a mi novela. Que comience la caída.

......

Ese día, verduras y pedazos de comida volaban por los aires en la cafetería, transformada en un campo de batalla. Estudiantes, en el segundo día del retiro espiritual, gritaban y lanzaban bolas de puré. Hermanas y profesores trataron sin éxito de poner orden.

Por un extremo, Theo Sandoval, un pelirrojo alborotado e hijo del respetado y famoso abogado, desvió el ataque de un balón de básquet lanzado por un chico de lentes. Eufórico, la emoción se evaporó cuando un grito escarapelo su espalda y la de su equipo.

— ¿Quién lanzó el balón? —la hermana superiora se acercó. Con arrugas bajo sus ojos.

Theo tragó saliva, sus ojos recorrieron a sus compañeros cabizbajos antes de encontrar la mirada implacable de la superiora. "A veces odio ser el capitán," pensó mientras levantaba la mano en señal de culpabilidad.

No muy lejos, Cornelia Esposito, mejor conocida como Corni, separó sus labios de los de su novio mientras sus amigos la protegían del bombardeo de comida. Con un cabello lacio y castaño, murmuró.

— Eres un mal ejemplo.

— Aprovecha. Nadie nos ve — su novio susurró.

Con un hueso de pollo en la mano, Corni se deslizó hacia Talia Vizcardo, una joven de largas trenzas. Lo enredó con sumo cuidado y en segundos, lo contempló.

Un poco orgullosa delante de sus amigos y novio. Pero, su confianza desapareció cuando una mano la detuvo.

Giró rápido, congelada por el susto. La hermana Rose, con restos de comida pegados en su hábito.

—¿Qué haces? —La mujer trató de tener paciencia en sus ojos.

Talia, sorprendida, tanteó su cabello y descubrió el hueso oculto. Corni, sin saber qué decir, retrocedió hacia su grupo. Ellos se dispersaron, la dejaron a su suerte.

— Corni acompáñame — dijo Rose.

Mientras tanto, los gemelos Andrew y Arthur Chang, idénticos salvo por la dirección de su cerquillo, lanzaron bandejas de guiso de carne a otros estudiantes. El ataque fue tan desafortunado como efectivo: un par de gotas salpicaron a Theo, quien estaba junto a la hermana superiora, volviendo aún más tenso el ambiente.

Por otro lado, Bruno Dávila, corpulento y becado del colegio. Observó el suelo, sus manos sucias y rodillas pegadas a la tierra húmeda, su expresión tensa y miedosa culpa de dos jóvenes. Jessica y Lucia, provenientes de familias adineradas, sus ropas sucias.

De pronto un envase de mayonesa cayó a centímetros de su mano.

— báñate — ordenó Jessica — lo mereces por lanzarnos comida.

Bruno empezó a temblar.

— ¡ESCARABAJO! TU LANZASTE LA SALSA DE TOMATE A MI CABELLO — cuestionó Lucía con un timbre de autoridad mientras el chico mantenía un par de lágrimas — Mejor cállate y acepta lo que se te diga.

A punto de gritar, su mano derecha tomó el frasco. Aplausos lo detuvieron y los tres voltearon a una figura de cabellos negros, ojos verdes brillando en un tentador de desafío, Kayle Cruz apuntó a la escena con su celular.

— Psycho ¡No te metas en nuestros asuntos! — gritó Jessica, su amiga la retuvo con su mano en el hombro.

En segundos, Bruno se levantó y salió corriendo. Sus acosadoras, indignadas, regresaron a la chica.

— Genial ... Mira lo que hiciste, maldita

— ¿Qué? Yo solo veo dos niñas ricas que juegan en la basura — interrumpió Kayle en una falsa inocencia y una linda sonrisa— ¿es su nuevo pasatiempo? Comer basura. Conozco a alguien que las puede ayudar.

— solo vete psycho — interrumpió Lucia con miedo. Se alejó y jaló a Jessica — perdón, ¿bien? ¿No escuchaste el rumor de su novio criminal?

— nosotras lo inventamos — refunfuñó Jessica.

Kayle rodó los ojos, emocionada y socarrona al sentir poder. Aunque, desapareció cuando Bruno regresó junto a un hombre guapo.

Jessica volteó, primero suspiró por aquel rostro antes de correr a él.

— ¡FUE LA CULPA DE ELLA! ¡ES UNA BRAVUCONA!

— ¡LOS BECADOS SIEMPRE HACEN LO MISMO!

El hombre, volteo de reojo a Kayle resignado.

— Kayle, Bruno, acompáñenme.

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Minutos pasaron, aquellos seis adolescentes sintieron el peso de la mirada de esa mujer tan aterradora.

— Iniciaron la guerra de comida, hostigaron e incumplieron con las reglas del retiro — dijo la mujer de arrugas bajo sus ojos.

« Genial, soy el único idiota aquí» siguió el pelirrojo por sus adentros.

— Pero, no le diré a la directora — continuó ella, sorprendiendo a todos — A cambio, dormirán en la cabaña del lago y lavarán los platos por el resto del retiro. El profesor Nicolas será su supervisor.

Nicolás Pardo, aquel guapo consejero y quien para ese punto había solo visto una mosca, regresó a la realidad. A punto de refutar, espantosos gritos llamaron su atención.

Solo tomó un minuto regresar al patio, frente a un conjunto de pequeños vidrios rotos, una cobaya muerta y Jessica con un pequeño rasguño en la mejilla. Llorando en el mar, mientras Talia intentaba levantar al animal.

Sintió miles de miradas sobre ella, pero ninguna peor que la superiora y sus palabras "castigada".

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Horas más tarde, el alba se levantó junto al grupo. Nicolas reviso a cada uno de sus alumnos, muy atento a la joven de trenzas que no dejo de llorar por el animal.

Dio un solo paso, cuando una mano con manicura lo detuvo. La hermana Rose, con una pequeña ojera gris, al lado de una mujer más alegre y regordeta.




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