En pleno apogeo del receso escolar, Theo cubrio su rostro con un poco de agua. Estiró su espalda, en un largo quejido de dolor, mientras otros chicos salían del baño viendo de reojo al chico que golpeó la baldosa.
— Todo está mal —murmurro— hasta lo que dicen de mí.
En poco tiempo, una figura aparecio desde atras. Jack, el novio de Corni, tenía una gasa en su mejilla, posiblemente era una víctima de la pancarta.
— ¿No te vas a disculpar? — Jack arrugó su nariz — es lo que menos puedes hacer.
— ¿No escuchaste? fue un ex estudiante, yo no —forzo una sonrisa. Theo a pesar del dolor, seguía haciendo caso a las advertencias de su padre.
— ¡HAY! Por favor. Títere, Tu papá es amigo de la directora — argumentó con fuerza en sus palabras — No es justo que te aproveches.
Theo ladeo la cabeza, tratando de mantener aquella fea sonrisa hasta que suspiró y salió del baño. Escapando de Jack, mientras escribía un mensaje por su celular.
“Corni, por favor escríbele a Talia. Nos vamos a encontrar en el quinto piso, Ala Norte. Despues de clases.”
Justo después de eso, a punto de sentarse en las escaleras del último piso, una pequeña risa lo obligó a girar.
Con ropas oscuras y una máscara amarilla, lanzó un balón a su estómago. Un impulso que lo empujó a dar un paso atrás. No pasó mucho cuando recobró sus sentidos y vio la espalda de esa persona salir corriendo por las escaleras.
— ¿El fantasma? — se preguntó él.
Por otro lado, en el baño de chicas, Corni gruño ante su celular, siendo vista por sus dos mejores amigas; Sofía y Ana, ambas incrédulas por la reacción.
— ¿Tus queridos amigos Andrew y Arthur? — se burló Ana, ironica.
— Conocidos — corrigió enseguida.
— Como sea, apurate debemos organizarnos para el viernes — volvió a hablar Sofia jalando del brazo a Ana.
Corni arqueo sus cejas, sus ojos se enfocaron en la pantalla mientras ciertas arrugas se dibujaban en la frente por los mensajes. Hasta que otro nuevo, la aturdio.
°“Ten cuidado con quienes te juntas, pueden engañarte. Ten siempre tus manos libres para seguir el camino recto. ¡Aunque te mueras de hambre o vergüenza! O de soledad. — Atte. El fantasma.
Horas después, Nicolás salió de su oficina durante el segundo receso, como cualquier otro jueves. Caminaba junto a Aidan del Águila, quien lo escuchaba en silencio.
— Recuerda, no tienes por qué presionarte —le dijo Nicolás con suavidad, intentando consolarlo.
Aidan, ajustó sus lentes con firmeza.
— Volveré al primer puesto.
Nicolás lo observó con una mezcla de inquietud y comprensión.
— Bueno —respondió, sonriendo ligeramente—. Duerme más, y si necesitas algo, ya sabes dónde encontrarme.
Aidan asintió sin cambiar su expresión.
— Y sobre la feria, no te preocupes —añadió Nicolás—. La directora siempre está ocupada.
Aidan siguió su camino, con un leve suspiro de frustración, hasta que se detuvo frente a Kayle, quien lo miró con una sonrisa desafiante.
— Gracias Nicolas —sonrio el adolescente antes de irse.
Una expresión inocente que pocas veces podia ver el adulto. Aidan siguio caminando por los pasadizos de la torre, hasta que se detuvo sorprendido frente a Kayle. Fue entonces que mostró una sonrisa socarrona.
— Así que eras alumna en casa —dijo Aidan, con una sonrisa socarrona.
Kayle lo miró fijamente, con sus manos en los bolsillos.
— Pensé que tú lo habias hecho —kayle sonrio— qué pena, te hubiera respetado más.
Aidan frunció el ceño y dio un paso adelante, pero sin mirarla.
— No tengo tiempo para pensar en ti, estoy ocupado.
— ¿Estudiando? —gimoteo alegre, lo detuvo en un segundo. Y ella giró la mirada— Igual sere el primer lugar. ¡Ja ja! No te agobies. ¿Ok?
Volvieron a mirarse, Kayle satisfecha guiño un ojo antes de irse.
°”Un hombre virtuoso, ¿para qué precisa la razón si no necesita discutir? — Atte. El fantasma”.
Ese no fue el unico extraño mensaje en los celulares de los adolescentes. Y en el caso de Talia, un extraño mensaje de Corni.
En un principio creo que era una burla en medio de clases; pero, cuando llegó al lugar, se encontró con Corni y los gemelos Chang sentados en las escaleras, Bruno con una bolsa de papas fritas y Kayle en otro extremo viendo el patio.
«Tal vez me debería ir», pensó entre personas que no sabía si confiar. A punto de recoger su mochila, cuando unas fuertes pisadas se escucharon. Theo estiró sus brazos saludando a cada uno, mientras caminaba a la puerta.
— Lo siento, lo siento. Qué bueno que llegaron, esto es serio. Todos estamos en problemas con ese idiota del fantasma — ejercio fuerza al abrir.
« El fantasma a mi no me ha molestado » penso para sí misma Talia cuando cruzadon el marco de la puerta.
Hacia una sucia bodega. La puerta rechinó al abrirse, y un aire viciado salió, impregnado de polvo y humedad. Las sillas rotas y estantes de madera carcomida proyectaban sombras irregulares bajo la tenue luz que se filtraba desde una ventana. En el suelo, una pelota de béisbol descansaba a un lado, como si alguien la hubiera dejado allí a propósito.
Despues de unos minutos, todas las ventanas de la bodega se encontraban abiertas. Theo tenía un papel en manos, limpiando sus cabellos y hombros.
— °“ El mejor indicio de la sabiduría es la concordia entre las palabras y las obras … prepárense que en este terreno su vida germina y termina como hormigas, peones mocosos.” — Volteo a los demás, su ceño fruncido cargado de confusión — ¿Y esto que?
— ¿Una advertencia? — soltó Bruno al limpiar su uniforme del confeti.
— O una amenaza. —Kayle se dejó caer sobre una mesa pintarrajeada, cruzando las piernas.
Corni, con las manos en las caderas, probó la estabilidad de una silla antes de dejarse caer sobre ella.