Los tres chicos, salieron de la bodega en una conversación tranquila, donde Arthur proclamaba divertido como sería entrar a un bus. Sin embargo, se detuvo cuando vio a su hermano en el suelo.
— ¿Andrew? — se lanzó a correr.
El mayor no reaccionó. Viendo a todos lados, deshizo el agarre y se acercó a las escaleras en dirección a la azotea.
— El fantasma estaba aquí —respondió finalmente— Subió a la azotea.
— ¿QUE? ¿Y por qué te quedas aquí? —Theo se lanzó a la primera grada, pero fue Andrew quien lo detuvo.
— ¿Qué crees que haces? —dijo Andrew con firmeza, sorprendiendo al pelirrojo— No vamos a enfrentarnos al enemigo sin un plan. ¿No recuerdas lo que le hizo a Anna?
En ese momento Theo bajó la grada malhumorado y volteó a los demás.
— Bien. Avisemos a las chicas —dijo Theo.
A punto de sacar su celular, una sirena de ambulancia los alarmó. Se agacharon en cuestión de segundos, mientras gritos de los profesores resonaron en direccion a la puerta principal.
— ¡ALISON RESISTE! —se escuchó desde el primer piso.La voz del subdirector. Ninguno pudo resistir la curiosidad, levantaron la cabeza para ver a la directora Alison siendo llevada.
— ¿Nos escapamos? — preguntó Bruno.
— Dilo por ti —detuvo Arthur— en vacaciones solo los grupos deportivos, pueden entrar. Nosotros … esto es legal, ¿No?
— Cálmate —murmuró el pelirrojo, volteo a su celular— salgamos por la puerta del campo de atletismo.
Mientras que en el ingreso del colegio, dos ambulancias cargaron a la directora Alison y Superiora Antonia, desde atras, cuatro adolescentes se escacbulleron.
En direccion a una cafetería, cuando abrieron la puerta, Talia corrió.
— ¿Qué le pasó? —preguntó Arthur al llegar frente a las otras dos.
limitándos a solo: "asunto familiar". El grupo se acomodo en la pequeña mesa.
— Escuchen — habló Theo, viendo a cada uno de sus compañeros — La directora está herida, hasta llamaron a una ambulancia.
— Y el fantasma apareció — agregó Andrew, sorprendiendo a ambas chicas — Si estaba en el colegio, lo más probable es que haya atacado a la directora.
Theo se sentía perplejo, con la mente enredada como un nudo. Oculto su angustia y una mano rascó su cabello.
« No eres el único acosado por el fantasma » resonó la voz de Nicolás en su mente. Miró a la chica de ojos verdes, como buscando respuestas en su mirada.
— Hay mucha información —suspiro Theo, cambiando su postura y mostrando su rostro — hay tres fantasmas y al parecer, le gusta hacer show.
— ¿No creen que —interrumpió Kayle— Aidan pueda saber qué pasará con la directora? Ustedes son amigos de él, ¿no? —pauso un rato, antes de continuar— ¿Qué les parece si hablan con él? Así sabremos cómo se comporta Aidan con su madre.
En ese momento hubo otro silencio, en especial de Theo quien volvió a bajar la mirada.
— Sí, supongo que podemos empezar por ahí — susurró el pelirrojo, sin seguridad.
— Preparemos un plan — dictó Kayle, con su vista sobre Andrew.
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Por otro lado, en la oficina de una clínica. Matias, el padre de los gemelos estaba pegado a su celular.
— Y Matias — pauso Gabriella desde el otro lado de la llamada — Después de esto, puedes hacer lo que quieras. llegaré tarde a casa.
Tras eso, la llamada se terminó y una notificación llamó la atención del hombre. Era depósito de dinero a su cuenta bancaria que se reflejó ante sus ojos.
Se encogió en hombros, masajeando su cien y terminando por golpear sus mejillas, antes de voltear a su bata médica.
— Solo divorciate — susurro, con un claro enojo.
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Esa tarde, los pies de talia se apresuraron por las baldosas de una linda residencial. Intranquila y apretando las mangas de su mochila, sus ojos registraron cada esquina.
Se sentia observada, con un constante miedo y en segundos, apreto sus ojos, salio corriendo lo mas rapido posible. Paso unas cuadras, y despues, entro por unas rejas de un pasaje con camaras de seguridad.
— Hay —gimoteo ella — espero que papá no me haya llamado por cualquier cosa.
Siguio su camino por aquel pasaje de dos edificios. Sin mirar atrás, sin saber si en realidad alguien la seguía.
— Estás bien — siseó el hombre, con una suave sonrisa melancólica.
Por otro lado, los ojos de Theo se pusieron sobre la puerta de su departamento, con la esperanza de poder entrar sin presenciar otra discusión entre sus padres. No se trataba de miedo, sino del agotamiento de una lucha constante contra la figura de su padre, un hombre que lo había golpeado tanto física como emocionalmente a lo largo de los años.
“Titere” pasó por su mente.
Apreto su mandibula y puños, asqueado de solo recordarlo. Sin embargo, en el momento que escuchó el impacto de mil piezas romperse, entro. Se acercó a la habitación de sus padres, su padre tenía el rostro rojo, posiblemente de un golpe, y su madre estaba sentada en la cama.
— ¡YA CALLATE!
— ¡CÁLLATE TÚ! — gritó Amelia, se acomodo su melena roja y se levantó — No solo traicionas a esta familia. Date cuenta que vas a destruir dos. No piensas en tu hijo, y ni siquiera te da pena lo que suceda con Andrew y Arthur
Theo, que se encontraba lejos de la puerta. No pudo evitar sentir curiosidad al escuchar esos nombres y sin darse cuenta, se acercó.
— Juegas a ser el perfecto padre cuando ni siquiera puedes ser un verdadero hombre. ¡MALDITO INFIEL! — agregó la mujer.
La tensión en la habitación era palpable, y la ira de Javier estalló en un violento golpe que Theo recibió de lleno en el rostro mientras intentaba proteger a su madre. El sonido del impacto resonó en la habitación, y el joven se tambaleó hacia atrás, pero logró mantenerse en pie, sintiendo cada fibra de su ser arder con una mezcla de dolor y furia.
— Theo — gimoteo Amelia, sorprendida por su hijo.
— ¿Qué haces? — preguntó Javier con enojo y cierta sorpresa por ver a su hijo.