Atte. El fantasma

CAPÍTULO 46: Nadie puede quitarnos lo nuestro

capitulo 46: Nadie puede quitarnos lo nuestro, a menos que tengas mil años de perdon y te conviertas en robin hood.

Bajo la sombra de un arbol del colegio, Rose vio a cada adolescente cercano. Su mirada giró sobre cada persona a su alrededor hasta que el sonido de un golpe llamó su atencion.

Su vista cambió hacia Tom, junto a un grupo de chicos y Aidan. Jessica se acercó, tomó el brazo de Tom y lo arrastró, mientras el grupo de chicos se despidió. Rose suspiro, alzó una ceja y sacó su celular.

Busco entre los contactos, hasta encontrarse con una globo amarillo nombrado “cobrador”. Empezó a escribir.

“¿Sigues por la ciudad? Creo que algo feo está pasando.”

— ¿Puedo sentarme? —escuchó frente a ella.

Cuando levanto la mirada, Nicolas se sento a su lado.

— ¿Cómo te sientes? no nos vemos desde el bar.

— No es la primera vez que alguien que quiero muere —susurró ella y vio al cielo— era una buena mujer. Pero, debo concentrarme. Gracias.

— Puedes llamarme cuando quieras —susurró Nicolas y sacó su celular— ahora no … mis chicos están en problemas.

Por otro lado, las primeras fotos y videos de la pelea de los gemelos aparecieron en los celulares de cada estudiante del colegio. Bromas aparecieron y varios “ranking” del hermano más guapo empezó entre las chicas. Mientras tanto, Corni sonrió frente a su celular.

Era una foto de la pelea. No pudo evitar ensanchar su sonrisa, mientras pensaba « La segunda parte inició ». Negó vagamente antes de escuchar risas en el auditorio del colegio. Sofia, Lucia y otras chicas organizaban el diseño de varios paneles.

“Bienvenidos a los juegos perla”

“Olimpicos Perla”

Corni se acercó con cuidado, con una suave sonrisa. La interceptó Sofía, quien en segundos se alejó. Aún el ambiente se volvía tenso cada vez que se veían o se acercaban, Lucia ahora acostumbrada, también sonrio a Corni.

— Lucia, ayúdame por aquí — dictó Sofia. Se alejó con un sentido de arrogancia al remover su coleta.

— Corni — saludo Lucia— nos vemos en el servicio comunitario, creo que nos toca limpiar la parte delante de un mercado.

— Si, nos vemos ahí.

— Corni — escucho. Un chico se acercó con dos figuras, un oso con expresion tierna y otro, endemoniado — los chicos de primer grado quieren poner al oso demonio y las chicas de quinto insisten con el tierno.

— ¿Por qué me preguntas? —dudo ella— Sofía es la nueva coordinadora. No me quiero meter en problemas con ella.

— Tienes mejor gusto que Sofía —dijo con una gran sonrisa— ademas, eres más linda.

Enseguida Corni se sonrojo y lentamente curvo sus labios en una extraña sonrisa que ocultó con su mano.

— Si, tienes razon —susurró y volvió a él— aunque, solo puedo decidir sobre los letreros pequeños. David, ¿me ayudas a dibujarlos?

— Claro.

Los dos se acercaron a un espacio oculto del auditorio. Mientras, el celular de Corni vibró con un corto mensaje:

Nadie puede quitarnos aquello que verdaderamente es nuestro: fryderic f. chopin

Por otro lado, los pasos lentos de Bruno apenas se escuchaban en la zona de oficinas y baños del pequeño estadio. Con un cesto de balones en mano, escucho alardes del entrenador saliendo de su oficina con su celular.

— Así que mi hija terminó recibiendo el ramo —dijo alegre el adulto— ¿y tú?

Golpeó suavemente el hombro del chico.

— ¿no hay nadie a quien te guste? o ¿Algo que en verdad quieras hacer?

Bruno lo pensó mucho, balbuceando entre suspiros hasta que inhalo con fuerza, acomodando el peso del cesto en sus brazos.

— Quiero relajarme — fue lo primero en decir, mientras una pequeña sonrisa emergia en su rostro — me gustaria estudiar sobre los insectos, es todo un mundo. ¿Sabía que hay hormigas que tienen la cabeza aplanada que sirven como puertas? Lei que se sacrifican para proteger su nido.

— Pensé que ibas a estudiar ciencias deportivas, como tu hermano — aclaró el entrenador. Su voz se tensó junto a una extraña sonrisa nerviosa.

— Es mi segundo plan — titubeó unos segundos.

— Seguro el consejero te ayudará el día de profesiones. Él te ayudó esa vez que te acusaron.

Con alegría al hablar, su mirada viaja entre el chico y cada persona cercana. Hasta con un par de hermanas, Rose una de ellas, sonrio con cortesia apretando un bolso en manos.

— Si, supongo—susurró Bruno y suspiro— sobre esa vez. Entrenador, ¿que sabe sobre ese tipo? ¿Es cierto que los profesores se van por culpa de él?

— Muchos hablan de ese criminal —explicó con calma y luego bajó un poco su cuerpo, acercándose a bruno — y no le digas a nadie, pero sí es cierto. La profesora Alejandra se fue, varios prefieren ir a escuelas públicas. Yo también pienso en irme.

— No deberia irse —pidió, se detuvo y volteo a él. con tanta fuerza que asombró al adulto— varios quieren que sigas siendo el entrenador.

Conmovido, el adulto volteó la mirada. Siguio caminando a lado del adolescente.

— Gracias por eso Bruno — siseo el entrenador — y no pienso irme. la directora está herida y no conozco bien al fundador, tal vez como esten las cosas, si renuncio no me den liquidación.

— ¿Cree que el fundador es malo?

— ¿Malo? ¡No! — grito y volgio a dar una palmada en el hombro de Bruno — es de la vieja escuela, él fue quien implementó el sistema de becas y la cafetería pública para ustedes. Es de la vieja escuela, pero es un buen hombre.

— ¡Están peleando! — se escuchó un grito a lo lejos.

Ambos voltearon, mientras otros corrian en esa direccion.

— ¡Los gemelos están peleando!

— ¿Qué? — el entrenador dejó una bolsa en el suelo y entregó una llave— oye Bruno, ¿te puedes encargar? Iré a revisar. Todos a mi oficina, nos vemos.

Sin más, el entrenador empezó a correr.

Fue entonces que Bruno sonrio, escucho un silbido bajo. En la puerta trasera despues de los baños. El pelirrojo sonrio y entró en un solo movimiento a la oficina.




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