Narra Audrey.
Llevo un mes viviendo en la casa de Henry. Él y Abby me tratan muy bien más de lo que deberían, en ocasiones ayudo en la limpieza a Abby con engaños porque ella no me deja ya que Henry la va a regalar. Es decir que él no cumplió con su parte del trato pero a pesar de ello estoy muy agradecida y me encariñado demasiado que hasta siento que es el padre que nunca tuve.
No me he arriesgado a ir a visitar a mi amigos porque aún no conozco bien la zona de esta casa pero Henry me prometió que me llevaría a conocerla o visitar a mis amigos, sin embargo él no ha tenido tiempo porque trabaja todo el día.
A pesar de ello no he perdido el contacto con Lucía, ya que hablamos todos los días para preguntarnos cómo hemos estado.
— señorita Audrey — me llama Abby tocando la puerta.
— adelante — le digo.
En este mes que llevo aquí aún no puedo hacer que Abby me diga solo Audrey.
— señorita llego algo para usted — me dice muy sonriente.
— en serio — la miro sorprendida — ¿qué cosa es?
— es un ramo de flores… Lo dejé en la sala — me dice.
— y ¿quién me lo mandó? — preguntó con curiosidad.
— no lo sé… Será mejor que usted lo descubra — asiento — venga para que vea su obsequio — me dice jalandome del brazo. Salimos de la habitación.
Aun estoy triste por la muerte de mi madre porque me hace mucha falta y en ocasiones de noche lloro hasta quedarme dormida pero se que ella me está protegiendo donde sea que esté.
Llegamos a la sala y efectivamente en el centro de la mesita se encuentra un enorme ramos de flores.
— ¿Quién podría haberme dejado esto? — pregunto sin tener respuesta alguna.
— mire si hay una tarjetita — me anima Abby y yo asiento.
Rebusco en el ramo hasta encontrar una tarjeta. Miro la tarjeta y dice.
De: Stefan. Para: Audrey.
“Hola Audrey, espero que estés muy bien. Te extrañamos demasiado".
Sonrió.
Supongo que Lucía le dio la dirección de la casa.
— el ramo ¿le mandó su novio señorita? — pregunta Abby.
— no Abby, es una amigo del trabajo — le digo.
— pero ¿le gusta? — nuevamente hace una pregunta y yo niego.
— yo solo lo veo como un hermano pero él quiere algo más — respondo y me mira con sorpresa.
— y ¿que va hacer? — pregunta Abby.
— seguir viéndolo de la misma manera como a un hermano — me mira — lo llamaré — le informo.
Cojo el teléfono de casa y yo marco el número de Lucía porque es el único que me sé de memoria.
--llamando a Lucía--
— hola Lucía.
— hola nena. Recibiste las flores — dice con emoción.
— si por eso llamaba para agradecerle a Noah — le digo.
— ya te lo paso — me dice Lucía.
— hola preciosa — dice la voz de Noah.
— hola Noah muchas gracias por el obsequio pero no debiste hacerlo — le digo.
— pero ya lo hice y no hay vuelta atrás — me dice y yo suelto una risita — ¿cuando nos vendrás a visitar?
— muy pronto lo prometo — le digo.
— eso espero — yo también espero eso — bueno.. cariño me tengo que ir — me dice con algo de tristeza.
— adiós Noah cuidate y despiste de Lucía — cuelgo.
--Fin de la llamada—
— Abby ¿donde estas? — grito.
— en la cocina señorita — me respondo.
Salgo de la sala y me dirijo hacia la cocina.
— ¿qué haces? — pregunto.
— la cena, el señor Henry está por llegar — me dice.
— te puedo ayudar por favor — pongo cara de cachorrito — por favor — le sigo insistiendo — Abby estoy aburrida — me quejo.
— señorita pero sabe que al señor Henry no le gusta que haga algo de la casa y a la que va regañar es a mi por desobedecer — me mira y yo sigo poniendo cara de cachorrito — está bien señorita.
—muchas gracias Abby — digo con emoción y la abrazo.
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— Audrey, Abby — nos llama el señor Henry y seguido de un portazo de la puerta principal.
— en la cocina — grita Abby y enseguida aparece en la cocina.
— buenas noche Henry — le digo.