Narra Audrey
Llega el día del sepelio donde tendré que despedirme definitivamente de mama. El día se encontraba gris y triste.
— ¿estas listas? — me pregunta Henry y asiento.
Él se ha aportado todo este tiempo muy bien conmigo y se lo agradezco demasiado. Se ha hecho cargo de todos los gastos y me siento apenada con él.
Me siento muy mal y siento que mi mundo se derrumba en mil pedazos. Se que no soy la única persona que se le muere alguien especial en su vida pero ella era mi sustento, era todo lo que tenía y ahora tengo un gran vacío en mi como un agujero negro.
— Henry te agradezco mucho por estar aquí — lo miro y lo digo con sinceridad.
Le pedí a Henry que la ceremonia en el cementerio esa muy sencilla. Los que están en la ceremonia son Lucia, Noah, algunos vecinos que nos ayudaban, Henry y yo. Eran muy contados las personas que nos ayudaban a mi mama y a mi.
— No mamá— grito cuando la están poniendo en el agujero para enterrarla — porque me dejaste —me arrodillo en el suelo.
— Audrey, ven—me dice Lucía.
— no déjenme — Noah me ayuda a levantarme y me abraza.
— tranquila nena, sabes que cuentas con nosotros — me dice Noah mientras sollozo en su pecho.
Todos tenemos rosas rojas en las manos y cada uno lanza la rosa hacia la caja.
— mama te extrañare mucho — lanzo la rosa.
Henry se ofrece a dejarme en mi casa y lo acepto.
— gracias por todo Henry.
— sabes que cuentas conmigo — me dice y yo asiento — cuídate-se despide con un abrazo.
— chao — es lo último que digo antes de entrar a la casa.
Se que acabo de conocer a Henry pero me a demostrado en este poco tiempo que es una persona extraordinaria y es como si toda la vida lo haya conocido.
— Lucia te agradezco que te hayas quedado conmigo esta noche — le digo.
— pequeña siempre estaré contigo y más aún en los momentos difíciles — me dice y le sonrió en señal de agradecimiento — ahora descansa que has pasado días sin dormir — asiento y me dirijo a mi habitación, me cambio de ropa y me acuesto en la cama.
— ¿puedes dormir conmigo? —pregunto apenada. Ella asiente y suelta una risita. Se acuesta en el espacio vacío de la cama.
—¿irás a trabajar mañana? — me pregunta Lucía.
—no tengo ánimos pero debo ir porque necesito el dinero para pagarle al Señor Henry todo lo que gasto — le digo.
— él dijo que no era necesario — me recuerda.
— lo se pero se me hace muy feo por eso le pagaré — le digo y ella asiente no tan convencida — tu ¿si iras a trabajar mañana? — le pregunto.
— si porque si tu faltas el jefe se volverá loco si ve que yo también falto — me dice y yo le sonrio — pero tranquila que después del trabajo regreso para pasar tiempo contigo.
— gracias — digo débilmente porque me pesan los párpados y mis ojos se van cerrando lentamente.
— descansa — es lo último que escuchó antes de entrar en un profundo sueño.
*****
Me levanto por los golpes de la puerta principal. Me muevo en la cama no que queriendo levantarme pero los golpes de la puerta son tan insistente, miro el reloj que cuelga en la pared de la habitación y marcan a las 10:30 am.
Cerca de la cama hay una nota de Lucía.
“Espero que hayas descansado lo suficiente. Sabes que cuentas conmigo. Te veo luego".
De nuevo los golpes se escuchan y salgo de la habitación para abrir la puerta principal.
— Buenos días Henry — lo miro sorprendido por su visita — perdone la demora — digo apenada de haber abierto la puerta antes.
— a mí discúlpame si te levante pero como no me abrías pensé que te había pasado algo — me dice y asiento.
—pasa — le digo con amabilidad. Le abro camino para que pasa hacia el interior de la casa.
— ¿ya desayunaste? — me mira y niego — te invito a desayunar — me dice.
— no es necesario, mejor yo le prepare algo — le sugiero.