Aún Así

5| La niña de ojos bonitos

Christopher.

Era viernes por la tarde, no se ni siquiera que hacía acá, Anthony había hecho de nuevo una fiesta en la mansión que usaba para hacer sus orgias de adolescente incomprendido. Hacía una semana que el video de mi golpeando a un chico por haber manchado una de más camisetas favoritas se había hecho viral y ahora todo mundo conocía mi rostro y mi “crueldad” yo no lo llamaría así, solo hago lo que se me ha enseñado hacer: demostrar el poder y darles a entender que nadie debe atreverse a ir en mi contra. El asunto es que él chico que hizo viral ese video se ha ocultado y por suerte de él no lo he encontrado.

También tenía otros problemas. Su regreso, Olive estaba de nuevo aquí, no sabía como reaccionar ante eso, nunca creí que ella regresaría y la verdad es que no espere eso, su regreso estaba causando una emoción que intento reprimir con todas mis fuerzas pues volvería a ver esos hermosos ojos, esos valientes ojos, los que me miraban con cariño cuando éramos niños. Había tomado como excusa venir a la mansión porque sabía que estaba a un lado de la mansión Lefebvre y según los rumores que mamá me había mencionado sin yo pedirlos, el padre de Olive tomaría todo lo que Anais su abuela dejó, la mansión era una de esas cosas. Estuve desde que llegué observando solo hacía allá, esperaba verla entre tantas figuras que se reflejaban, aunque no se como lo haría, no la había visto desde hace catorce años y se que ya no es la misma, al menos no físicamente.

Sin embargo no pude quedarme porque papá me llamó con urgencia solicitando mi presencia, siempre era así, soy su heredero tras la muerte de mi abuelo, muerte que me quito un peso de encima y me dio vida, podría decir que cuando era pequeño sentía envidia por Olive y la relación que tenia con su abuela aún cuando esta era conocida por ser una mujer déspota, Anais era una buena abuela, pero mi abuelo Bernard no era así, disfrutaba de “Disciplinar” a sus nietos, solo yo y mis primas, ponernos castigos y castigarnos por su propia mano, nunca nadie nos sacó de eso, nadie nos salvo, y yo por ser el más débil y no representar a un gran hombre Abernathy era quien sufría los castigos con constancia, yo era un niño tímido, me era muy difícil hacer amigos y era molestado por niños que si tenían todas esas cualidades que mi abuelo deseaba en mi, hasta que llego la atolondrada pero valiente niña de ojos verdes que me salvo y les dio una paliza a esos niños, desde entonces Olive fue mi salvadora y mi cuidadora, dependía de ella para todo, mi felicidad y mi tristeza eran para ella, solo siendo un niño, Olive era quien hacía mis días oscuros más cálidos, jugarnos con ella, pasar tiempo con ella y su familia, ser cuidado y querido por una familia a la que no pertenecía pero que me hacían sentir como tal, la calidad de los Lefebvre más allá de Anais me salvo. Pero cuando Olive se marchó todo volvió a ser gris, los niños ya no me molestaban pero nadie se me acercaba, solo Nina pero era muy extraña y no me gustaba que siempre andaba cavando el suelo para buscar gusanos. Aunque siempre me mantuve cerca porque sabía que podía meterse en problemas o su curiosidad ganarle y comerse uno de esos insectos que siempre se encontraba, Nina era rara y lo sigue siendo.

La muerte de Bernard llegó, la presión que mi padre había impuesto en mi aumento y siendo un niño tenía que ir a la empresa y estudiar como se trabajaba, si no lo entendía debía escribirlo en una hoja y luego papá me lo explicaba, nunca tuve un momento de padre e hijo, cine o béisbol, caminatas o simplemente una charla que no fuera sobre la empresa y lo que sería mi futuro como el presidente. Creí así, en la monotonía de lo que era la vida de un heredero. Papá no confiaba en mi, pero no iba a confiar en mis hermanas por ser unas mujer sensibles y era obvio que la tradición de solo hombres en el mando de la fundación Abernathy no se iba a romper nunca. Así que yo estoy condenado.

El lunes me había enterado que el chico simplemente estaba viniendo a belvedere y yo ya sabía su identidad, papá me había presionado como otras veces a solucionarlo o si no me vería como un débil que no puede controlar a un simple individuo. Tenía que mostrarle su lugar a ese chico y mostrarle a papá que soy lo suficientemente capaz de controlar a alguien. Siempre lo he hecho así que no será difícil hacerlo esta vez.

Fue el sábado, Anthony nos había citado en su mansión para ayudarlo a ocultar algo que habían hecho unos chicos en su mansión el viernes y que ahora los investigaban la policía, si se llegaban a enterar que todo había sucedido en la mansión Anthony estaba acabado, aunque no tuviera nada que ver a su familia no le importaría y ahora si lo enviaban a algún lugar en el extranjero. Pero eso no importa, lo importante fue cuando la vi, yo ya sabía que estaba aquí, yo ya sabía que ella había vuelto, y Dios me condenará si no hubiera estado al pendiente todo el tiempo de su Instagram y fue gracias a eso que pude reconocerla. Use toda mi fuerza de voluntad para no ir hacia ella y tomarla en mis brazos, al parecer ella no me recordaba porque me miro como si fuera un completo extraño, entre en la mansión fingiendo que ella también era una extraña a duras penas.

—La chica estaba buena. Como me gustan.— Ansel fue el primero en hablar después de sentarnos en los sofás.

—¿Qué chica?—le preguntó Anthony.

Intente ignorarlo.

—Es Olive.—hable primero que Ansel.

—¿La chica que stalkeas en Instagram?—preguntó con ironía.

Le dedique una mirada asesina y alzó los hombros.

—Su amiga de la infancia.—Anthony fue quien respondió.

—Deberías preocuparte por tu basura.—le recordé—. Y Ansel ni siquiera se te ocurra intentar alguna de tus idioteces con Olive.—advertí.

Ansel se quedó callado por unos segundo, gloriosos segundos de silencio, y luego sonrío con picardía. Rodee los ojos, viene una de sus ocurrencias a las cuales yo siempre respondía.




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