Después de comer y conversar, caminamos un rato por el campo, se me hizo bastante extraño que estuviera sola si era sábado y por lo que se el campo de golf Abernathy es concurrido por la élite canadiense para pasar sus fines de semana en familia o en pareja, con amigos o reuniones de negocio. Pero hoy estaba completamente solo.
No quería preguntarle a Chris, tal ves no les estaba yendo bien en sus negocios y no quería incomodarlo. Se que cualquier pregunta sobre su familia o la fundación son difíciles de contestar para él.
—¿Sigues pintando?—preguntó mientras todo algunas ramas de árboles que están caídas.
Chris siguió en silencio, tal vez eso también le incomodaba, su padre nunca apoyo su sueño y mucho menos se sintió orgulloso del talento, hermoso talento que Chris tiene para el arte.
—Lo hago.—contestó—. Casi nunca puedo terminar ninguna pintura, tal vez mi padre tenga razón y esto no sea lo mío.
—Así me escuchaba los primeros meses cuando comencé en el tiro con arco. No sé me daba para nada, las flechas terminaban en cualquier lugar menos en el tiro al blanco. Ahora también. Pero son más las que llegan a la meta que las que no. No deberías rendirte tan rápido. Solo te falta inspiración.
Te propongo algo.—me puse frente a él y camine hacia atrás.
Me miró con interés.
—Mañana iremos a algún museo.
—Un museo. Suena bien.—accedió.
—Pero me dejaras elegir cual.—advertí—
¿Es un trato?—me detuve y extendió mi mano para que la estrechara.
Chris tomó mi mano con una sonrisa.
Después de eso estuvimos hasta el atardecer paseando por el campo y luego nos detuvimos frente al lago para observar los últimos rayos del sol, nos fuimos porque traía vestido y el calor ya se había ido desde hace unas horas pero no tenia tanto aguante para el frío. Chris después de dejarme en mi casa se quedó un rato platicando con mamá y luego se fue.
Me pase toda la noche buscando el mejor museo. Y lo encontré, La galería de arte Sakura. Sus obras de seguro le darán inspiración a Chris. Leí la historia de la galería y es bastante melancólica y inspiradora, el autor presenta todas las pinturas que hizo de un amor imposible, el rostro de la chica que amo. He visto algunas fotografías y las pinturas son hermosas. Por lo que recuerdo Chris hace ese tipo de pintura así que le servirá.
No quiero que por los males de su vida pierda algo que siempre amo. Su amor al arte.
Le doy su plato de comida a calcetín y me siento frente a la televisión con una ensalada para seguir viendo una serie coreana en Netflix. Goblin el solitario ser inmortal. La he visto como unas siete veces desde que se estreno y, soy alguien que se obsesiona con algo de por vida. Pero esta serie literalmente me tiene pegada a la televisión, es adictiva y siempre lloró como si fuera la primera vez que la veo.
…
Los domingos en la mansión Lefebvre comenzaban temprano, así que vamos rumbo al rancho Lefebvre una propiedad que le pertenece a la familia desde siempre, donde inició el legado. Y donde las reuniones junto a mis tíos y primos se han vuelto una costumbre desde que llegamos.
No es que este feliz por la muerte de mi abuela, pero he visto que todos son más felices desde que ella no está. Lamentaron su muerte pero pudieron respirar.
Llegamos y ya todos estaban esperándonos, fui directo a Zachary, el único con el que ahora me sentía cómoda, ya luego tendría tiempo para hablar con mis otros primos pero ahora no quería y todos estaban muy ocupados con sus parejas. Solo yo y Zach éramos los únicos solos en el sentido amoroso porque nos teníamos a los dos como compañía perpetua.
—¿Será así todo el tiempo?—susurró para que solo Zach me escuche y señalo a una de nuestras primas y el como le esta succionando la boca a su novio.
Zach la mira con asco y como si fuera un viejo que ve a los adolescentes sin remedio.
—Caminemos.—no da tiempo para que yo me niegue y me toma del brazo arrastrándome hacia el campo.
Llegamos a la cerca y al otro lado están los caballos pura sangre de Arthur. Nos sentamos bajo un árbol para poder observar a los caballos.
—¿Quién se quedó con ellos?—pregunto.
—La tía Margo se quedó con el rancho y en consecuencia con ellos.—contesta.
—¿Le dieron el rancho?
Zach asiente. Nos quedamos en silencio solo mirando a los caballos.
—¿Qué poción usaste con Chris?—pregunta de repente.
Lo miró sin entender a qué se refiere.
—¿Poción?
—Solo digo. Chris parecía ya no tener remedio. La realidad es que tu eras el remedio.
—Define remedio.
—La única que puede calmar el infierno que es Christopher.—soltó con sinceridad.
—Estas exagerando. Además nadie fue lo suficientemente buen amigo como para intentarlo.
—Vamos. Tu lo conoces. Chris es alguien bastante cerrado y no confía en nadie. De seguro ni en el par de garrapatas que trae a sus lados. Solo en ti.
—Dices que Chris solo confía en mi. ¿has pensado en ser escritor?
Zach me dedica una mirada cansada pero sigue hablando.
—Es como dependencia.—comenta con tono serio—. Eras la única que intentaba comprenderlo y ayudarlo por así decir. Así que en tan poco tiempo desarrollo dependencia hacia ti. Fuiste la única figura fuerte en su vida. Tal vez sigue siendo igual.
Zach nunca en su vida se había escuchado tan serio. Y sus palabras me dejaron pensando.
Volvimos a la mansión en la tarde, me di una ducha y me puse el vestido y las zapatillas que ya había elegido anoche para la reunión con Chris. Aún seguía pensando en lo que Zach había dicho. Y mi mente no podía dejar de armar el rompecabezas, llegué y Chris se calmó, es como si eso fuera lo único que necesitará. Que yo estuviera cerca de él. Yo no podía creer eso, Chris no podía tener dependencia hacia mí. ¿Podía un niño desarrollar dependencia de una niña que lo ayudó?
El timbre sonó haciendo que saliera de mis pensamientos, fui abrir la puerta y me le encontré. Al menos recordaba la salida que teníamos.
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Editado: 05.11.2024