¿aún estamos al principio?

CAPÍTULO 8 | CONTRAATAQUE

Al fin viernes. Hoy es un gran día. Entre la abuela, Clara, Stephan, Ángel y yo hemos encontrado un hechizo que podría servir para expulsar a Black Dark de la mente de Jack. Lo haremos de noche en su casa pero, esta vez será en el sótano, estará atado y todos estarán presentes.

Últimamente no hablo mucho con los chicos y eso les está preocupando, piensan que estoy entrando en depresión o algo así por lo de Jack, pero no tengo tiempo para dar explicaciones o, en este caso, inventarme algunas.

Según llego del instituto subo a mi habitación tras saludar a mi abuela, saco la pequeña maleta que contiene todo lo que necesito (y me ha costado bastante conseguir) y repaso que esté todo. Bien, solo me falta una cosa: sangre.

Me impaciento esperando a que el tren llegue, pero finalmente lo hace y yo a cada momento estoy más nerviosa. Espero que funcione. Mi abuela está pacientemente en casa, esperando a que vayamos a por ella. Veo a Clara y a Steph salir del tren y corro a abrazarlos. Esto está siendo muy duro. Me abrazan de regreso y me dicen palabras alentadoras, pero que no sirven de nada si los hechos no las corroboran. No han traído maletas, tampoco es que les hagan falta, así que caminamos con demasiada calma hacia casa. Calra va absorta en sus pensamientos, se nota que todo esto aún le da reparo. Stephan, por otro lado, no se ha apartado de mí ni un segundo; me mantiene firmemente agarrada por la cintura mientras caminamos, cosa que le agradezco porque siento que en cualquier momento caeré desfallecida por tanta presión.

Al llegar mi abuela se pone en pie como un resorte, a pesar de la edad que tiene es bastante ágil. Nos saluda con apremio y subimos a por el frasco de cristal de plumas de ángel. Corto en un extremo de mi mano y dejo a la sangre deslizarse hasta alcanzar su destino: el interior del objeto. Mientras vuelvo a repasar que esté todo llaman al timbre. Es una situación muy extraña, nadie ha dicho nada en toda la tarde, pero tengo el presentimiento de que la situación no durará mucho.

Abrimos y en el umbral de la puerta nos encontramos a Ángel. Es la hora. Que esté aquí quiere decir que Jack está preparado. Puede que vaya a dolerle, puede que no, puede que se quede inconsciente, hasta puede que muera. No sabemos cuál es el riesgo, pero antes de volver a hacerle daño a alguien ha decidido que quiere intentar cualquier cosa.

Entramos en su casa y vamos a la sala de entrenamiento. Está en el medio con los ojos cerrados. Por un segundo se me para el corazón ante el peor de los pensamientos, pero pronto recuerdo que no puede ser así, es imposible mientras ese demonio esté con él. Al notar nuestra presencia lo abre. Yo me acerco y lo abrazo mientras le susurro- es la hora –sin decir nada extiende la mano y hago un corte en el mismo lugar en el que yo lo tengo. Su sangre cae dentro del mismo frasco de cristal hecho con esencia de alas de verdadero ángel mezclándose con la mía. Lo miro y hace lo mismo. Asiente y me besa dándome fuerzas. Noto cómo Stephan gira la cabeza para dejar de mirar, le molesta que salga con él pero lo soporta porque me ve feliz.

Me levanto y le doy una última mirada convenciéndome de que hago lo correcto, lo que él quiere, antes de salir de la habitación con Clara y Stephan para bajar al sótano a prepararlo todo mientras mi abuela y Ángel se quedan con él.

Movemos todos los muebles y trastos que hay al fondo. Lo despejamos todo y entonces, en el medio, dibujamos una estrella de seis puntas dentro de un círculo. En el medio del círculo hay una silla y tenemos unas cuerdas preparadas para que no se resista. Pongo una rama de verbena mancada con nuestras sangres en cada punta de la estrella por fuera del círculo y una vela encendida entre cada una. Vierto las cenizas de leviatán (cosa que no sabía que existía y que al parecer mi abuela pudo conseguir) alrededor de la silla. Me pongo el rosario que me regaló mi madre para sentirme protegida en caso de que algo salga mal y esto se descontrole y abro el viejo libros de hechicería por la página marcada. Le hago una seña a Steph y sin perder tiempo va a buscar a los demás.

-Todo saldrá bien –intenta animarme Clara.

-Eso espero, pero estoy muy asustada... -confieso antes de que el resto entren y dejemos el apenas iniciado tema.

Jack se sienta y entre Ángel y Stephan lo atan. Este último parece disfrutar un poco pero estoy demasiado aterrada por el momento como para tenérselo en cuenta. Es verdad que desde algo antes de la muerte de Lucía las cosas no iban demasiado bien con Jack, pero no queremos rendirnos. Stephan cree que, debido a eso, pronto romperemos y podrá conquistarme, pero en cuanto a eso, soy una maraña de sentimientos. Siempre he querido algo más con él, pero ahora que él quiere algo más conmigo estoy con otro. La vida es injusta, de eso yo no tengo ninguna duda.

Clara y Jack le dan una mala mirada pero él se encoje de hombros y se aleja del lugar. Todos están detrás de mí, pero los que más cerca son mi abuela y Steph. A pesar de no tener nada que ver, la abuela lo ha dejado participar en esto, no ha siso mucha broca la que me ha caído y es el que mejor parece llevarlo y también el que más me apoya.

Miro a mi novio. Luce agotado pero aún así me hace un gesto para que comience y no me hago de rogar. Comienzo a leer el texto en latín que tanto me ha costado aprender a pronunciar y parece que no hay resultado pero entonces algo se tuerce. Mi rosario se rompe de repente haciendo que todas las cuentas que lo formaban caigan al suelo y yo pare de leer.



#18141 en Fantasía
#3826 en Magia
#39055 en Novela romántica
#6346 en Chick lit

En el texto hay: apocalipsis, magia amor guerra y amistad

Editado: 24.01.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.