Aún Estoy Vivo

CAPITULO 12 Una Esperanza

Herbert

Hablé con el abogado de Roberto para asesorarse sobre mi decisión de respetar la manera de pensar de Elizabeth. He meditado noches enteras pensando en ella, pienso en mis hermosas hijas, pienso en la soledad que viene en camino y en Roberto y Sonia. Siento que mi cabeza es muy pequeña para pensar en tantas cosas abrumantes a la misma vez. Y también he llorado la mitad del tiempo que estoy pensando en todo.

Llegue a la conclusión de que ya no vale la pena seguir intentando algo con Elizabeth. Ella no está dispuesta a ningún arreglo y no la voy a obligar usando alguna artimaña para convencerla. Nunca lo hice y no lo haría ahora. Nuestro amor siempre fue sincero y lo más puro posible, bueno al menos por mi parte, así que si ella ya tomó esta decisión, no la voy a cambiar, no puedo, ya no quiero.

Acepto mi ruina y mi merecido por algo que tal vez hice mal en la vida. Acaricio de nuevo mi soledad y hasta me siento cómodo en ella, sintiendo dolor y vacío en mi corazón, pero debo aceptar que para eso nací y no puedo renegar de ello. No pienso en hacer una locura porque mis hijas son el regalo más lindo que la vida me dio, como si fuera una recompensa por algo bueno que haya hecho. Así que por ellas tengo que seguir, para asegurarme de que tengan lo necesario aunque yo no, pero eso no me importa, da igual si como un día y el otro no. Mientras siga vivo, nunca me olvidaré de ellas.

Pero con Elizabeth… la página dejó de escribirse y se dio la vuelta. El abogado encontró la manera más rápida de terminar con esto y en cuestión de 2 semanas ya tenía listo los papeles del divorcio. Por Dios… solo repetir en mi mente esa palabra me cae como martillazo en el dedo. Se los envié a Elizabeth por mensajero porque no me atrevo a verla. No podría siquiera tocar su puerta de nuevo, no tengo las fuerzas para hacerlo.

Esta hecho!. Ya no hay vuelta atras. Solo queda segir intentando vivir sin esperar nada mas.

Roberto

– Vamos Sonia, apúrate que hoy tenemos los resultados de la prueba de ADN.--

– Ya estoy lista cielo, tu eres quien no para de dar vueltas por toda la casa, ya hasta te cepillaste los dientes 2 veces – dice Sonia con una risa burlona notando mi inquietud

– En serio? – le digo y bajo los ojos para ver si no había olvidado ponerme los zapatos como aquella vez que iba a pedir su mano. – los nervios mujer… son traicioneros.

– No te preocupes mi amor.. Vamos a buen tiempo. Aunque para ser franca, ya no aguanto esta ansiedad de saber los resultados. – me dice mi esposa con una esperanza segura de lo que vamos a enterarnos hoy.

– Le pedimos a Herbert que vaya con nosotros?-- le comento con un tono de duda

– No creo que sea una buena idea – me respondió con melancolía en sus ojos – desde que mandó los papeles del divorcio hace 4 días no puede pensar en otra cosa y ni siquiera habla. Ni siquiera recuerda lo de la prueba.

– Démosle un tiempo más. Mejor no le digamos nada, asi si sale negativo no le incrementaremos su angustia – le sugiero a Sonia

– Pero si es positivo…. Qué sorpresa será para él también. Eso le animaría mucho…

– Aunque no se si es lo que él quiera. He notado que es un hombre muy sencillo que no busca grandezas. Es muy noble. – le digo a Sonia y siento miedo de lo que él pueda decir sobre el resultado.

– Aunque él no quiera seguir tu legado… será nuestra familia. Y ya tiene un lugar en mi corazón, así que lo querré siempre como si fuera mi verdadero nieto. No me importa el resultado.

Las palabras de Sonia son una verdadera fuente de tranquilidad. Con el tiempo aprendí y me asegure de no pensar que las cosas materiales son lo más importante en la vida. Yo he vivido muy feliz solo con mi esposa a la par. Una preciosa mujer que aunque tiene menos canas que yo la miro como cuando nos casamos, solo que la amo mucho mas.

– Al fin llegamos – le digo a Sonia con una respiración muy acelerada – quiero entrar corriendo pero a la vez no puedo dar un paso hacia la entrada

– Nunca me había latido el corazon al punto de explotar como globo que no aguanta mas la presión en su interior. – me dice mi esposa.

– Nunca? – la detengo y le entrecierro los ojos de duda sobre su afirmación – No recuerdas…

– Bueno esa era otra cosa, y sí, me hiciste acelerar el corazón como tambor que aumenta el ritmo – me dice sonriendo y logro que los nervios se relajen un poco.

Entramos en la clínica y preguntamos por el Dr. Mendizabal, el encargado de realizar la prueba de ADN. Enseguida nos hacen pasar a su oficina y nos invita a sentarnos mientras el doctor llega de una reunión con otro paciente.

– Cielo, en lo que viene el doctor quiero preguntarte algo..-- me dice Sonia con curiosidad

– Claro mi amor, lo que necesites saber. Sabes que no tenemos secretos entre nosotros.

– El otro dia vi al abogado hablando con Herbert, se que es relacionado con el divocio.-- dice y hace una pausa como esperando a que yo termine la historia.

– Asi es. La primera vez que llegó fue para pedir los datos y la segunda vez para entregarle los documentos listos – le respondo sin titubear.

– Solo a eso llegó? O hay algo más que me deba preocupar…

– A qué te refieres Sonia – le digo con una sonrisa medio sospechosa

– Antes de hablar con Herbert estuvo hablando por largo rato contigo y… me inquieta saber que algo malo está pasando. – me dice pero su inquietud no es indagar de qué hablamos sino de preocupación porque algo esté mal.

– Tienes razón amor, no te lo había contado antes porque esperaba primero este momento.-- le digo y miro sus ojos abrirse tan redondos como la luna llena. – pero como me preguntas ahora, te lo contaré.

– No me hagas esto por favor… dime que pasa. ¿Qué te hicieron ahora? ¿Es algo muy malo? No podría soportar otra desgracia hacia ti cielo.

– Es algo bastante malo – le digo pero al notar su angustia no la hago sufrir e inmediatamente continúo – Pero no para mí, ni para nadie de nosotros mi amor. Para nosotros todo está bien. Incluso es una buena noticia.




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