Alexander
Ha pasado una eternidad desde que dejé de ver a mis hijas. Mi corazón sencillamente ya no aguanta más, y hasta lo siento cada vez más pequeño. Se encoge y me esta dejando un gran vacío en mi pecho. Lo único que le impulsa a dar un latido más es la esperanza de volver a ver a mis princesas y abrazarlas y apretarlas hacia él.
Por supuesto mis abuelos también lo están sanando y en gran manera. De no ser por ellos ya no estuviera hoy reflexionando en lo que viví y aún puedo hacer en mi vida y para las personas mas importantes en ella: mis hermosas hijas y mis abuelos. Los amo tanto…!
Roberto, bueno mi abuelo, ha recuperado la empresa en su totalidad y por supuesto yo estoy haciendo todo lo posible para ayudarlo a sacarla adelante. Eso ha requerido que me prepare y me esfuerce mucho más. Recientemente me nombró el nuevo CEO y con toda la confianza en mí, ya pasó a mi nombre casi todas sus propiedades. No tiene temor de que lo vaya a decepcionar porque confía plenamente en mí y yo le prometí que jamás lo voy a defraudar.
Mientras aún estoy viendo por la ventana de mi oficina pensando en mi vida, entra mi abuelo. No dice nunca nada fuera de lugar, al contrario siempre es muy discreto y sabe cuando y qué cosa hablar.
– Te agradezco que te gastes ahora por lo que ya es de nuestra familia de nuevo.-- me dice con una paz y tranquilidad que se nota hasta más joven – aunque la verdad me hubiera gustado que las cosas fueran diferentes y poder disfrutar de nuestros logros con mi hermano Hector. Aun lo extraño porque era mi familia.
– No tienes que agradecerme nada abuelo. De no ser por ti, todo esto no hubiera sido realidad. Es tu esfuerzo y yo solo te estoy ayudando.
– Bien hubieras podido decidir no ser parte de mi familia, pero aceptaste todo y de buena gana. Solo un corazón tan puro y noble como el tuyo nos hizo revivir a Sonia y a mi. Te queremos mucho hijo sin importar que no hubiéramos recuperado la empresa, tan solo el hecho de saber que eres nuestro nieto nos llenó de ganas de vivir.
– No cambiaría nada abuelo, aun si no fuera tu verdadero nieto, todo lo seguiría haciendo de todo corazón por ustedes. Pero el saber que son mi propia familia fue encontrar el sentido y rumbo de mi vida.
– Y este es tu camino hijo, yo te ayudaré para que tengas éxito y seas feliz de nuevo.
– Tu sabes abuelo que las cosas materiales no son importantes, nunca me he afanado para lograr cosas grandes para mi. Lo más importante siempre han sido las personas que amo y tu y la abuela logran motivarme para dar lo mejor de mi.
– Pero no es suficiente, lo sé porque no somos tu única familia. Tienes que empezar a pensar más ampliamente. La vida sigue y nosotros dos no somos los únicos miembros de tu familia. – dice el abuelo con un tono paternal muy tierno – Las extrañas mucho y necesitas verlas.. Ve a buscarlas
– No sé, no creo tener las fuerzas para eso abuelo.
– ¿No piensas que ellas también te necesitan y quisieran verte? No seas egoísta contigo mismo y deja de lado tu soledad que ahora siempre habrá alguien a tu lado.
– Y si no quieren verme? Y si me desprecian por haberlas abandonado?
– Tu nunca has abandonado a tu familia. Lo sé porque siempre me entero que cada semana les mandas el dinero necesario para la manutención de todas ellas incluyendo a Elizabeth. Así que toma el tiempo que necesites y ve a ver a tus hijas. Te lo ordeno…– dice frunciendo el ceño pero con un tono gracioso. Nunca ha podido poner cara furiosa. No se le da.
– Dejame pensarlo …
– Y de paso tambien piensa en nosotros - dice el abuelo
– A qué te refieres. Siempre pienso en ustedes y nunca…
– Si lo sé hijo y te lo agradezco pero, entiende que nunca tuvimos la oportunidad de verte crecer a nuestro lado ni vimos como te convertías en quien eres ahora. A Sonia y a mi nos encantaría recuperar esa experiencia con nuestras bisnietas. Por favor…
– ¿Te refieres a que quieres conocer a mis hijas? – tiene razón. Son parte de su familia y tiene todo el derecho de conocerlas y ellas a su bisabuelo – Perdona abuelo no había pensado en eso.
– Escucha hijo, tu abuela y yo ya estamos bastante mayores y tal vez no nos queden muchos años, así que queremos aprovechar todo el tiempo que se pueda. – me toca el hombro con su mano firme y sale con una sonrisa segura de que logró convencerme.
Mi abuelo sabe muy bien que me hacen mucha falta y aunque no me dice nada sobre Elizabeth, porque respeta la decisión que tomé, nota que la ausencia de mis hijas me está haciendo muy mal. Toda esa noche me la paso pensando en todo el tiempo que no he estado con ellas ni ellas conmigo. Como deseo poder verlas y abrazarlas de nuevo.
Pero qué me está pasando… solo porque mi matrimonio se desmoronó no significa que perdí a toda mi familia. Definitivamente con Elizabeth no tengo un vínculo ni nada que nos ate pero con mis hijas es diferente, nunca nada , jamás alguien podrá romper el lazo que existe entre ellas y yo. Aun después de la muerte, ellas seguirán queriéndome como su amoroso padre.
Iré a buscarlas. Lo haré. Después de todo el juez nunca me impuso restricciones y nunca he fallado en enviarles lo que necesitan, excepto a mi pero eso lo voy a arreglar. No me importa si Elizabeth no me acepta en su casa, me las arreglaré para verlas de cualquier manera.
Pero, ¿y si son ellas las que no quieren verme? Y si les afectó tanto mi huida que no me quieren perdonar? Y si su madre las convenció de que no quieran verme nunca más? No esto último no es posible, Elizabeth no es mala ni la persona cruel que haría eso con sus hijas.. De cualquier manera no me importa. Tengo todo el derecho como padre de ver a mis hijas..
Primero tengo que buscar algo especial para llevarles. Se que ellas no están interesadas en cosas materiales grandes ni costosas, siempre les enseñé a ser sencillas y acostumbradas a lo que podíamos tener, se que no anhelan regalos enormes. Pero esta vez se lo merecen y les compraré lo que siempre han querido tener…