Aún Hay Esperanza

¿Es Posible Sanar?

Entre la lluvia y el silencio.

¡Quiero Vivir!....

¿Cómo puedo vivir?...

No quiero vivir de esta forma....

...

Alice.

Ese era el nombre de una joven que a sus 17 años, estaba pasando por un momento difícil de su vida.Era preocupante que nada de esto pareciera mejorar, sin importar cuánto tiempo pasara. Desde el año pasado venía arrastrando un peso que se había convertido en su rutina, en su tormento diario... y nada cambiaba para ella.

Tenía un cabello rizado, ojos almendra y medía apenas "1.50".....

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Era una fría mañana de invierno, nublado, mientras la lluvia acariciaba el pasto, Alice estaba acostada con los audífonos puestos y el celular en su mano. Escuchando las melodías que le ofrecían un breve escape de su realidad, relajando su mente, pero también haciéndola reflexionar…

Sobre como estaba disfrutando su vida o al menos eso quería imaginar... ¿Estaba disfrutando
realmente de la vida? No. Ella lo intentaba, intentaba convencerse, pero en el fondo sabía que no era así.

Lágrimas brotaron de sus ojos. Al asimilar que estaba estancada en un lugar emocional del que había intentado salir demasiadas veces, pero que no había tenido éxito alguno.

Secó su rostro con las manos, como si pudiera borrar también el dolor.
Se levantó con lentitud, caminó al baño, se lavó la cara y alzó la vista frente al espejo. La imagen reflejada no le parecía suya, no podía reconocerse.
—¿Dónde quedó la niña feliz, risueña y llena de vida? —se preguntó en silencio

—¿Será que ya no puedo recuperarla?—
Suspiró, se acarició el rostro y murmuró con voz apenas audible:
—Todo va a estar bien…

Con el alma cansada y su cuerpo destruido, Salió del baño, y cambiándose de ropa con calma, se quitó sus chanclas y subió a la terraza buscando algo de paz.

Caminó bajo la lluvia como si buscara en cada gota un alivio. Se soltó, dejó que el agua empapara su rostro y empezó a girar sobre sí misma, riendo suavemente por un instante, pero a la vez nostálgica. Luego se dejó caer sobre el suelo húmedo, acostándose en medio de la terraza. Allí, por un breve momento, encontró paz. Esa clase de paz que te hace olvidar dolor… hasta que la realidad volvió a golpear.

Un grito desgarrador escapó de su pecho. Y luego, el llanto. No un llanto común, sino uno de auxilio, uno que llevaba mucho tiempo encerrado.

Alice no podía más. Intentó ser fuerte, afrontar sola esa carga, pero era demasiado. Le dolía todo: la mente, el corazón, el alma. Y, sobre todo, le dolía no saber cómo pedir ayuda.

Se abrazó a sí misma. Estaba completamente sola en medio de la terraza a las 6:30 de la mañana, mientras la lluvia tapaba sus gritos.

Se desgarraba por dentro. Toda esa presión acumulada la había llevado al límite.

Después de un largo rato, cuando la lluvia comenzó a escampar, Alice se incorporó lentamente. Recogió sus cosas, regresó a su habitación. Se puso los audífonos a todo volumen intentando calmar su corazón acelerado.Las lágrimas seguían saliendo, pero ya no había fuerza en ella. Se cambió, se echó en la cama y se quedó inmóvil, con la mirada perdida en el techo y los pensamientos
consumiéndola poco a poco… hasta quedarse dormida.

Sé que muchas personas están pasando por situaciones difíciles. Y si tú eres una de ellas, ten ánimo. Lo mejor está por venir, y deseo con el alma que
encuentres la fuerza para sanar aquello que tanto te duele. Recuerda siempre: no estás sol@.”

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En el texto hay: depresion, salud mental, ansiedad

Editado: 14.10.2025

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