¿aún me odias?

4) EL TESTAMENTO

Emma Forbes, la mamá de Andros y Mel está sentada frente al abogado James Taylor, mirándolo fríamente y podría jurarse que hasta con odio. James fue el mejor amigo del señor Andros y no lo soporta, porque fue un alcahuete que siempre supo lo del romance con Jessica.

—Eso jamás lo permitiré e impugnaré el testamento—, dijo furiosa con la cara completamente desencajada, de esas raras veces que se ve así.

Mel y Andros solo se miran al saber que su padre le ha dejado dos propiedades a Jessica: un departamento en Los Ángeles y otro en Chicago.

—Todas las demás propiedades serán repartidas en partes iguales entre Mel y Andros. Las acciones de la compañía quedan como en vida fueron asignadas y todas las propiedades que te regaló seguirán siendo tuyas—, concluyó James.

—Invalidaré el testamento. Me humilló durante años y después de muerto aún sigue haciéndolo.

—No puedes impugnar el testamento, ambas propiedades corresponden a la herencia que recibió Andros de sus padres y legalmente no va a proceder. El contrato matrimonial no incluye las herencias así que él tenia el derecho de repartirlas como deseaba sin impedimento legal.

Ella se paró de la silla y salió del despacho dando un portazo, sin esperar que terminara la lectura. Después de eso no hubo más novedad a lo ya conocido, pues su padre en vida siempre les dijo como dejaría sus bienes. A excepción de esos departamentos que según tenían entendido había vendido.

—No puedo creer que se haya atrevido a hacerle esto a mamá. Regalarle los departamentos en los que seguramente se revolcaron todo el tiempo. Debió habérselos dado en silencio y nosotros jamás lo hubiéramos sabido.

Mel está enojada también. Andros lo admite está un poco sorprendido, pero a estas alturas puede esperar otras cosas, pero lo que le preocupa es que la situación abre una brecha más entre Niky y Mel.

Los tres salieron del despacho y después de desayunar regresaron a casa. Son la una de la tarde y la señora Emma no ha salido de su habitación. Él ha reservado el vuelo a Boston para la noche pues tiene que regresar para hacer los últimos papeleos en la universidad que le tomarán quizá el resto de la semana. Después vuelve a Nueva York para hacerse cargo de los negocios.

Provisionalmente se mudará a Nueva York, pero piensa irse a Los Ángeles y desde ahí llevar la empresa, como lo hizo su padre. De esa manera podrá estar con Niky. Dejará que el mundo ruede, y cuando su madre se entere pues que le haga como quiera, porque esta vez no piensa dejar a Niky. Sin embargo su verdadera preocupación es Mel, ellos como hermanos se han apoyado el uno al otro en todo momento. No solo es su hermana sino su amiga, así que admite que estar con Niky se siente como traición.

Andros sacó el teléfono para marcarle y saber cómo está. Ahora la tiene en marcación rápida y solo necesita teclear el número dos para que la llamada salga directa. El número uno es el teléfono de Mel.

Del otro lado de la línea el teléfono de Niky sonó dos veces y contestó.

** Hola galán, ¿qué novedades hay en Nueva York?

—Las mismas de siempre—, le comentó—. No hay remedio con mi madre. Me regreso hoy a Boston y será la última semana y otra vez acá. Y que me dices tú. ¿Como va el día?

** Salí de una clase de finanzas. Ahora voy al instituto.

En Los Ángeles hay una diferencia horaria de tres horas aproximadamente. Si en Boston son las 2:00 pm, en Los Ángeles las 11:00 am.

Andros no se dio cuenta que Mel ha regresado y le está hablando, rápidamente guardó silencio al darse cuenta que está al teléfono.

—Perdón—, le dijo muy bajito y salió de nuevo.

** ¿Era Mel verdad?— preguntó Niky.

- Si.

** Me va a odiar más cuando sepa lo nuestro.

Andros se quedó callado esta vez porque ya no está muy optimista. Mel se ha puesto muy enfadada con el tema del testamento y arrasó con las dos durante el desayuno.

—¿Estarás entre las cinco y seis en tu departamento? Quisiera llamarte como a esa hora y platicar contigo de algunas cosas.

** ¿Algo que me deba preocupar?

—No es nada alarmante.

** A las nueve quedé con unas amigas así que tengo toda la tarde para ti.

Andros le preguntó otras cosas más sin mencionar el tema de los departamentos y se despidieron. Después él salió para buscar a Mel y la encontró en su cuarto escuchando música.

—¿Me estabas buscando?

—¿Cuando te regresas a Boston?

—Hoy. Mi vuelo sale a las diez.

—¿Y porqué tan pronto?

La pregunta de Mel tiene de fondo otra intención. Quiere saber con quién salió el domingo y parte del lunes. Y como no ha tenido oportunidad de preguntarle no va a dejar escapar ésta. Sabe que con Rox no ha sido. Casualmente se la encontró el lunes por la tarde antes de tomar el vuelo acá a Nueva York y Rox se quejó que Andros no le hace caso, como a Mel la agarró desprevenida puso cara de no sé qué. Enseguida de eso la ex de Andros le marcó inmediatamente a él y le preguntó por la zorra que lo está distrayendo.

Mel esperó que Andros le respondiera.

—Tengo varias cosas que ver allá antes de regresar a esta casa llena de armonía.

—No seas así y ponte en lugar de mamá y todo lo que tiene que aguantar. Vaya descaro de mi padre haberle dejado algo a la puta barata esa. Además ni siquiera le hacen falta.

—Mel, por favor no hablemos más de eso. Si mamá aguantó todo ese "sufrimiento" fue porque así lo decidió.

—Lo hizo por nosotros.

Andros está arto porque nuevamente regresa la sombra de los errores de su padre, de Jessica y hasta los de su madre también. Ninguno de los tres fue víctima de sus decisiones. Su padre y Jessica fueron dos adúlteros descarados que no les importó seguir haciendo daño cuando se supo todo, y su madre aferrándose a un hombre que no la amaba y que por despecho se negó a darle el divorcio.

Andros suspiró.

—Lo que mi mamá debió hacer fue darle el divorcio cuando papá se lo pidió. Y hasta donde tengo entendido fue mucho antes que se enredara con Jéssica.




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