Aún Recuerdo

Descubriendo sentimientos III

- Yo-o, Yo... Te besé, Jo. Tú me besaste. Fuiste mi primer beso. No lo puedo creer.- Solté aquella lamentable frase.

No podía creer que haya soltado eso, sin previo aviso, mi mente estaba nublada, pero luego de su respuesta no estoy muy segura de que seguiría de la misma forma

- Al fin, Cam. Al fin lo recordaste - Dijo.

Ay no, no, no, no. Él lo sabe.

En el fondo de mí, quise creer que sólo fue producto de mi imaginación, que no era real, que sólo era el alcohol en mí sistema que estaba haciendo desastre en mi mente, pero que él tenga conocimiento de ese hecho sólo prueba que, aun cuando suene imposible, de alguna extraña manera sí sucedió.

Y no se si sentirme bien, o verdaderamente terrible por ello.

Volteó a mirarlo cómo si no supiese de qué está hablando, prefiero eso, a enfrentarme a lo que sea que su mirada quiere decirme, sus ojos brillan de una manera que hacen que mi corazón lata frenéticamente.

- ¿De qué hablas? Yo sólo, estaba... Estaba, nada. Hablando sola, sí eso. No es nada, Jo- Sonrío forzadamente, y me me dirijo con rapidez a la salida, tratando de escapar de mi mejor amigo.

- No, no, no- Siento que dice detrás mío, antes de detenerme, con un abrazo. Dónde mi espalda se encuentra pegada a su pecho y sus brazos me rodean. Siento su aliento cerca a mi cuello- Tu sabes perfectamente de que hablo. Te escuché muy, muy bien. - Dijo, con su estúpida voz ronca lentamente, cómo para que no me volviese a hacer la loca desentendida. En este momento lo odio tanto. 

- Yo-o... - No sé qué decir, estoy tan aturdida por su cercanía, y cómo parece que nuestros latidos aumentan en la misma proporción, que no puedo pensar.

- Sshh. Que sepas, que si por alguna razón tienes duda, sí, sí pasó, nos besamos, Cam. Me besaste y te besé. Fui tu primer beso y tú el mío- De acuerdo, eso no lo sabía, y no voy a fingir que me desagrada la idea- Y lo disfruté mucho, tanto que ha sido el mejor beso de mi vida, y quisiera repetirlo cuántas veces se pueda...

Este es el momento en el que me siento en las nubes, mi lugar feliz, nada ni nadie puede arruinar este momento en el que siento que al fin estoy completa.

Bueno, nada, excepto mi vómito y desmayo que le siguieron a su genial discurso.




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