Aún Recuerdo

Epílogo

 

|2 meses después|

 

|Camile|

 

-Estoy embarazada

 

Quién diría que esas palabras cambiarían mi vida por completo, ese día llegó a ser algo agridulce, le confesé esas dos palabras al que consideré el amor de mi vida, creí ciegamente en sus palabras de: “Nada hará que cambie lo que siento”, confié en él, aún cuándo días atrás, tocamos el tema y parecía escandalizado con la idea de ser padre, consideraba que aún era muy joven y teníamos que cumplir muchos sueños antes de cargar con tal responsabilidad.

Nuestro hijo, no, MI hijo, sólo era eso para él, una simple responsabilidad.

Aquel día creí que no podía ser más feliz, creí que mis sueños se cumplían, que nada podría ser más perfectos, pero me equivoqué, nada lo era y mucho menos él.

Por muchos años, lo consideré lo mejor del mundo, sin defectos lo suficientemente graves, cómo para creer que, a causa de él, todo lo que hice mi mundo, se acabara.

Me destrozo la vida, si, lo hizo, pero aún cuándo duele y quema en mi alma, su desprecio ante lo que llevo en mi vientre, una parte de mí lo sigue amando, pero a pesar de ello, agradezco a la vida por ello, tal vez hubiésemos sido infelices en el futuro, tal vez, todo acabaría terrible para alguno de los dos, si hubiese sucedido de otra forma.

Aquel día destruí cada ápice de voluntad que tenía para estar con él, porque mi bebé, va antes de todo.

Yo también tuve miedo, pero no por las razones, que una creería, no por creer que el padre de mi bebito fuese a desampararme, fuese a dejarme, fuese a despreciarme, no, mis miedos radicaban en el no sentirme lista y fallar en la crianza de este pequeño ser, que hoy día es lo mejor de mi vida, aún sin conocerlo, sólo llevándolo en mí, comprendo el gran amor que debe sentir cada madre.

Hoy día, soy un prospecto de madre soltera, pero a mi hijo no le faltara nada, mis padres me apoyaron, no hicieron preguntas y siguieron conmigo hasta que decidí volver a estar sola, en mi propio espacio, a pesar de que ya vivía así antes de que todo aquello ocurriera, por el desamparado que sentí en ese momento, me refugié en mis progenitores.

Sin embargo, recuperé mis fuerzas de seguir adelante sola, conseguí un nuevo empleo, en el que no les interesa que lleve un bebé a bordo, siempre y cuándo cumpla con mis obligaciones.

A Joan, no lo he vuelto a ver, no me volvió a contactar, sólo desapareció y yo lo volví a buscar.

En este momento y tal vez el resto de nuestros días, sólo nos unirán nuestros recuerdos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

|Joan|

 

-Estoy embarazada

 

Hay palabras que te marcan de por vida, otras que no olvidas y otras, cómo esa, que ni olvidas y te marcan.

No olvidaré nunca cómo destruí lo mejor de mi vida, la manera en cómo alejé lo único realmente bueno que había, arruiné mi felicidad por medio.

Me juré no volver a ser un cobarde, pero nuevamente fallé, y con ella, mi mejor recuerdo, mi amor más real y verdadero, el amor de mi vida.

Sólo soy capaz de errar, al parecer, y me odio por eso.

Hace 2 meses que no duermo, no me alimento bien, no sé quién soy, no hallo razón para seguir adelante.

El trabajo ha sido el temporal escape de mi mente y consciencia, la cuál no puedo acallar.

Ni siquiera merezco que se silencie.

Fui un maldito imbécil con ella, mi hermosa Camile.

Le volví a fallar y esta vez no creo que me perdone.

Por eso, a pesar de que quise enmendar mi error días después del fatídico suceso, no pude hacerlo, no creí que fuese a perdonarme, no cuándo vi cómo corría a brazos de su familia a buscar un refugio que yo no supe darle.

Sólo tenía en mis manos el anillo que me arrojo, cuándo en medio de mi consternación le hice saber mis nulos deseos de ser padre, que no estaba listo y un mar de estupideces, que no entiendo cómo fui capaz de decir, no cuándo ella lo es todo para mí.

El miedo ante algo que no había experimentado hizo mella en mí y no supe manejar la situación, esa noche hice llorar a la mujer de mi vida de dos maneras diferentes, y me dolió demasiado la segunda vez, cómo nunca.

Después que hice mi estupidez admitiendo todos mis miedos en voz alta y de confesar que no quería eso para mí en ese momento, no cuándo me sentía tan feliz y complacido, admití que me sentía incapaz de adquirir esa responsabilidad, después de ello, tal vez ahora soy consciente de lo mal que pudo haberse oído aquello, no medí mis palabras y ella malinterpretó todo.

Realmente me sentía algo traicionado, cosa que tuve el descaro de decir, lo acepto, fue muy tonto de mi parte, ya habíamos hablado de aquello y dije que por el momento estábamos bien así, y lo estábamos, pero nunca dejaría atrás a un pequeño o pequeña que viniese de nuestro amor.

Mi reacción no fue la mejor, y aunque quedé en alguna especie de shock y no reaccioné por muchos segundos en las que la mujer por la que aún suspiro me decía lo mucho que me detestaba y no quería saber nada de mí nunca más, que no me reconocía y que no se quería casar conmigo.

Aquello último logró que mis ojos se cristalizaran, y trató de ir por ella cuándo bajaba las escaleras a toda velocidad, traté de llamarla y lo que hizo fue lanzarme el anillo que acababa de darle.

Anillo, que aún llevo conmigo.

Me recuerda lo cobarde que soy.

Cada día la observo, cómo un asqueroso acosador, no he encontrado la manera de acercarme, no luego de lo que la he hecho sufrir.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.