Las noches en el orfanato eran duras, y sabía que lo habían sido aun mas cuando él era apenas un niño, porque se fijaba lo que los niños pequeños sufrían en aquel lugar. Todos los chicos de su edad ayudaban en el centro a cuidar a los mas pequeños que ellos, ya que el centro de acogida no contaba con la ayuda económica necesaria para poder pagar personal que ayudara en actividades como bañar, alimentar y enseñar tareas cotidianas, por tal motivo quienes eran los encargados de estas actividades eran los chicos mayores, aunque siempre bajo la supervisión de Hermanas Josefinas, quienes eran las que regían el centro.
- ¡Tiene que estar bromeando! ¡Es obvio que éste bebe esta llorando porque tiene hambre! Debes darle su biberón apenas tiene cuatro meses – exclama Frank, notoriamente molesto a la Hermana Cecia – Tranquilízate por favor Frank, sabes que los alimentos se tienen que dar con medida sino, no se llega a final de mes con el presupuesto- dice preocupada la Hermana Cecia - ¿Cómo se te ocurre pensar que ellos entienden eso? El chico tiene hambre, cosa que ellos instintivamente sienten- dice – Lo siento, no podemos hacer nada mas que esperar que el se canse de llorar y duerma- dice acongojada la Hermana; Frank no soporta la impotencia que siente y sale de la habitación corriendo, es una habitación de tamaño mediano, paredes color verde oliva, un poco sucias, con escasos muebles, solo cuenta con 6 cunas metálicas con abolladuras en cada una de ellas, con colchones delgados que dejan casi sin amortiguamiento la cuna, en resumen en deplorable estado, hay una estante donde guardan utensilios propios para los bebés, que al igual que el resto de los muebles, están de alguna forma dañados, la habitación es oscura incluso cuando es de día, frente a las ventanas se encuentra un árbol de gran tamaño que imposibilita que los rayos del sol penetren a la habitación, haciéndola sentir más fría de lo que en realidad es. Frank llega a su habitación que comparte con diez chicos más que tienen entre diez a quince años, se acuesta en su cama, se envuelve en su manta, cerrando los ojos, deseando que no resonaran en sus oídos el llanto desesperado de esos bebés que no tenían a nadie que los auxiliara. – Esa misma fue mi suerte sin duda, cuando fui un bebe – se repetía en un susurro.
– ¿Estás bien? - pregunta su compañero de al lado
– Todo bien – dice él con tono bastante molesto.
– Sabes que no puedes hacer nada, de nada te sirve frustrarte si es algo que no está en tus manos resolver – dice el chico
– Se que se puede hacer algo es solo que ella no está interesada en intentarlo – dice cobijándose de pies a cabeza y cerrando fuerte sus ojos, cree q así lograra evitar que los sentimientos le penetren. "Ella" es la directora del orfanato, la Madre Superiora Pilar Motsi y es la encargada de gestiones de ayuda para el centro de acogida. Es una mujer alta, delgada, seria, se irrita con facilidad, poco tolerante con los chicos, estricta, fría, distante, deja claro que ella hace un trabajo, por tal razón, nunca se ve afectada emocionalmente por lo que sucede a su alrededor, ve el orfanato como si fuera una empresa llena de muebles inertes, gusta de la soledad y el silencio, y cuando le revientan su burbuja de disciplina, sean las monjas o los chicos, explota como si fuera un volcán en erupción que arrasa con lo que este a su paso, nunca ha mostrado a "sus" niños su lado humano, su lado sensible. En manos de ella Frank y otros niño han sufrido los peores castigos para "disciplinarlos y prepararlos para la vida real". La Madre Superiora siempre con su hábito impecable y con una seriedad casi imperdible se desplaza por el recinto como fiera cautelosa esperando encontrar "algo que devorar". Sor Cecia sale del área de la sala cuna cuando se la encuentra -¿Frank está contigo? - pregunta Sor Cecia- No, él está en su habitación. Hazle saber que mañana este temprano en mi oficina a las 10 am - responde la Madre Superiora, dejando el pasillo libre.
A la mañana siguiente, Frank vio como unos chicos se metían con una niña de 13 años que se encontraba haciendo limpieza en el patio trasero, lo cual molestó - ¿Pueden dejarla en paz gorilas? - exclamó - ¿quién te crees q eres para hablarnos así? Respondió uno de ellos, lanzándose sobre Frank dándole un golpe en su ojo.
-¿Te encuentras bien? Dijo la chica de nombre Loren - Perfecto, hoy tendrá dos motivos la Madre Superiora para castigarme- dijo con pesadumbre Frank - Más te vale no menciones nuestros nombre con la Madre Superiora porque si ella se entera de ésto, pues tu amiguita será quien pague- amenazó uno de los chicos, quienes se fueron corriendo del lugar. - Siento mucho que por mi culpa te hayan lastimado--dijo con verdadera tristeza Loren - Te prometo que te compensaré ésto- dijo ella - No te preocupes, solo no quiero que ellos vuelvan a molestarte, siempre te he observado y sé que eres una chica bastante callada y tímida, pasas leyendo y no te metes con nadie, no quisiera que esos tipos te molesten - Loren por primera vez en diez años de vivir en ese lugar se sentía protegida