— ¿Llevas a todas las desconocidas a la lavandería? —volteo a ver a Trey.
Rueda los ojos. —Voy a lavar tu sudadero.
Comienza a moverse la manga derecha cuando levanto las manos. —Eh, detente. Creo que te pueden arrestar por exhibicionista y no quiero estar en las noticias.
Aprieta los labios y luego sonríe. —Tengo una camiseta abajo, es la del equipo pero… no sé, me dejé la sudadera supongo.
Arrugo la frente. — ¿No tienes calor?
—Estoy bien, antes vivía al oeste y cerca de la playa, es como, vivir cerca de un volcán.
Miro alrededor. Estamos en unas de esas lavanderías públicas a las que nunca he ido. Las lavadoras parecen modernas y huele bien aquí, como a canala.
— ¿No podías esperar a llegar a tu casa? —le pregunto.
Trey se quita el sudadero por encima y su cabello se despeina totalmente. —Mi lavadora no sirve en realidad, suelo lavar mi ropa aquí.
Asiento.
—Entonces, ¿Esto querías hacer después de la escuela? —me recuesto en una lavadora mientras lo veo introducir monedas y marcar unos números luego de aplicar un poco de detergente.
—Sí —contesta—. Además, yo también quiero pizza.
Inclino la cabeza. — ¿Y la vas a obtener de este lugar?
Señala detrás de mí y me hace girar. Al otro lado de la calle hay un pequeño restaurante de piza y pasta, según su nombre “Pasta y Pizza Familiar”
—uh, bastante original ese nombre, me pregunto que venderán —regreso a verlo.
Se pasa una mano por el cabello para peinarlo. —Ah, creo que tal vez, ¿pasta? ¿Pizza?
—Es posible —digo.
—Ven, vamos, Lani Lane —me sostiene la puerta para que salga—. Solo no le digas al entrenador, claramente te dijo que no comieras esto pero supongo que una porción no te hará daño.
— ¿Una? —Chasqueo la lengua—. Mi abuela siempre dice, una no es ninguna. Necesito al menos tres por el estrés del día.
Cruzamos la calle y entramos al pequeño local. Tal vez es por la hora pero solo hay una familia al fondo y las demás mesas están vacías, nos sentamos en una cerca de pared.
—Voy a ir por una pizza mediana, ¿bien? —avisa.
Asiento y él se mueve al mostrador. Me cruzo de brazos mientras lo veo de espaldas hacia mí, hablando con el chico que está tomando su orden. Respiro profundo ese familiar aroma a queso, tomate y pan.
No sé si la pizza es mi comida favorita o simplemente me he forzado a que me guste pues es lo que como todas las semanas. La vida con papá es conveniente pero él no cocina, mi demás familia tampoco, todos sobreviven con pre cocidos, cenas para microondas, sándwiches con lo que sea y comida enlatada.
Mamá estaría tan decepcionada de mi alimentación últimamente pero, creo que hay otras razones más grandes para que se sienta así de mí.
—Listo, ahora esperemos unos diez minutos —Trey deja sobre la mesa de plástico azul uno de esos cuadrados que vibran para avisarte que ya está tu comida.
A pesar que hasta este segundo no me desagrada Trey, estoy dándome cuenta que estoy a solas con él. No en la escuela y no en un lugar cercano a la escuela, he conducido hasta aquí con él. Con un chico que conocí hoy.
—Lani Lane —junta sus manos entrelazando los dedos y recuesta los codos—. ¿Cuál es tu segundo nombre?
Suspiro. —No tengo, soy solo Lani. Lane Connan.
Asiente y sus ojos se mueven a mi hombro. —Oye, ¿Realmente estás bien? Cuando volteé el balón ya estaba dirigiéndose a ti.
Bajo la mirada. Por unos minutos había olvidado todo pero Trey me ha recordado lo malo de este día. —Creo que sí estoy bien, ya pasó de todas formas.
—Lani, no quiero… ¿puedo preguntarte algo?
Ya lo sabe. Él ya lo escuchó de alguien y ahora sabe mi reputación. — ¿Qué quieres saber?
Se mueve sobre su asiento. —Edgar y tú… ¿realmente no pasó nada entre ustedes?
Bueno, no esperaba esa pregunta. —No, te lo dije. No.
Asiente. —Es solo que, parece que tienen algo en contra de ti.
Recuesto mi codo sobre la mesa y el mentón sobre la mano. —No es por él directamente, es por Wynter, su novia. Ella… me arruinó la vida.
Entrecierra los ojos. — ¿Cómo te arruinó la vida?
No sé si es una buena idea seguir hablando de estoy con Trey, a quien no conozco. —No fue amable conmigo cuando estuve en la escuela, eso es todo lo que necesitas saber.
Trey permanece en silencio por un momento. —Entonces Wynter arruinó tu vida.
Asiento.
—Ya veo —es todo lo que responde.
Trey y yo no hablamos por tanto tiempo que la vibración del cuadrado nos interrumpe y él se levanta por la pizza. No sé qué está pensando ahora, quizás está arrepentido de pasar tiempo con una perdedora como yo.
Regresa y deja la caja de pizza en medio. No se sienta, regresa al mostrador mientras yo veo las letras impresas en la caja de cartón, cuando vuelve deja una lata de soda de lima frente a mí y dos servilletas.
—Gracias —aclaro la garganta—. Te pagaré cuando volvamos al auto, digo, no sé si quieres que te lleve a tu casa o solo podría pagarte.
Trey abre la caja. —Claro, pero no pagues. Mañana pagarás tú.
Mi corazón pega un salto. ¿Dijo mañana? ¿Quiere que hagamos esto mañana? — ¿Qué?
Trey toma una rebanada de pizza con jamón y muerde la punta, cierra los ojos. —Mmm, está deliciosa. Amo la pizza. Come, Lani Lane.
Tomo una también y le doy una mordida. El queso se derrite dentro de mi boca y solo quiero seguir comiendo sin parar pero me controlo.
— ¿Puedo preguntarte algo más? —Trey se limpia los labios con la servilleta, la deja a un lado y con una mano abre su lata.
Asiento. — ¿Qué?
Baja la mirada por unos segundos y luego me mira fijamente a los ojos. — ¿Realmente no te gusta leer?
Frunzo el ceño, estaba tan serio que pensé que haría una pregunta grande. —No, en realidad no.
Arruga la nariz. —No puedo creerlo. Tienes todo el estereotipo de chica que lee, ¿sabes?
Noto un poco de sarcasmo en su tono. —Bueno, no lo hago. En cambio tú, juegas soccer y lees.
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Editado: 18.03.2025