Aunque Sea Mentira

9: Libros

Trey y yo salimos de la primera clase.

Gracias al Cielo no estaban ni Wynter ni Edgar pero sí algunos de sus amigos y nos volteaban a ver. Cuando las amigas de Wynter me miraban, se apresuraban a susurrarse entre ellas y cuando algunos chicos veían a Trey, solo fruncían el ceño.

Ya ha sido establecido que algo le sucedió a Trey también a pesar que aún lo desconozco sin embargo a Trey no parece importarle.

— ¿Qué clase tienes ahora? —me pregunta.

—Biología, ¿Y tú? —le pregunto.

—Ah, yo tengo Mate —chasquea la lengua—. Supongo que no te veré.

Sonrío de lado. —Intenta no extrañarme.

—Lo intentaré —responde de vuelta.

Alguien pasa y me empuja el hombro, me volteo pero solo son algunas de las chicas que ya he conocido. No son muy cercanas a Wynter pero supongo que no necesitan serlo para sentirse igual que ella.

Trey las mira también, ellas no se detuvieron, solo ríen mientras avanzan. Él regresa su atención a mí. —No olvides que vamos a vernos en el almuerzo.

Acomodo mi cabello. —No, no lo olvidaré.

Caminamos hasta mi casillero y me detengo en seco cuando me doy cuenta que hay dos de esas notas adhesivas pegadas en la puerta del mío.

Mi corazón se acelera y me apresuro a tomarlas para quitarlas.

“Guarden a sus novios”

“La mojigata volvió”

Ambas son del mismo color rosa brillante pero la letra es diferente, aunque están escritas con un marcador delgado azul. Casi parece que dos personas se sentaron a escribirlas para colocármelas.

Trey está a mi lado y no pude ocultarlas de él, las ha leído. Rápidamente las hago bolita y las guardo en mi bolsillo trasero, abro la puerta del casillero cubriendo mi rostro con la puerta.

Respiro profundo y cierro los ojos. Tengo que calmarme, solo son unas estúpidas notas que no le hacen daño a nadie.

Cierro la puerta luego de tomar mi libro para la clase. —Nos vemos —le digo.

Trey estira la mano y toma mi hombro, el mismo que fue golpeado por la pelota y sin poder evitarlo, me quejo.

Trey la retira rápidamente, abre los ojos. —Lo siento, ¿te hice daño?

Aprieto los dientes. Eso me dolió pues cuando tocas un moretón te causa dolor pero desaparece en pocos segundos, sin embargo, esas notas siguen provocando presión en un golpe que me causaron hace años, uno que no se puede ver pero sigue doliendo y no ha desaparecido con el tiempo.

—Estoy bien —me obligo a sonreírle—. Te veo después.

Ya no puedo esperar más, me giro y camino hacia mi siguiente clase. Son en estos momentos cuando quisiera poder ir a mi casa y meterme bajo las sabanas para ocultarme del mundo.

Son solo unas notas adhesivas, no le hacen daño a nadie.

Entro al salón de clases y me siento en el primer lugar vacío que encuentre, dejo el libro frente a mí y prácticamente tiro a mis pies la mochila. Tan solo van dos días y siento que esto es demasiado.

Y escucho su voz, Wynter Hattie.

La escucho hablar sobre algo relacionado con una playa hasta que deja de hacerlo y unos pasos después, está cerca de mi asiento.

—Hola Lani, que bueno verte —mastica goma de mascar, aún sigue haciéndolo.

—Hola Wynter —levanto los ojos, sus amigas están ahí también. Dulce, Sabrina y Kate.

Coloca su mano sobre mi libro, lleva las uñas moradas y largas. —Edgar me contó algo, ¿es cierto que ya encontraste un chico?

Edgar es un idiota. —No.

Sabrina, de cabello listo hasta el mentón, se recuesta en Wynter para incluirse en esta no deseada conversación. — ¿Puedes darme consejos? Siento que tienes mucha experiencia, yo casi no sé nada de eso.

Bajo la mirada.

—No la molestes, Sabrina —Wynter dice—. Estoy segura que Lani ya cambió, además, realmente te extrañamos. ¿Por qué no vienes a mi fiesta el viernes? Estoy segura que todos querrán verte ahí.

Odio que Wynter es quien me succiona la energía. Puedo tener valor frente a muchas personas, incluso Edgar pero con ella algo sucede. Ni siquiera puedo sostener la mirada.

—Te presentaré a alguien —Wynter ríe—. O varios si eso es lo tuyo.

Ellas estallan en risas y sin nada más, se alejan, no sin antes que Wynter empuje mi libro un poco hacia mí. Podría ser un accidente, pero sé que no lo es.

La razón de porque Wynter tiene tantas amigas es porque ella sabe cómo hacerte sentir bien, incluida y parte de algo importante. Te hace creer que guardará tus secretos y que no te está juzgando, sin importar lo que le confieses.

Cuando ellas se alejan para ocupar sus asientos al frente, alguien llega a mi lado. Es un chico de piel morena, cabello negro ondulado y gafas. No lo había visto antes pero no estoy segura, tal vez solo no lo había notado.

Sea lo que sea, él no me está viendo ni está susurrando con alguien más sobre mí así que es todo lo que importa.

La clase comenzó unos minutos después y en ese tiempo nadie tuvo tiempo para acercarse y molestarme.

Sin embargo, cuando ya estaba lista para irme después de tomar todas mis cosas, Wynter volvió a acercarse.

—Lani, lo de la fiesta es real, te estoy invitando —sonríe de lado—. No faltes, ¿sí? Hay que ponernos al día.

Es obvio que no iré, sería muy tonta sí creo que será una buena idea.

—Adiós, nos vemos después —sale, sonriéndome antes.

Todas sus amigas la siguen y todas ellas me dan unos vistazos antes de salir. Nunca he sido así como ella, nunca he tenido personas detrás de mí que me siguen a donde yo quiera y parecen mi sombra. Tampoco es como si me llamar la atención esa idea.

Me paso ambas manos por el cabello. Me siento tan desesperada pero lo único que puedo hacer ahora es aguantarme y resistir. No durará para siempre, solo faltan meses. Los meses pueden parecer demasiado tiempo pero si me enfoco en el final, estaré ahí en un abrir y cerrar de ojos. Al menos eso quiero creer.

Salgo del salón y veo a ambos lados, asegurándome que no estén aun por aquí. Tengo que seguir con mi vida, no puedo dejar que Wynter la arruine otra vez.




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