Aunque Sea Mentira

19: Los recuerdos

Trey dijo algo que leyó en alguna parte: Quien no está contigo, está contra ti.

Entonces ya sabemos cuál es el paso uno.

En esta escuela hay muchos estudiantes, algunos que ni siquiera saben mi nombre o yo el de ellos pues son tres o cuatro años más jóvenes y no nos topamos en el camino.

Pero también hay personas que sí saben quién soy y aunque no se sus nombre, he visto sus rostros varias veces. No me refiero a las amistades de Wynter o Edgar, tampoco a personas como Sophia o compañeros que solían hablarme y ahora mantienen la distancia.

Hablo de quienes prefieren existir a solas. Quizás parece que no están ahí, tal vez esa es su estrategia. Pasar desapercibidos, así nadie se meterá con ellos o les disturbará la paz.

Pero luego, hay otras personas más específicas, chicos y chicas que Trey me ha señalado. Personas que Wynter o Edgar (o ambos) han cambiado el rumbo de su vida escolar con una sola acción.

Por ejemplo, Trey me habló de un chico llamado Collin Mack. Él entró a las prácticas de soccer el año pasado pero como era un chico con sobrepeso, Edgar le hacía bromas sin parar.

Le sugirió que fuera el portero, así sería menos espacio para anotar un gol. Le decía que tuviera cuidado con sufrir un infarto y que cuando sudaba, olía a tocino.

Collin se salió del equipo.

También recordé a Jade Duran, una chica que cuando Wynter me hablaba, le dijo que debería pedirles a sus padres que le regalen una operación de nariz cuando se gradúe de la escuela.

El gran crimen, según Wynter, cometido por Jade era su nariz. Eso es todo lo que Wynter necesita para ser mala contigo.

Y luego hay casos aún peores. Casos donde no puedes creer que en pleno siglo veintiuno, en este momento, después de tantas conversaciones y lecciones, aun sigan ocurriendo.

Trey me habló de Roy Haru, un chico que no tiene una mano y mitad del brazo. No es necesario repetir el tipo de estupideces que Edgar le dijo una vez en el pasillo.

Ya sabía de Roy, él también es bisexual. Recuerdo que Wynter siempre le cuestionaba si realmente era “solo gay” y no quería admitirlo.

También recuerdo que le regaló una rosa a Kira pero ella volteó hacia Wynter (parecía que le pedía su aprobación) y dijo que no. También dijo algo más que no escuché pero Roy lucía avergonzado.

Puede que nadie hable de esos momentos ahora, puede que yo sea el objetivo de sus bromas y que Wynter ya no les diga nada a Roy o Jade, tampoco Edgar a Collin pero estoy segura que ellos lo recuerdan.

Lo recuerdan mejor que nadie.

—Hola —Destiny me saluda cuando me encuentra en el pasillo al llegar a la escuela.

Le sonrío. —Hola, ¿Cómo estás?

—Estoy bien, ¿Por qué me pediste que te viera en tu casillero? ¿Pasa algo? —pregunta, elevando las cejas.

Miro a mí alrededor y solo hay chicos de grados más jóvenes. —Sí, en realidad, necesito preguntarte algo. ¿Tú conoces a Jade Duran? ¿Roy Haru?

Asiente. —Sí, son nuestros compañeros, ¿verdad?

Vuelvo a ver a mí alrededor. —Sí, lo son. Mira, necesito un favor y no fue mi idea, fue idea de Trey así que si vas a culpar a alguien que sea a él.

Inclina el rostro. — ¿Qué favor?

Cruzamos el pasillo y solo queda este para llegar a mi casillero. Antes de seguir me aseguro que Edgar no esté por aquí. Solo había una chica pero ya está yéndose así que tiro del brazo a Destiny para apresurarnos.

—Necesito que mañana no vayas a la biblioteca durante la hora de almuerzo y necesito que me ayudes a convencer a Jade o a Haru que se sienten contigo.

Destiny me mira como si hubiera dicho todo eso en japonés. Asumo que no sabe japonés.

—Pero, ¿para qué? —pregunta.

Abro el casillero y saco unos libros. —Porque según Trey y su plan de venganza, la unión hace la fuerza. Nos dimos cuenta que Wynter y Edgar no solo nos han afectado sino a otras personas también.

—Entiendo eso pero, ¿Para qué quieres que yo me siente con ellos?

Me encojo de hombros. —Necesitamos acercarnos a ellos pero nosotros somos los que la gente evita. Tal vez si nosotros tratamos ellos nos rechacen por miedo a que los asocien conmigo o con Trey.

No luce convencida en absoluto.

—Pero, ¿Qué planean hacer? ¿Un ejército? —pregunta sonriendo.

Niego. —No, es como —muevo las manos en el aire—, tenemos que atacarlos en su debilidad. La debilidad de Wynter es la atención.

—Lani, no quiero que suene mal pero, ¿no crees que eso es jugar a su nivel?

Afirmo con un gesto. —Lo sé y es lo que hay que hacer. Mira, yo no tengo nada que perder ahora. Ese video que publicaron, el video que les dije, puede volver a resurgir y otra vez irá todo mal para mí. Estoy cansada de eso y estoy cansada que personas como Edgar o Wynter siempre se salgan con la suya.

Destiny mira al suelo. —Solo… es que, no creo que yo sea de mucha ayuda, soy tímida en realidad.

—Está bien y no te preocupes, no te involucraremos. Solo queremos que nos ayudes a que vean que si alguien como tú es nuestra amiga, ellos también pueden serlo.

Unos pasos me hacen elevar la vista y veo a Edgar. Está hablando por teléfono, cuando hacemos contacto visual cambia la expresión y termina la llamada para guardarlo en su bolsillo.

Doy un paso al frente, moviéndome cerca de Destiny. No sé porque pero siento que tengo que cuidarla.

—Ve al salón —le susurro.

Asiente y se mueve para alejarse de aquí. Edgar se recuesta en los casilleros y cruza los brazos. — ¿Te hiciste amiga de la monja?

—Y a ti, ¿Qué te importa? —replico.

Sonríe de lado. — ¿Por qué eres tan agresiva, Lani? ¿Acaso no somos amigos? —Lame su labio inferior—. Por cierto, mis amigos dicen que quieren llevarte a un lado, ¿adivinas a dónde?

Entorno los ojos. — ¿No te cansas de ser un tonto?

— ¿No te cansas de ser…? Bueno, ya sabes —sonríe.

Ruedo los ojos y doy unos pasos para alejarme pero él me toma de la muñeca. — ¿Qué haces?




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