Aunque Sea Mentira

29: Mentira

El video aún no está recibiendo tanta atención y en parte eso me alegra pero sé que también es parte del plan que se vuelva viral.

Aunque tengo que admitir que toda la noche estuve pensando en cómo utilizar lo que las chicas dijeron en su contra. Es una pieza de información valiosa y tengo que ser inteligente en como jugar mis cartas. Esto puede arruinarme otra vez si Wynter descubre que estoy conspirando en su contra.

Y hablando de Wynter, ahí está ella con Edgar en su casillero.

Muerdo mi labio inferior pero me obligo a seguir caminando, no voy a dejar que sigan estorbando en mi vida. Tengo que intentarlo.

Al mismo tiempo que voy caminando, tomo mi teléfono y busco la aplicación que también me está sirviendo. La de grabar la voz.

La vez pasada que estuve en el campo y los chicos me rodearon, ellos no se dieron cuenta que estaba grabándolos en video. Aun no estoy segura de cómo usar eso pero estoy juntando todo lo que pueda para atacar eventualmente.

Digamos que me la he pasado leyendo muchos foros de internet sobre venganzas del mundo y ahora mi mente está llena de frases un poco exageradas. O tal vez no son exageradas.

—Lani —la voz de Wynter me saluda.

Edgar suspira, como quejándose.

Me fijo en la puerta de mi casillero. Aun no hay notas así que quizás ellos no son pero tal vez me aparecí demasiado temprano.

— ¿Lani me ignoras? —Wynter se recuesta en Edgar quien la rodea con sus brazos—. Oye, me encanta tu pantalón. Yo no podría usar así, parecen que son antiguos.

—Seguro son viejos —susurra Edgar.

No les respondo, solo abro el casillero tan rápido como puedo para evitar que vean mi contraseña.

Wynter se mueve y ahora está del otro lado, observándome el rostro. — ¿Te gusta el estilo de cejas naturales? Que valiente. No a todos les queda bien la uniceja.

Aprieto los dientes para no responder. No quiero caer en su trampa.

—Solo bromeo —dice, empujándome el hombro—. Me gustan tus cejas, parecen como de las de antes, como las usaba mi mamá.

Edgar bufa.

Wynter chasquea la lengua. —Lani, ¿Por qué no me hablas? Si hice algo que te ofendiera perdóname —eso no suene en absoluto como una disculpa real—. A veces soy distraída y digo cosas que se malinterpretan. Yo creo que me sacaste de contexto, pero no pelees conmigo, ¿sí? Vamos a ser amigas.

Cierro el casillero con el libro en mi otra mano. —No gracias.

Edgar ríe y ella sonríe forzadamente. — ¿No quieres ser mi amiga? Pero, ¿Qué te hice? No te hice nada. Lani, dejemos en el pasado el pasado. Solo creo que ahora podemos ser amigas.

Me doy la vuelta y me alejo de ellos. Escucho a Edgar y Wynter reír y no me importa a pesar que siento todo mi cuerpo tenso y el estómago como si tuviera piedras.

Después de la primera clase Trey me acompaña a mi casillero y justo como lo había imaginado, está lleno de notas.

— ¿Cuándo vas a intentar grabarlos? —pregunta, quitando una que dice “la fea”.

Miro hacia la esquina y luego al casillero. —Tal vez hoy pero… no sé, puede que se den cuenta que ahí hay un basurero o vean el teléfono.

Trey entorna los ojos y rasca su mandíbula. —Tengo una idea… no sé si funcione pero podemos tomar esos triángulos amarillos que colocan cuando el piso está mojado y ubicarlo ahí, creo que funcionaria.

Asiento lentamente. —Sí, puede ser. Tengo que hacerlo antes de la hora del almuerzo.

Él me da una palmada en la espalda. —No te preocupes, lo haré yo. Solo dame el teléfono y me aseguraré que se vea.

Levanto los ojos hacia él. — ¿Lo harías? ¿Y si alguien te ve?

Resopla. —No pasa nada. Diré que se me había caído un poco de agua y solo quería evitar que alguien cayera.

Quito otra nota, dice un insulto escrito con símbolos y números. Supongo que para ellos es una ventaja que mi casillero esté tan escondido y los profesores no lo vean constantemente.

Tomo todas las notas y las guardo en mi mochila.

— ¿Por qué no las tiras? —Trey siempre me pregunta eso.

—Porque me van a servir. Todo me va a servir. Quiero que mi venganza sea en base a lo que han hecho, que yo no tenga nada que agregar.

Se encoje de hombros. —Claro, supongo.

Me recuesto en los casilleros por un momento. —Esto es agotador, ¿Qué pasa si no funciona?

Trey se coloca a mi lado. —Por eso lo estamos planeando bien, ¿no? Vamos a hacer que valga la pena.

Me giro y lo encuentro viéndome. Sus ojos son intensos o tal vez solo los percibo así. —Um, oye, ¿Por qué estabas con Pamela esa vez?

Levanta las cejas. —Ah… no es nada.

Siento como si alguien apretujara mi corazón, lo cual es tonto pero así lo siento. — ¿Te gusta?

—No —dice aunque no estoy segura si es verdad.

Suelto una pequeña carcajada. —Estoy segura que tú podrías salir con todas las amigas de Wynter si quisieras.

— ¿Por qué dices eso?

Ruedo los ojos. — ¿No es obvio?

Trey se mueve un poco y siento su brazo rozándose con el mío. No me aparto y él tampoco. — ¿Qué es obvio?

Trago saliva y mi respiración se hace corta por su cercanía. —Es solo que… ¿Has pensado que si no hubiera sucedido todo eso con Edgar y Wynter no estaríamos hablando ahora? No creo que tú seas alguien que habla con personas como yo.

— ¿Qué? ¿Piensas que solo porque ambos fuimos afectados por ellos yo me comporto así?

Me encojo de hombros.

Trey suspira y luego, me toma de la mano y se acerca a mí. Mi corazón pega un salto. — ¿Qué haces?

— ¿No se supone que somos Trani? —pregunta, sonriendo.

Respiro profundo antes de hablar. —Eso no tiene nada que ver con lo que te dije.

Trey se encoje de hombros. —Quiero contarte algo pero no ahora, ¿nos vemos después de clases?

Asiento sin poder hablar.

Trey sube la mano a mi rostro y toca suavemente mi mejilla. Oh vaya, ¿Qué está pasando?

—Tenemos que actuar como pareja —afirma.

Despego los labios pero ya no puedo decir nada, los nervios se han comido mis palabras.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.