— ¡Mira esto!
Trey me intercepta cuando llego a mi casillero luego de la hora del almuerzo. — ¿Qué es?
Está sosteniendo el teléfono que Josh me prestó, el que siempre llevaba conmigo desde que me lo entregó en caso lo necesitara para grabar todo. —Grabé algo.
Mis ojos se mueven a la esquina y ahí sigue ese triángulo. Trey realmente lo hizo, me ayudó con todo. Tal vez fue a la bodega donde guardan los trapeadores y desinfectantes o se lo robó uno de un pasillo.
Ahora no importa eso, solo importa que según él, tenemos una grabación de la persona que pega esas notas.
Ahora mismo hay seis notas y aun no me he detenido a leerlas porque quiero ver ese video. — ¿Ya lo revisaste?
—No pero cuando vine no habían notas y cuando regresé estaban ahí, además el teléfono seguía en la misma posición de donde lo dejé y seguía grabando —explica.
Le sonrío. —Eres asombroso.
Me da un pequeño empujón. —Claro, lo soy. Ahora veamos quien es la persona que hace esto.
Miro alrededor y le hago una seña. —Espera, vamos a otra parte, puede que Edgar se aparezca.
Nos movemos al pasillo de al lado, el que lleva a los baños donde lo conocí hace unas semanas. Nunca hubiera imaginado que ese mismo chico sin camiseta sería la persona que me ayude con algo así.
Trey reproduce el video y al comienzo solo se ven sus pies y manos ajustando la cámara. Le adelanta un poco y esperamos, esperamos, esperamos. Pasan un par de personas pero no se detienen en el casillero, solo continúan con su camino.
Luego, finalmente se ven dos personas y se detienen. Primero pensé en que eran Wynter y Edgar pues después de todo su casillero está ahí pero Edgar no usaría zapatillas así. Son dos chicas.
Ahora solo queda revisar quienes tienen esos zapatos hoy. Unas botas negras y unas zapatillas marrones. Ambas con pantalones de mezclilla.
Luego solo se van, como si no hubieran hecho nada. Dos chicas, casi sé quiénes son.
Intento memorizar cada detalle de sus zapatos para comprobar en la siguiente clase si una de ellas está ahí. No me he fijado en que llevan cada uno de mis compañeros.
Trey regresa el video al momento donde se ven las dos personas (o sus pies) y le toma captura de pantalla.
— ¿Para qué? —susurro.
Veo que se la envía a su número. —Para el chat, ellos también nos ayudarán.
Sonrío. Honestamente me siento muy agradecida con ese nuevo grupo de (¿amigos?) compañeros de venganza que tenemos. Sé que nos ayudaran también.
—Buena idea —digo.
Suspira. —Bien, vamos a clase.
Nos movemos a mi casillero de nuevo y otra vez, tengo que quitar todas las notas. Me detengo en una que no está marcada con un insulto, sino con unos números y unas palabras en inglés.
—Mira esta —le digo.
“1:26 Right here 1:35”
Entorno los ojos. — ¿Right Here? ¿Aquí mismo? No entiendo. ¿Crees que sea un mensaje secreto? Me han dejado algunas así.
Se encoje de hombros. —No sé, puede ser.
La leo varias veces intentando descifrarlo pero la campana me interrumpe. —Ah, vamos —las guardo en mi mochila y me apresuro a sacar mi libro.
—Mira, tengo una respuesta —Trey saca su teléfono—. Es Roy, está accediendo a ser nuestro espía.
Sonrío. —Si todo sale bien, voy a invitarlos a una cena elegante en algún restaurante —mi corazón palpita con fuerza imaginándome que finalmente la justicia llegue a estos pasillos.
Sí, sí, ya me sé todo el discurso sobre que la venganza no es buena y que ojo por ojo solo deja al mundo más ciego pero, ¿de verdad? ¿Tengo que quedarme y esconderme para evitar que me sigan arruinando la vida? ¿Tengo que ser feliz sabiendo que Wynter está ganando en la vida a base de dañar a otros?
Y ahora no solo se trata de mí. Aunque suene ridículo, es verdad que la secundaria es como una jerarquía y si no estás del lado de ellos, estas fuera y eres un rechazado. Como esas distopías donde los buenos y poderosos tienen la vida soñada mientras que la gente expulsada tiene que ocultarse y sobrevivir.
No leo libros, no soy fan de las distopías pero algo me dice que ninguna de esas chicas como protagonistas se rendiría tan pronto. Y siento que ellas igualmente buscarían como hacerles pagar.
En la siguiente clase me fijé en los zapatos de todos pero no había nadie con un par como los que aparecen en el video. Tal vez no estaban aquí, pero estoy segura que estarán en otro salón.
Al finalizar la clase me topé con Wynter en el pasillo, literalmente. Estaba revisando los mensajes del chat grupal y no me fijé cuando mi hombro se golpeó contra el de Wynter.
Ella, como se espera, hizo un ruido exagerado. — ¿Por qué me lastimas?
Sus amigas la toman de los brazos con rostro preocupados. —Lo siento —digo, bajando el teléfono.
Luego bajo la mirada y mi corazón se detiene. Una de ellas, Sabrina, es quien lleva esas zapatillas que vi en el video. Mis ojos están adheridos a sus zapatos como si no pudiera creerlo.
Wynter chasquea los dedos frente a mi cara. — ¿Qué te pasa? ¿Por qué te congelas?
— ¿Ah?
Ellas ríen, de mí, como siempre. —Que rara —susurra Sabrina.
Trey me llama así todo el tiempo pero cuando él lo dice, no me ofende. Cuando Sabrina lo dice, quiero lanzarme sobre ella y quitarle las pestañas postizas.
Pero respiro profundo y me obligo a mantener la calma. Sabrina… tú también estas en mi lista de venganza ahora y sé exactamente como lo haré.
— ¿Te puedes mover? —Wynter dice, como si no hubiera más espacio.
La veo a los ojos, su delineado es perfecto como todo su rostro y su atuendo, su cuerpo y su vida.
—Claro —me hago a un lado y cuando voy a seguir con mi camino, Sabrina estira el pie para hacerme tropezar.
Ellas ríen escandalosamente y yo he cambiado las lágrimas por algo parecido al fuego. Estoy ardiendo por dentro, la ira me está consumiendo y es momento de extenderlo a otras personas.
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Editado: 18.03.2025