“—Esto es tuyo, por cierto”
Es lo que dijo Wynter antes de terminar el día cuando llego a mi escritorio y me tiró todas las notas que había recolectado sobre la cabeza junto con la caja.
Y como lo esperaba, ya había nuevos videos de mí en internet.
No sé porque rayos pensé que podía vengarme de ella. No puedo. Todo lo que hice, todo lo que hicimos fue en vano. Wynter realmente es indestructible y Edgar también.
Me rindo.
Estoy en mi casa, acurrucada en el sofá comiendo unos dulces de chocolate mientras lloro. La ventaja que esta casa sea solitaria durante la mayor parte del tiempo es que puedo hacer lo que quieran, incluyendo llorar sin que nadie me juzgue.
Hoy no hablé con nadie realmente, vi a Trey y a Destiny y a los demás pero no conversamos y en la hora de almuerzo, me quedé en un salón a solas mientras deseaba que todo esto fuera una pesadilla.
Pero es real. Una vez más, soy un chiste, una burla, un objeto de risas y de muchos insultos. Supongo que es mi culpa, ¿Por qué no simplemente me quedé callada? ¿Por qué no hice lo que había planeado al principio?
Tan solo resistir.
Nunca iba a lograr derrotar a Wynter, todo ese plan, cada cosa que hicimos fue una pérdida de tiempo y ahora que veo hacia atrás, fue infantil. Seguramente las personas se burlaran de eso, seguramente mis amigos ya no serán mis amigos y ahora, volveré a ser Lani la solitaria.
Tal vez este es mi destino. No estoy destinada a tener amigos, a sentirme bien, a vivir una vida pacífica. ¿Por qué fui tan tonta de creer que algo podía cambiar? Nada iba a cambiar.
No cambió cuando quise que los adultos me ayudaran.
No cambió cuando intenté no hacer nada e ignorar todo.
No cambió cuando alcé la voz.
No cambió cuando actué.
¿Por qué es así?
Estoy cansada de llorar, de sentirme perdida y olvidada. Ya no quiero ser así, ya no quiero ser yo. Wynter dice que me odia pero honestamente, no hay nadie que me odie más que yo.
Me odio.
Soy tan tonta.
Alguien toca el timbre y dejo de comer. Veo hacia la puerta y dudo si debo fingir que no hay nadie, nunca me gusta abrir la puerta cuando estoy sola.
Pero vuelven a tocar el timbre y me levanto, limpiando mis mejillas con el dorso de mis manos esperando que no luzca tan mal. Quizás es solo una persona vendiendo algo pero no quiero que nadie me mire así.
Me asomo por la ventana de al lado y aunque no se ve totalmente, distingo una silueta.
Es Trey.
Mi corazón se detiene. No sé porque está aquí. Hoy me he sentido avergonzada y lo he evitado tanto como puedo, también a Destiny. Siento que los arrastré a algo que no debí.
Me siento muy mal, quiero disculparme pero presiento que todos solos se querrán alejar de mí.
Mi teléfono suena y desde la ventana puedo ver que Trey sostiene el suyo contra su rostro. Me está llamando. Es obvio que estoy aquí, mi auto está estacionado al frente de la casa.
Espero que la llamada termine y me acerco a la puerta de nuevo, respiro profundo y abro.
Trey está ahí, de pie, con esa camiseta azul que llevaba en la mañana y que le queda bien, con su cabello de lado pero un poco despeinado y sus ojos que me han cautivado desde hace un tiempo.
¿Por qué alguien como él está frente a alguien como yo?
—Lani Lane —sus palabras salen como un susurro.
Respiro profundo. —Ah, ¿Qué pasa? ¿Qué haces aquí?
Junta las cejas. — ¿Qué hago aquí? Estaba preocupado por ti. Yo… intenté hablar contigo en la escuela pero te ibas y yo solo necesito saber cómo estás.
Trago saliva con mucha dificultad. —Estoy bien.
Puedo sentir las lágrimas acumulándose en mis ojos y parpadeo rápido para apartarlas.
Trey mira por encima de mi hombro. — ¿Estás sola?
Asiento. —Siempre lo estoy.
Trey da un paso hacia mí e inesperadamente, rodea mis hombros con sus brazos para acercarme a su cuerpo. —Aquí estoy ahora.
Mi corazón deja de palpitar. —Trey…
Se despega para verme, toca mi mejilla con una mano. —Habla conmigo, Lani Lane. No te escondas, no hagas esto.
Niego con movimientos cortos. —Deberías irte.
Rueda los ojos. —No lo haré, no hasta asegurarme que estas bien. No voy a dejarte a solas, no quiero que te pase algo… no quiero que hagas algo.
Junto las cejas. — ¿Hacer algo? No haré nada.
Su cuerpo está tan cerca de mí y mi corazón ahora no deja de acelerar su ritmo. No sé qué rayos está pasando pero es como si todas las emociones fueron revueltas y ahora todo da vueltas.
—Lani, no me alejes de ti —pide.
Bajo la mirada y las lágrimas se deslizan de nuevo.
Trey me toma de nuevo entre sus brazos y me estrecha con fuerza. Acaricia mi cabello, mi espalda, mis hombros. Me sostiene como si temiera que si me suelta, puedo caer en pedazos.
No sé qué rayos he hecho para que Trey exista en mi vida, no lo merezco, pero estoy tan feliz de tenerlo conmigo.
Luego de un momento, me despego, sorbiendo por la nariz. —Lo siento.
Acomoda mi cabello. —Entremos —pide.
Nos separamos y veo que se inclina, está tomando su mochila. Entra y cierra la puerta, dejando la mochila a un lado y se acerca de nuevo a mí para tomar mi mano.
— ¿Qué pasó, Lani Lane? —pregunta con suavidad.
Hago una mueca. — ¿No lo has visto? Todos los videos… todo lo que dicen de mí. Otra vez.
Niega, apretando la mandíbula. —Esto no está bien, no puedo creerlo. Lani, te prometo que yo…
—No —interrumpo—. No, Trey, ya no hay nada por hacer. Eso es todo, hay que aceptar que algunas personas estamos destinadas a perder. No importa lo que haga, la gente me odia. Incluso yo me odio.
Inclina el rostro. — ¿Qué?
—Es verdad, en realidad, creo que tú también terminarás odiándome. Trey, yo arruino todo, siempre lo arruino. No es hacerme la víctima, es la verdad. No importa cuanto lo intente, no importa lo que haga, siempre arruino todo. Yo estoy arruinando mi vida y no sé cómo detenerme.
#157 en Joven Adulto
#3241 en Novela romántica
amigos y amor, escuela drama, venganza dolor y amor inesperado
Editado: 18.03.2025