Aunque ya no estés

Good bye, soltería

Zara

- ¡Están locas! – grito mientras mis amigas me vendan los ojos.

- Shh, calla niña. Hoy será una noche especial, confía en nosotras.

- No confiaré en cinco mujeres que han vendado mis ojos con unos pantis.

Todas se ríen menos yo. Grace y yo hemos estado hablando desde el día de su caída y nuestra relación mejoró. Al parecer invitaron a Loren, la única chica que me habló cuando me uní a Luna Roja. Ella me enseñaba lo necesario para seguirles el ritmo. Luego, dentro del auto, se encontraba mi hermana y Olivia. Que decir de ella. Es una muy buena amiga y una excelente mujer, que supo abandonar los sentimientos que tenía por el hombre del cual estaba enamorada. No cualquier persona logra hacer eso, yo creo que nunca lo lograría. Y lo sé porque Otis me gusta tanto, que ahora mismo, estoy de los nervios por no saber donde está, con quien o que está haciendo. Respiro hondo y trato de relajarme. Hoy era mi despedida de soltera donde engañar estaba correcto. ¡Mentira! Seguimos juntos y eso sería infidelidad. Ni aunque me traigan al mismísimo Henry Cavill lo haría, o si…

- ¡Llegamos! – la voz de Liv anuncia que estamos en el desconocido destino.

- ¿Ya puedo sacarme tu calzón?

- ¡No! Nosotras te lo sacaremos.

Suspiro. Entre las cinco me bajan del auto y me indican donde pisar, si debo de subir un pie o bajar con cuidado. Entramos a un elevador… Lo sé por el ruido que hicieron y porque de repente estábamos todas apretadas como sardinas enlatadas. No se que piso era, pero ya habíamos llegado. Golpearon una puerta y el cambio de temperatura me chocó. Parecía una sauna ahí dentro. Entonces me sacan la maravillosa venda. Al principio me costó ver todo con claridad, pero poco a poco mis ojos se fueron acostumbrando a la escasa luz. Todo estaba decorado de una forma… peculiar. Había muchas personas que no tengo idea de quienes eran, pero ahí estaban. Me llevan hasta la terraza y me obligan a meterme al jacuzzi que había, supuestamente Grace para “entrar en el ambiente”. Cuando salgo, mi cuerpo tiembla. Me pasan una toalla y me envuelvo en ella. Me pasan una copa y nos vamos todas a la mitad de la pista enseguida.

- ¡¿Por qué hay gente que no conozco?! – pregunto con la voz media afónica por gritar tanto anteriormente.

- ¡Porque estamos en la fiesta de un amigo!

- ¡¿Qué?! – chillo.

- ¡Tranqui, Zai! ¡Ellos saben que es tú despedida, además de que te tienen una sorpresa! – Grace me guiña el ojo.

Entonces, las luces que antes estaban en azul ahora son rojas.

Que noche me esperaba…

 

- ¡Adiós, chicas! ¡Que se repita!

Trato de no hacer el mínimo ruido posible, pero es imposible. No coordino bien mis pasos y choco con unas de las mesitas donde había adornos. Antes de que un elefante de porcelana caiga contra el piso y de destruya, alguien lo logra agarrar. Levanto mi vista para encontrarme con unos ojos avellanas hermosos, unas mandíbulas igual de hermosas que Damon y unos músculos que son capaz de matar a alguien con solo un piñazo. Le sonrío, pero el sujeto no tiene cara de tener muchos amigos.

- Holaa, cariñito. ¿Qué tal tu noche?

- No tan divertida como la tuya.

- ¿La mía? – hago un gesto con la mano, para quitarle importancia a mi situación – No pasó nada…

- Zara…

- Otis, ¿tienes caramelos de yo…? – me tiro al piso a vomitar todo lo que había tomado.

Mi prometido mientras gruñía me levantaba. Me llevó escaleras arriba hasta nuestro baño. Hizo una coleta con su mano para que mi cabello no me molestara. Cada vez el vomito aumentaba. Me dolía la cabeza y la garganta. Mañana estaría jodida. Cuando por fin termino de vomitar, me siento en el inodoro. Todo daba vueltas…

- Hueles a alcohol y a cigarrillos. Hora de bañarse.

- Estoy bien… ¡Otis!

Grito cuando mi cabeza está en su trasero y mis piernas en su hombro. Cargaba de mi como si fuera una bolsa de papas. Pero doy el grito mas alto del mundo cuando siento el chorro de agua fría caer por todo mi cuerpo. Estaba temblando y el muy maldito se reía de mí. Esto no se iba a quedar así. Agarro el duchero y lo mojo por completo.

- ¡Zahara Hyland! ¡Detente!

Me río sin parar.

- ¡Lo siento, musculitos! ¡Hora de bañarse!

Entre mas risas, se saca su ropa y entra a la ducha conmigo. Luego de eso, ambos caíamos en los brazos de Morfeo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.