Aurelia "La caníbal"

ADN

El comandante salio del lugar sintiéndose algo extraño, un escalofrío lo recorrió desde los pies hasta la punta del cabello, y pensó: Tengo que ver qué hacen en la noche.


Se sintió muy cansado y con mucho sueño, la señora Aurelia le puso un poco de dulces sueños para que dormirá mínimo diez horas, así que efectivamente dormirá como un bebé, soñando cosas lindas y hermosas.


El comandante llegó a su casa y se aventó a la cama, no duró ni un minuto despierto y cayó en un profundo sueño hasta que dieron las doce del día, jamás había dormido tanto y tan bien, tubo lindos sueños, se quedó sentado a la orilla de la cama y terminó agradeciendo a la señora de los dulces: no se que le puso a mi café, pero gracias señora Aurelia, jamás había dormido también, pero la ley es la ley, y se se comenzó a desvestir para darse un baño.


La Ciudad de día es muy hermosa con sus preciosos paisajes, con la amabilidad de la gente, su gran gastronomía, sus lugares turísticos, pero de noche, el enorme frío hace que todo esté cerrado, no hay mucha iluminación porque nunca había problemas de homicidios o robos por lo que hay zonas que parece boca del lobo, la gente que llega a salir de noche a caminar por alguna cuestión necesaria va con lámpara, porque recuerden que no da la luz del sol y por consiguiente tampoco entra la luz de la luna.


El comandante ya que se baño, se dió el día, no quiso pensar en problemas, se sentía también que fue a visitar algunos amigos y a caminar por el centro, pero tenía planeado espiar en la noche la casa de la señora Aurelia.


Llegó la noche y era momento de hacer otra visita pensó el comandante, al mismo tiempo que se ponía un chamarra y encendía una lámpara, salió y sintió un viento helado, en verdad estaba muy oscuro y silencioso, monto su caballo y se acercó lo que más pudo para que no lo escucharán, amarró su caballo y lo dejo a una calle, comenzó a caminar y se escuchaban las piedritas al pisar, de pronto escuchó más ruido al pisar y pensó que había alguien, se paró totalmente y no había nadie, se dejaban de escuchar las otras pisadas, siguió su camino y se repitió lo mismo, está vez sintió un escalofrío terrorífico, dejo de caminar pero está vez con la luz de la lámpara, se podía ver el vao de otra persona, al momento busco con la lámpara en todos los sentidos y nada, sus nervios comenzaban a traicionarlo, se tranquilizó y soporto dos veces más la misma situación y sin detenerse, está vez llegó hasta casa de la señora Aurelia, se podía ver que estaban despiertos, busco por dónde asomarse, solo se escuchaba el crujir de la llerba, por lo que camino sijilosamente hasta una ventana, se asomó y si se podía ver todo lo que hacían, herbian productos, los destilaba, amarraban los dulces, los que se veían más misteriosos era la señora Aurelia y la otra persona mayor, quien sabe que tanto hacían, la señora como si estuviese platicando con alguien en voz baja, a su lado estaba la bolsa negra, y su ayudante se metía a un cuartito casi corriendo y regresaba masticando algo, habrá sido un pedazo de carne de uno de sus brazitos del niño, o le gustan mucho los dulces que venden, ¿pero porque a escondidas de los demás?; así estubo el comandante más de treinta minutos hasta que un chillido como de un animal rompió el silencio de la zona, era tan desgarrador que le erizó la piel, trato de identificar de dónde provenía ese chillido tan lastimero, cuando de momento la señora Aurelia levanto entre sus  manos a una mandrágora con un rostro infernal chillando como puerco antes de ser sacrificado, el sonido era ensordecedor, en eso la señora Aurelia levanto un Acha y terminó con ese estruendoso ruido  partiendo a la mandrágora por la mitad, fue tan impresionante que el comandante presintio que iban a salir a ver si alguien había  escuchado.


La señora Aurelia después de partir a la mandrágora por la mitad, le pareció haber escuchado algo, presintio que alguien la espiaba, pero ella tiene la facilidad de hacer viajes astrales y se dió cuenta que el comandante estaba husmeando nuevamente,  para darle un aviso que ella sabía que estaba husmeando nuevamente, pero cuando la señora Aurelia es molestada, por las buenas es buena y por las malas es el peor enemigo y no hay quien la pare, quiere darles un escarmiento.


El comandante huyó despavorido del lugar, pero le pareció haber visto a la señora Aurelia en la otra acera, volteó y no había nadie, se fue con la imagen impactante de la mandrágora, se dió cuenta a lo que se enfrentaba.


Sin duda, la magia de la señora Aurelia abrió portales Inframundo, incluso a de tenía demonios custodiando su casa y sus alrrededores.


Llegó el comandante a su casa y se metió corriendo, entro al baño y de reojo, vió una sombra que caminó en su sala, saco su arma y sijilosamente busco, no vió nada, frotó sus manos en su cara mientras se sentaba, se tranquilizó pero escucho un ruido tan estrenduoso en la cocina y tan fuerte que vibraron las ventanas, se paró rápidamente al mismo tiempo en que desenfundaba su arma, otra vez no había nada, esto se está saliendo de control, pensó viendo a todos lados.


La tranquilidad de la ciudad era tanta que el comandante no tenía otros asuntos por atender en la comisaría, así que contaba con todo el tiempo para investigar los dos homicidios, el sabía que dando con el asesino solucionaba los dos casos.


Después de tanta presión, el comandante se acordó de los dulces mágicos y se le ocurrió una idea. 


--- los haré probar los dulces de la verdad, si funciona estarán confesando su delito, el que nada debe nada teme, pensó el comandante muy emocionado.




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