Aurelia "La caníbal"

Jonás el cazador

A la mañana siguiente, la cruda era ¡Tremenda!, tanta que le dijo el padre Damián al conserje:

--- no llames a misa tocando las campanas, ya saben en donde y a qué hora es la misa...-- ok padre.


El comandante dormía sentado en el confesionario sin zapatos, Rogelio y Fernando dormían en las bancas de la iglesia, también se habían quitado sus zapatos, el padre Damián lógicamente durmió en su recámara con calefacción; dormían plácidamente cuando fueron despertados por el conserje de la iglesia Lorenzo, él siempre  llega a las seis y media a barrer la iglesia, ponerle agua a todas las flores, cambiar las veladoras y tocar la campana para misa de las ocho.


--- Órale muchachos levántense vámonos con la señora Carmencita, ¡hace una birria, chingona!... --dijo el padre Damián al mismo tiempo que se echaba un caballito de vino de consagrar para la cruda.


--- ¡Hey, amigos!, Ya va venir la gente a misa, ¡ya levántense!--decía el padre Damián, los chicos al abrir sus ojos se sorprendieron dónde se encontraban, veían el lugar como si con su actitud hubiera profanado el lugar sagrado,  se sentían el peor de los pecadores aún sin saber la verdad que fue solo beber; cada uno trataba de recordar mientras se ponían sus zapatos y se limpiaban sus chinguiñas , se fueron al baño a lavarse y  lo hicieron con tanto respeto que sentían que al lavarse la cara y las manos, lo hacían con agua bendita, se sintieron por primera vez, limpios de piel y alma, incluso cuando hicieron del baño y le jalaron a la cadena, observaron toda esa agua bendita que se llevaba sus desechos, se vieron uno al otro y dijieron:


--- forzosamente hay agua bendita en toda la de la iglesia, todos estuvieron de acuerdo y salieron al estacionamiento a esperar al padre Damián.


--- bueno hijos, vamos por algo para la cruz-- comentó el padre Damián.


--- ¿Flores  padre?--Comentó Rogelio ...


---- jajajaja, no hijo, ¡algo para la panza hijo! para la cruda... ¡La birria!.


--- Jajajaja todos rieron a la vez.


Llegaron al mercado y pidieron su respectiva birria acompañada de un vasito del pulque para la cruda, como dice el padre Damián, ¡Pa la cruz!.


El cazador de brujas y demonios se encontraba a unos cuarenta minutos del mercado, así que se fueron caminando para sudar un poco más después de una buena enchilada y una borrachera inolvidable.


Cada vez había menos casas y más llano entre ellas,por fin llegaron a un casuchon viejo y descuidado, el olor era a carbón y algunas hierbas, se escuchaba el ruido de gallinas, puercos, una vaca y dos perros que comenzaron a ladrar para dar aviso de nuestra llegada, en ese preciso instante se asomó entre las cortinas de una ventana un rostro rudo, y algo viejo que gritó desde adentro:


--- ¡no se muevan!  ¿a quien buscan?...


---  ¡buenas tardes Jonás, soy el padre Damián hijo y unos amigos!, ¡Queremos hablar contigo!-- Gritó el padre Damián.


--- ¡padre Damián, no lo reconocí, permítame!... -- Gritó Jonás.


--- salió con un rifle, con la mira abajo.


Se saludaron y el padre Damián, le presento a los demás, cuando salió Jonás, se veía muy robusto, su altura de un metro noventa y ocho centímetros imponía, su rostro no presentaba ningún signo de debilidad, la barba claramente expresaba la experiencia indiscutible en el tema, sus manos estaban marcadas por algunos signos de protección contra el mal, al estrechar su mano sentías esa confianza anhelada, gracias al apretón firme y fraternal.


--- ¿para que soy bueno padre Damián, que necesitan?...


--- mira hijo, voy ir al grano para no quitarte el tiempo-- dijo el padre Damián mientras pasaba su brazo por la espalda invitandolo a caminar...


--- este señor es el comandante Stevens de Swirl, al momento lo señalaba.


--- lo he visto-- contestó Jonás...


--- bueno, están investigando los asesinatos de los dos niñitos y unas desapariciones recientes de otros, una especie de ave gigante se los arrebata a sus padres, se va volando, los picotea, se va burlando a carcagadas, se los medio come, hasta que mueren del dolor, y los suelta desde las alturas al centro de la ciudad...-- Sí, escuché algo así-- contestó Jonás.


--- pues se les presento un grave problema mientras investigaban...-- dijo el padre Damián.


--- ¿conoce a la señora que vende dulces en las escuelas?...-- preguntó el comandante Stevens.


--- si claro.


--- es nuestra principal sospechosa-- dijo Stevens.


--- esa señora me parece que no es lo que aparenta, de hecho me dió mala espina que vendiera esos dulces mágicos cuando la mayoría sabemos que se dedica a la brujería; si no la sacamos del pueblo es porque la gente la consulta la busca...-- contestó Jonás.


--- ¡claro!... si no molesta a nadie no hay motivo para correrla de la ciudad o  castigarla, pero algo sucedió qué ahora está involucrada en estos homicidios y desapariciones; ya la habíamos detenido pero se dió a la fuga, con eso se demuestra que tiene culpabilidad en los crímenes--  comentó Stevens.




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