Las luces rojas y azules de la sirena apartaban a los vehículos por la oscura autopista. Carrasco, sentado de copiloto era el encargado del megáfono para apartar a los más atrevidos conductores, o indicarles que se salten el rojo. Detrás de ellos Aurora aun estaba débil, hechada sobre el asiento empezó a abrir poco a poco los ojos divisando las luces de la patrulla. «No por favor, al hospital no» intento decir pero las palabras no brotaba de su boca. La patrulla dio vuelta a la izquierda entre las avenidas Libertad y Amat.
- Por aquí llegaremos mas rápido, dijo Ventura, quien conducía el vehículo.
Las calles oscuras de Amat eran hogar perfecto de ladrones y drogadictos de la peor calaña. Parecíano importarles las luces de la policía, muchos seguían consumiendo cocaina y otros vendiendola entre los callejosnes. En ese instante Carrasco vio entre los edificios a una pareja tener sexo en la calle. De pronto un disparo y el grito de una mujer alertó a los oficiales, pero no fue mas que un susto para Ventura quien no se detuvo y continuo camino al hospital.
- Debemos volver - Señalo Carrasco - puede estar herida.
- Ella sabe a lo que se metía cuando entro a estos callejones, además ya tenemos a una herida aqui atrás, ¿no quieres q esto se convierta en ambulancia o si?
Carrasco enmudecio ante las declaraciones de su compañero, en todos los años de servicio jamas vio un hombre tan déspota como Ventura. Bajaron la pendiente al final de la calle a toda velocidad.
- Bueno llegamos - señalo Ventura.
Ambos se sorprendieron al ver por el retrovisor que no había un cuerpo en el asiento posterior.