Aurora-La muñeca rota.

El comienzo de mi perdición (Parte I)

Aún recuerdo la sensación de sus dedos jugar con mi cabello que caía sobre mi espalda, el sentado en el mesabanco detrás de mí, se veía distraído, hasta que noto que lo observaba, me soltó y  desvió su mirada,  en ese entonces no me había percatado que me gustaba. Para mí solo era otro compañero de clases, me llevaba bien con él, las charlas eran agradables, me gustaba estar con él, el por su parte me contaba cosas de su infancia, cosas que no sueles contarle a cualquier persona. 

Un día mientras charlábamos el reviso su celular y ¡¿Qué fue lo que vi?! … una fotografía mía. Talvez suene extraño, pero no sueles tener fotos de otra persona solo porque si, ¿No? Le pregunte qué porque estaba eso ahí, se puso nervioso y se quedó callado, hasta que dijo que solo era para molestar a otro compañero, obviamente no le creí.

Poco a poco las cosas cambiaban, podía notar como él se ponía nervioso cuando me acercaba demasiado, yo tenía una sensación extraña en mi pecho. Recuerdo muchas cosas a pesar de que eso paso hace bastante tiempo.

Mientras que una persona habla es normal prestarle atención, nos encontrábamos sentados en las bancas de los jardines, las clases había terminado, casi no había nadie en los pasillos, el platicaba y yo veía como los rayos de sol que se filtraban a través de las hojas de los arboles  caían sobre su rostro, me quede anodada… “¿Por qué me miras así?” Su voz se escuchó quebrada.  “No lo sé”.

Mi débil corazón latía, podía sentir, al fin era capaz de sentir algo… sentía una cálida sensación cuando estaba con él, el vacío que antes había parecía que se llenaba, pero. ¿Cómo decírselo?

Siempre eh sido una persona popular entre los chicos, pero rechace a todos, yo solo seria de él, me entregaría a él completamente, solo lo quería a él.

Cuando mi corazón volvió a fallar y falte a clases, él fue la primera persona en preguntar por mí.  A veces leo los mensajes que me envió y no puedo evitar sonreír como estúpida.

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El día era nubloso, platicábamos como siempre junto a otros compañeros, esa vez no tuvimos clases, pero decidimos quedarnos a pasar el rato. Las gotas comenzaron a caer, los demás corrieron a un salón a refugiarse.

-Cárgame- Alce los brazos.

No sé porque dije eso, no sé qué realmente pasaba por mi mente, se acercó a mí,  doblo las rodillas, puso una mano en mi espalda y  con la otra me levanto del suelo.  Me cargo como princesa, en vez de un saco de papas. Creí que no lo haría…

Mi respiración se aceleró, estaba demasiado cercas de él, demasiado. Comenzó a caminar, subió los escalones, me aferre a su cuello, no quería caerme, realmente no lo quería soltar, escondí mi rostro entre su cuello… dejo de caminar. Vi su rostro y el me vio a mí, no sé cuánto tiempo paso,  hasta que los demás nos gritaron que si no entraríamos al salón, y me soltó.

Estaba convencida que sin darme cuenta me había enamorado perdidamente…




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