Ausencia de pastel

Capítulo 6

「28 de diciembre del 2015」

Una vez más, tenía que tolerar ese martirio al asistir a clases. Pasé por la puerta y mi primera impresión me dejó el peor de los sentimientos, a punto de quebrarme cuando quería contenerme... Por primera vez, Kishō no estaba sonriendo. 

¿Por qué no podía sentir su cotidiana alegría? ¿Se estaba repitiendo el problema con las chicas de la ocasión pasada? 

Kishō también es humano, sin embargo, ¿por qué tenía esa expresión tan sombría?

Si no lo conociera, diría que parece un hombre derrotado y que se ha rendido en la vida de una buena vez. Ojalá no se tratara de eso.

Pasé de largo y me senté en mi lugar, sin tomarle importancia pese a lo preocupado que estaba en ese instante.

Él no merecía eso, nadie, mucho menos Kishō, ¿de qué forma podría otorgarle su alegría nuevamente?

El temor y la preocupación me venció, por lo que saqué una hoja de mi cuaderno, la arranqué y escribí en ella una nota que decía:

"Sonríe, por favor...

Yui no vendrá a casa esta noche, así que podemos hablar el día de hoy, en mi casa".

Nunca me he considerado adecuado para ese tipo de mensajes, mi comunicación tanto oral como escrita está clasificada como un caos total. Incluso en ocasiones me gustaría ser como ese autor que tanto admiro. 

No obstante, cuando dejé de pensar en el trabajo de ese escritor, noté que el viejo Kishō estaba de regreso con esa alegría en su rostro. ¡Qué comodidad y calidez!

De verdad quería que él siguiera feliz e ignorara esos comentarios de una vez por todas...

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No quedaba tiempo, la hora acordada había llegado y restaba poner en acción lo que planeé tiempo atrás para que dejaran a Kishō en paz.

Por primera vez, Kishō tocó la puerta antes de entrar, así que no dudé ni un segundo en abrirle y dejarlo pasar.

—Quiero ser breve, así que... entra a mi habitación, por favor...

Un segundo... ¡un segundo! No, parecía que lo había citado con otra intención. ¡¿Por eso estabas tan feliz?! 

Bien... ¡Tal vez yo soy el que imagina esos disparates!

Kishō pasó tranquilo y avanzó hasta mi habitación sin decir nada. Se sentó sobre mi cama y soltó su cabello mientras que iniciaba nuestra charla.

—¿Qué ocurre, Tsutomu? Estoy seguro de que escucharte lo que decían las chicas me preguntaron si quería salir al karaoke. Me imagino que el extraño comportamiento que has presentado los últimos días se debe a eso, lo lamento.

—Sobre eso quiero hablar.

—¿Hablar sobre eso? ¡¿Entonces te llegaron mis palabras y sí vamos a adoptar una niña?!

—... ¿Qué? ¡Deja de sacar comentarios tan aleatorios! ¡No tiene sentido nada de lo que dices!

Oh, no, justo ahí perdí la concentración sobre lo que iba a decir, ¿por qué seguía mezclando esos sucesos en un momento tan crucial? ¿Y a qué se debía que siempre hablaba sobre temas tan inusuales? ¿Acaso tenía toda su vida planeada en secreto?

—Pareces una madre con una belleza singular —mencionó Kishō—, pensaba que tal vez...

—Quiero que dejes de hablarme de ahora en adelante, Kishō.

No sé si lo creería, pero esas palabras... Una simple oración como esa causó en mi interior un dolor más intenso que aquel que pasé durante esos días descuidados en los que llegué a desmayarme. No quería eso, nunca lo pediría. Yo... odiaría si Kishō dejara de hablarme en algún punto de mi vida.

—¿Lo dices por lo que ocurrió en la escuela? Me niego.

—¡Estoy cansado de tener que aguantarte, hombre!

¿De verdad tenía que seguir diciendo eso? ¿No podía detener esa farsa de una vez por todas? ¡Lo haré por tu bien, anda! No importa si duele, yo... estoy dispuesto a alejarme si con ello dejan de molestarte, si con ello vuelves a ser feliz...

—Mientes —respondió a la brevedad y con su voz más grave de lo usual, siendo esa la primera vez que se veía enfadado—, ¡mientes! Desde hace tanto tiempo quería hablarte, así que no me quedaba otra opción más que guardarme mi admiración y respeto. Y con solo conocerte un poco, me doy cuenta de que estás sufriendo por intentar alejarme, Tsutomu. No quiero que te sientas de ese modo, ¡vamos a superar esa barrera!

—Los de la clase sueltan unas miradas terribles de solo imaginar que estamos juntos, ¡estoy seguro de que podrían hacer algo peor! Lo ideal es que me aleje de ti, no mereces recibir ese daño, no quiero que te señalen como una mala persona.

—¿En serio me pides que me aleje por ese motivo?... ¿Por qué, Tsutomu?

—Tú... ya sabes... ¡Amo tu sonrisa! —exclamé con una expresión llena de rabia y tristeza— Amo todo lo que proviene de ti, estoy seguro de que me dolerá mucho si desaparece por mi culpa. Quiero que seas feliz, es lo único que busco...

—Tsutomu... Seré feliz siempre que tú estés junto a mí. Ignoremos a los demás, lo importante es aceptarnos como somos nosotros mismos.




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